Capítulo 12 (Parte Uno)

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Mi primer día en el nuevo instituto.

Sin duda no estaba preparada y lo más probable era que nunca lo estaría ¿cómo estaría preparada para un cambio tan grande? Lo que más me asustaba era el hecho de que estaría rodeada de adolescentes millonarios y egocéntricos, y yo, viniendo de una institución pública en donde a duras penas tenía para las cosas básicas y aún así eso era mucho decir, ya que ni siquiera tenía papel higiénico, en cambio había una profesora que vendía papel y toallas higiénicas; todo esto a expensas del rector.

¿Y si me perdía en ese extenso instituto? Había visto algunas fotografías de este mismo en internet lo que me permitía saber que era bastante grande.
Ya incluso podía sentir las burlas sobre mi físico y mi posición económica.

—Toc, Toc, Toc— Cantó una voz llamando a la puerta de la habitación y era más que obvio que Heister no era, ya que tenía más modales un mono sin entrenar que él. La puerta se abrió dejando ver a una sonriente Francesca  —¿Estas lista, Dovs?

—Sí, Frankie, solo me termino de peinar y voy ¿vale?

Ella pareció dudarlo, pero luego dijo: — ¿Me permites… mmm… hacerte un pequeño cambio de ropa?

La miré ceñuda, luego miré su atuendo y su delgado cuerpo —Toda mi ropa es igual que esta y es más que obvio que no me quedará la tuya.

Su sonrisa se expandió —Por eso mismo ayer me tomé la molestia de ir de compras, por esa razón no me viste en todo el día. Ya vuelvo. — lo dijo tan rápido que  ni siquiera me dejó hablar, simplemente salió de la habitación. A los pocos segundos llegó con dos bolsas en mano.

—No debiste hacerlo, Francesca— le reproché.

—Tómalo como un obsequio de bienvenida, además tu primo Flynn y Lance ayudaron con los gastos—dejó las bolsas sobre la cama—  tampoco fue mucho dinero.

Le agradecí y le sonreí sin mostrar los dientes, ella correspondió mi sonrisa mientras buscaba alguna prenda en las bolsas. Momentos después sacó un vestido de flores y unos botines color café.
La miré con curiosidad. Yo odiaba las cosas floreadas, al igual que los lunares.

—Ahora te pondrás esto y lucirás espectacular en tu primer día de clases — cantó la última palabra como si cantara opera.

Reí—No creo poder hacer eso ¿Podemos ir a una cirugía plástica primero?

Esta vez quien rió fue ella.

—No seas tontita, Dove —negó con la cabeza —Date prisa que empiezas en… —miró el reloj en su muñeca— treinta y dos minutos —volteó a mirarme con los ojos bien abiertos— Vite, vite, vite —Dijo en lo que supuse era francés mientras me entregaba el vestido y salía de la habitación. Supuse que lo que dijo era algo como; muévete, muévete o rápido, rápido.

Me desvestí quedando nada más en ropa interior, cuando estaba a punto de tomar el vestido, la puerta se abrió abruptamente, un grito muy agudo salió de mi garganta, posteriormente me cubrí con la almohada que estaba sobre el cubrecama.

— ¡Oh mi Dios, oh mi Dios, oh mi Dios! —un extenso grito salió de la garganta del intruso—Lo siento, lo siento, lo siento —el rubio de ojos azules cerró sus ojos con extrema intensidad, tanto así que sus lentes casi caen del puente de su nariz.

— ¡RIVER! —Gritó Frankie entrando rápidamente a la habitación, el chico solo se quedó inmóvil — ¡SAL YA!

El chico, aun con los ojos cerrados, se dirigió a la puerta tropezando con varias cosas en el transcurso.

Cuando estuve de nuevo sola en la habitación, me vestí rápidamente y salí a toda prisa cuando escuché el claxon del auto de Flynn en la entrada, él nos llevaría a Frankie, River, Colt (que aún no sabía muy bien quien era debido a que era mala con los nombres) y a mí. No sabía cómo verle la cara al rubio después de lo que había pasado hace unos minutos.

¡Una gorda en Kingma Beta! (+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora