Destellos escarlatas - Capítulo 10.

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Pasé el antebrazo por mi nariz, ya nada me importaba, ya no quería estar con este vestido, quería quitarme todo el maquillaje, tomar los zapatos y tirarlos lejos de mi. Me sentía mal, me sentía horrenda, al final Dio tenía razón, a pesar de arreglarme no cambio en nada. Ni siquiera fui capaz de enamorar a Jojo ¿A quién engaño? Erina es mejor opción para él, rubia de ojos claros, facciones de una mismisima diosa, una personalidad cálida y sobre todo modales de toda una dama. En cambio yo soy un desastre, tengo el cabello corto por encima del cuello, mis ropas siempre son holgadas, a veces no tengo modales y sobre todo no me comporto como "una dama".
Observé el regalo en mi mano y suspiré hundiéndome de hombros. De un abrir y cerrar de ojos este había sido arrebatado de mis manos, voltee a ver de quien se trataba.
-¿Para mi? ¿Es tu forma de pedirme perdón por ser tan tonta?-preguntó Dio en tono divertido.
-Devuélvemelo-dije extendiendo la mano pero rápidamente apartó el regalo y me observó fijamente, su expresión burlona cambió a una seria.
-¿Estás llorando?-enarcó una ceja rubia.
-N-No-respondí desviando el rostro a un lado-dámelo, por favor...-incluso hasta mi voz sonaba débil.
Me lo entregó sin decir nada y puso a mi lado a ver la vista que daba hacia el bosque.
-¿Qué haces aquí?
-Este es mi cuarto, tonta-respondió rodeando los ojos-me sorprende tu nivel de tonta ¿Puede ir a más?
-Fea y tonta, el combo perfecto-sonreí y nuevamente las lágrimas invadieron mis ojos.
-H-Hey-me llamó Dio-¿Por qué estás así?
No respondí, simplemente mantuve la mirada al frente.
-Es por Jojo ¿Cierto?
El corazón se me apretó de nuevo, solo asentí sin emitir sonido alguno. Lo oí suspirar y que me tomaba del brazo para que lo viera.
-No vale la pena-sus ojos escarlatas se posaron sobre los míos.
-Yo no valgo la pena, tenías razón. A pesar de que me arreglara, sigo siendo fea-reí con amargura.
-Te tomas a pecho una simple broma-alzó una ceja Dio.
-Es la verdad Dio, soy horrenda. Tú mismo lo dijiste hace tiempo.
Dio se mantuvo en silencio observándome.
-No era cierto lo que había dicho.
-Claro que si-asentí frotándome un ojo, ya no me importaba el maquillaje-soy fea y tonta, voy a terminar sola y nadie me va a querer-agregué hundiéndome de hombros.
-Deja de llorar-gruñó Dio de seguro ya se estaba hartando de mi, como siempre.
-No puedo-chillé viéndolo-esto es una m...
No pude terminar la frase, Dio tras haberme tomado del brazo y un leve tirón me acercó hasta él, inclinó su rostro hacia el mío y beso mis labios. Me tense por la acción repentina ¿Dio besándome? ¿Acaso es posible que él... sienta algo por mi?
Se apartó de mis labios y abrió los ojos, dejando ver aquel color carmesí que brillaba bajo el manto negro de esas pestañas arqueadas perfectamente.
-Mira, si puedes-dijo sonriendo de lado.
No sabía que decir o que hacer, él de su parte suspiró pegando su frente con la mía.
-Eres hermosa...
¿Dio diciéndome un halago? ¡¿Qué está pasando aquí?!
El corazón me latía con fuerza y aquella sensación en mi estómago era como una revolución de mariposas.
-D-Dio...-nombré aún perpleja por lo sucedido.
-Anda, si vuelves a llorar te golpeo-y con el dedo índice y pulgar me dió un piquete en la frente.
-¡Hey!-me quejé apartándome, sobe la zona adolorida con el ceño fruncido.
-Deberíamos volver, de seguro te estarán buscando.
Era cierto, de seguro mis padres e incluso Jojo me estarán buscando.
-Si-asentí avanzando pero me detuve en seco-mi maquillaje esta corrido-agregué llevando ambas manos a las mejillas.
-Déjame ver-dijo Dió yendo hacia la mesa de noche que tenía junto a su cama, de ella sacó un pañuelo rojo y se acercó hasta mi. Al acercarse me tomó del mentón y ladeó apenas hacia arriba, así podía limpiar mis mejillas y bajo mis ojos, ya que el rimel se me había corrido-bueno, es lo que hay.
Le di un golpecito en el pecho y él rió observándome a los ojos, aprovechando la situación se acercó hasta mi y beso mis labios.
-¡D-Dio!-me cubrí con una mano los labios y sentía que el rostro me ardía de la vergüenza.
-Vamos-dicho eso me tomó del brazo y abandonamos su cuarto.
Bajamos las escaleras y por suerte no levantamos sospechas, aunque no habíamos hecho nada pero las personas tienen la imaginación muy... abierta.
-¡___!-llamó Jojo, al verlo pude notar que estaba junto a Erina, tragué fuerte sintiendo aquel leve apretón en el pecho.
-Jojo, Erina-nombré forzando una sonrisa, Jojo al acercarse me abrazó con fuerza.
-Gracias por venir-agradeció con alegría.
-De nada Jojo-correspondí al abrazo, a pesar de que me doliera que no sintiera lo mismo por mi, no podía perder esta gran amistad de hace muchos años.
Se apartó y se asombró al ver que en mis manos le extendía un pequeño regalo.
-¿Para mi?-se señaló confuso, asentí como respuesta-no debías...
Tomó el regalo y lo abrió, sus ojos mostraron asombro y sonrió al ver que se trataba de un collar con un colgante en forma de estrella.
-Espero que te guste, siempre que veo las estrellas me acuerdo de ti.
-Es hermoso ___-me observó-¡Gracias!
Volvió a abrazarme y rió con alegría, al menos si él es feliz, yo también lo seré.
-Un momento...-se apartó para verme atento.
-¿Qué sucede?-parpadee varias veces confusa.
-Estás muy hermosa ___, nunca te había visto así-dijo con asombro.
No pude evitar sonrojarme hacia sus palabras.
-Gra-Gracias...-sonreí tímidamente, junto a mi oí a Dio chasquear la lengua.
-¿O no Dio?-preguntó hacia el rubio quien solo asintió viendo hacia otro lado-por cierto, debes probar los platillos que hay en aquella mesa, son deliciosos.
-Vamos-sonreí.
-Te encantaran-sonrió Erina.
Los dos voltearon para comenzar a avanzar, comencé a seguirlos y un brazo rodeado por mis hombros me hizo sobresaltar. Alcé el rostro para ver a Dio, se inclinó hacia mi  y me robó un beso, me alejé rápido y de seguro estaba roja.
-D-Dio-nombré frunciendo el ceño-¿Q-Qué haces?
-Besarte ¿No es obvio?-alzó una ceja-y dime... ¿Cuando le dirás de lo nuestro?
-No somos nada-alcé una ceja también, él de su parte sonrió de lado dejando a vista sus dientes blancos.
-Muy pronto lo seremos-susurró a mi oído mientras avanzábamos en dirección a los otros dos.
Tragué fuerte y sentí aquellas mariposas en mi vientre ¿Acaso me estaba enamorando de Dio?

ཧᜰ꙰ꦿ𝑫𝒆𝒔𝒕𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒆𝒔𝒄𝒂𝒓𝒍𝒂𝒕𝒂𝒔.ཧᜰ꙰ꦿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora