Capítulo Treinta Y Seis

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—¿Qué pasa, chicos? — dije al llegar a la habitación — pareciera que... — se hubiese muerto alguien, eso era lo que pensaba decir, muy inapropiado de mi parte, la verdad.

Las personas en la sala sólo voltearon a verme, no dijeron nada, ni siquiera Romeo quien era el que siempre respondía primero.

— Tardaste más de veinte minutos y Dexter se fue sin ti — habló Daxon.

Suspiré.

Mierda, ahora tendría que tomar un taxi.

— Te ves bien con ese vestido — comentó Harvey — ¿Has considerado usarlo con una bandana?

— ¿Qué? No, eso le arruinaría el outfit — habló Leon — mejor un collar con alguna piedra preciosa.

— Yo creo que así se ve perfecta — mi corazón se aceleró y la cara de todos los presentes entró en confusión.

¿En serio Heister había dicho eso?

Heister se aclaró la garganta — tan sólo si fueras más bonita — ese SÍ era Heister.

— Ella es bonita — le recriminó Romeo, posteriormente volteó a verme— ahora vete, que se te hará tarde.

— Sí, por supuesto, hasta luego, chicos — me despedí con la mano.

— No, espera, Dove... — se posicionó a mi lado — También me voy.

Keegan y yo nos despedimos de los demás y nos dirigimos a la entrada.

— ¿Fui el único que casi tiene una erección? — escuchamos a lo lejos.

¿Ese era Lance?

Keegan y yo nos volteamos a ver estupefactos.

— Eres grotesco — le dijo Daxon.

— ¿Pero es que la vieron? ¡Dios! — ese era Xander.

— El escote era perfecto — Lance de nuevo.

— Mejor vámonos, Dove, ya me siento incómodo — murmuró Keegan.

Asentí con la cabeza.

Quería seguir escuchando, pero sabía que era inapropiado hacerlo.

— ¿Hablaban de mí? — pregunté incrédula , Keegan asintió con la cabeza.

Se sentía raro eso.

Es decir... nunca me había pasado... o no sé... era raro.

— ¿Quieres que te lleve? — preguntó rompiendo en incipiente silencio.

— Te lo agradecería mucho.

— Por supuesto, aun tengo guardada la dirección que me enviaste anoche.

Nos subimos a su auto, no sin que antes Keegan me recordara — como siempre — ponerme el cinturón de seguridad, no sabía cuál era su manía, pero su auto, sus reglas.

Pronto empezó el recorrido, con música de fondo, empecé la conversación.

— No me dijiste que querías ser parte de Kingma Beta.

— Si... ¿Recuerdas cuando conocí a Dexter? — Asentí con la cabeza — bueno... hace unos días el fue al colegio por mí... es decir... buscándome — sus dedos tambolirearon en el manubrio — me propuso ser el nuevo líder y como es mi último año y obviamente voy a ir a esa universidad, acepté.

—¿Dexter te lo pidió? ¿Cómo es eso posible? ¿Por qué? —no lo podía creer.

— Según lo que me dijo fue que vio mis dotes de líder en los entrenamientos de... bueno... todos los deportes que práctico y dijo que era perfecto para la nueva generación de Kingma Beta... ya sabes, para seguir siendo la mejor...— sonrió en mi dirección — la verdad quería entrar a la otra fraternidad más famosa del campus, pero como tú estás en

¡Una gorda en Kingma Beta! (+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora