Después de que tanto Clemencia como mi mamá y Juan Pablo se fueran, me había propuesto que ese iba a ser un día solo para mí. Un día en el cual disfrutara la compañía de mí misma. Subí a mi habitación y me cambié. No tenia pensado salir, así que me puse un pantalón de jogging blanco, en los pies mis pantuflas y arriba una camiseta rosa con un conejo de playboy. Me la había regalado Clara para el día de mi cumpleaños en una especie de broma. La camiseta venia con un conjunto de encaje, para el cual me faltaban años para usar y mucha delantera para rellenar.
Al llegar a la planta baja me puse a cocinar. Iba a hacer cupcakes e iba a pasar un buen rato decorándolos. Tal vez podía hacer algún diseño estilo mi pequeño pony, con arcoíris y mucho color rosa. Me gustaban las cosas infantiles, todavía me podían. Cuando terminé de ponerlos al horno, me ubiqué en la sala a leer un libro. Era una simpática novela romántica para adultos jóvenes. Ya saben, lectura ligera. Cuando escuché que el timbre del horno sonaba me dirigí hasta ahí. Los cupcakes estaban perfectos. Dejé que se enfriaran un momento y entonces me dispuse a preparar la mezcla para decorarlos.
No estaba segura cuanto tiempo había estado dibujando nubes y corazones cuando un trueno en el cielo me sacó de mi tranquilidad. Miré el reloj que colgaba en la pared de la cocina y decía que estaban por ser las cuatro de la tarde. Se suponía que mamá y Clemencia ya deberían haber vuelto, o por lo menos estar en camino. Me quedé tildada un momento hasta que el sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos. Me limpié las manos con un trapo y corrí hasta la sala donde estaba el aparato sonando en el sofá.
"hola" atendí. Del otro lado se escuchaba el sonido del viento violento. Otra vez no, por favor no.
"__________ es mamá"
"má ¿Qué pasa? Escucho viento" dije gritando. Temía que ella no me oyera.
"___________, la tormenta se está poniendo muy fea, con Clemencia vamos a quedarnos acá hasta que mañana mejore" ¡No! ¡No quería otra vez!
"bueno, cuídense" dije. Me pareció que me quiso decir algo más pero ya había colgado. Lo bueno era que ya estaba refugiada y estaba en casa. Volví a la cocina y seguí con mi labor pastelera. Minutos después otro trueno azotó los cristales. Me quedé en silencio un momento hasta que escuché otro ruido. Solo que ese no había sonado como un trueno, parecía más bien un golpe. Estaba estática, no había notado cuan asustada estaba. Entonces volví a escucharlo. Parecía venir de la puerta. Tomé del cajón el cuchillo más grande y lo aferré con mi puño detrás de mi espalda. ¿Quién podía ser? Afuera la tormenta ya se estaba poniendo fea. Avancé hasta la puerta y abrí lentamente. Entre la cortina de nieve volando se veía una persona escondida detrás de una bufanda, con un enorme abrigo y la capucha puesta.
"¿Quién?" pregunté en un grito. No había notado cuanto ruido hacia el clima horrible que estábamos teniendo.
"déjame pasar _________" escuché que decía su voz. Me corrí a un lado y entonces lo vi entrar apresuradamente al interior de la sala. Se bajó la bufanda y se sacó la capucha dejando al descubierto sus mejillas rojas por el frio, al igual que su nariz, y su cabello todo despeinado por el viento. Estaba...adictivo. "¿Qué piensas hacer con eso?" preguntó señalando a mi mano. Seguí su camino y vi mi cuchillo. Le di una sonrisa avergonzada y lo escondí detrás de mi espalda.
"no esperaba a alguien con esta tormenta" expliqué.
"estaba donde señora Douglas y pensé que no te podía gustar estar sola en la tormenta, además me quedaba más cerca tu casa que volver al hotel" por mí no había ningún problema, exceptuando uno: que estábamos solos.
"gracias por pensar en mi" eso sonó demasiado...meloso, pero era verdad, agradecía que se hubiera acordado de mí.
"siempre lo hago, más de lo normal tal vez" no me hagas esto Juan...me estas matando.
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Corazón Nevado (Juan Pablo Villamil)
Fanfiction____(tú) se ve obligada a dejar Texas junto a su madre para mudarse a un pequeño pueblo. En un arranque de locura, su mejor amiga la convence de que lo mejor será que visite una vidente para descubrir lo que tiene preparado para ella el destino, sin...