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—Dame tu celular.—ordenó.

—Vale.—se lo extendí.

Se tiró una foto, con su cara de enojo.

—No te olvides que mi estado de ánimo depende de ti.–a veces no entiendo porqué me dice eso y hasta me da un poco de miedo que lo mencione. Me extendió su brazo.—Toma mi pulso.

Lo hice enseguida y noté lo acelerado que estaba.

V Polar.*Tae y Tn (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora