Capítulo 2

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"te lo juro que estaba vestido tal cual dijo la vidente" le repetí por tercera vez a Clara. Después de haber visto a mi supuesto chico cambia vidas, había corrido a mi habitación para llamar a mi mejor amiga. Me había excusado con mi mamá, diciéndole que de repente me sentía mal, la verdad es que estaba más perfecta que nunca, exceptuando por un constante mareo que me había agarrado cuando él apareció con dos tazas con chocolate caliente y un plato con galletas.

"¿y cómo es? ¿es lindo?" me preguntó Clara tan emocionada, que parecía que se había quedado sin aire. Como consecuencia la pregunta salió más bien como un grito ahogado. ¿si era lindo? Se podía decir que si, si se consideraba lindo a un cuerpo trabajado, ojos casi verdes profundos y una sonrisa asesina. Una sonrisa que si me la dirigía a mí, podía hacer que se derritiera la nieve de la isla.

"si" contesté. No quería darle detalles sobre mi chico predicción. Por alguna razón quería mantenerlo para mí, por lo menos hasta que supiera de que iba toda la cosa. Tal vez él ni se percataba de mi existencia, ni se detenía dirigirme la palabra y entonces pensar en él, preocuparme por él, sería un innecesario trabajo cerebral.

"voy a cambiarte por una amiga que este acostumbrada a responder con más que un monosílabo" se quejó Clara. Que le iba a hacer yo no podía cambiar mi propia naturaleza. Detallar las cosas no estaba en mi persona.

"perdón" pedí antes de darme cuenta que había vuelto a hacerlo.

"________, llegó Sean, te llamo mañana" se despidió Clara. Cada vez que llegaba el novio, nuestra conversación se terminaba. Y me parecía bien, no era como que me gustara que el novio de ella se enterara de todas las situaciones que presentaban un dilema en mi vida.

Me dejé caer en la cama. La verdad era que no quería volver a bajar. Estaba demasiado nerviosa para verlo. ¿Por qué? Me pregunté. Era solo una persona que no conocía, no entendía porque él tenía que causar ese efecto en mí. ¿Por qué tenía que evitarme de tomar un rico chocolate caliente, en medio de un día al estilo Antártida? Aun así, me quedé en mi habitación.

Mamá apareció tiempo después golpeando la puerta. No fue hasta entonces que me di cuenta que me había quedado completamente dormida.

"venía a ver si estabas bien" explicó mi mamá "supuse que estarías cansada y te habías quedado dormida". Estaba cansada, pero no era la razón por la que me había dormido. Había sido más bien el efecto que me había causado mirar al techo por más de una hora.

"si, estoy bien" le aseguré a mi mamá dándole una sonrisa tranquilizadora. No era de esas madres que se preocupa por todo y que enseguida hace un escándalo cuando no sabe dónde estoy o que estoy haciendo. Pero aún era poseedora de ese gen materno que se activa después de tener el primer hijo, y como tal era mejor mantenerla tranquila.

"Clemencia ya sirvió la cena" me avisó acomodándome un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. A diferencia de mi mamá, mi pelo era castaño rojizo. Como el de papá. Mi cara estaba cubierta por una basta extensión de pecas, que francamente odiaba. Mis ojos eran del mismo color que los de mi mamá, lo único que había heredado de ella. "dijo que si tenías hambre, aun puedes bajar y comer algo"

Tenía hambre, mucha, no había comido nada desde la asquerosa cena que nos habían servido en el avión. Tal vez no estaba tan feo. Pero mi odio hacia los aviones hace que todo lo que pase en ese tubo de metal con alas me parezca malo, aburrido, o feo.

"seguro que ahora bajo a comer algo" dije aun sonriéndole. Asintió con la cabeza, antes de darme una caricia en la mejilla. Mi mamá estaba metida en todo eso de que hay que expresarles el cariño a los hijos con gestos, así que solía abrazarme, acariciarme el pelo, y siempre darme el beso de las buenas noches. Eso hizo. Y después salió hacia su habitación al lado de la mía para acostarse a dormir. A diferencia mía, ella no había pegado un ojo desde que habíamos llegado.

Corazón Nevado (Juan Pablo Villamil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora