Destellos escarlatas - Capítulo 17.

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La gran noche había llegado, estaba muy entusiasmada porque festejaría otro año más de vida de George. Él siempre para mi fue un segundo padre, cada vez que estaba con Jojo compartía momentos como la comida o incluso juegos de cartas, siempre nos defendió y nos mimo de todas las maneras posibles.
-¿Ya están listos?-pregunté a mis padres tras salir de mi cuarto.
-Si hija, ya estamos listos-respondió mi madre con un majestuoso vestido de color azul que llevaba un corset con forma corazón en el busto y de la cintura para abajo la tela caía libremente.
-Hermosa como siempre mamá-sonreí.
-Muchas gracias hija-se contagió de mi afecto-tú te ves el doble de hermosa...
-Ay mamá-reí, llevaba un vestido rojo de hombros caídos, desde la cintura para abajo se adhería hasta las rodillas y de allí la tela se abría formando la famosa cola de sirena. Amaba ese estilo de vestidos y por sobre todo era la primera vez que me atrevía a usar un color tan pasional.
-¿Vamos mis damiselas?-se hizo presente mi padre.
-Vamos-respondió mi madre.
Los tres abandonamos la casa y subimos al carruaje, entre ese tiempo hubo charlas, risas y momentos tan divertidos como eran de costumbre hasta por fin llegar a la mansión Joestar.
-Muchas gracias-agradecí tras abrirse la puerta, un jóven me tendió la mano la cual acepté por educación.
-De nada mi señorita-hizo una reverencia.
No quería reírme porque no estaba acostumbrada a tanta formalidad en un hombre, más conviviendo con Jojo y Dio. Sin más avancé dentro de mansión Joestar y como era de esperar era realmente brillante la decoración y todo lo que emanaba el lugar.
-Iremos en busca de George-aviso mi madre junto a mi padre.
-Adelante-asentí y ambos desaparecieron entre la gente, de mi parte buscaba una melena dorada y ojos carmesí. Había mucha gente y sobre todo jóvenes de mi edad, algo confuso.

¿Dónde estará?

Pensé y unas manos se posaron en mi cintura, bajé la mirada y sonreí al saber de quien se trataba.
-Te dije que te pongas hermosa, pero maldición que es demasiado-comentó deslizándose delante de mi, sonreí sintiendo las mejillas calientes.
-No quedas atrás-comenté, llevaba un traje color negro, por debajo una camisa roja como sus mismos ojos, algo que no podía faltar en él.
-Por cierto, veo a mucha gente jóven-comenté a lo que él alzó los hombros sin interés-en la entrada me recibió uno de ojos verdes, me dió risa cuanta formalidad que tuvo.
-Era de esperarse, te ves hermosa-sonrió de lado.
-Basta-reí, me iba a morir de la vergüenza si seguía de esa manera.
-¡____!¡Dio!-se oyó la animada voz de Jojo, ambos volteamos a ver que venía junto a Erina.
-Jojo, Erina-nombré sonriendo-¡Hola!
-¿Qué tal te parece la fiesta?
-Genial-respondí-incluso hay gente de nuestra edad ¿Eso a que se debe?
-Son los hijos de amigos de mi papá, tras la fiesta les gustaría conversar de que mujer podría ser la futura esposa para ellos.
-¿Eh?-parpadee varias veces confusa.
-Así es-asintió-incluso sus hijas buscan un futuro esposo.
-Oh...-exclamé alzando una ceja.
No le di importancia a lo dicho y me centré en disfrutar la fiesta, de saludar a George con un gran abrazo sin importarme las formalidades.
-Hola mi niña-sonrió él correspondiendo.
-Agradecida de tenerlo otro año más con nosotros-sonreí tras apartarme.
-¿Y esta bonita señorita?-preguntó el hombre que estaba junto a él.
-Ella es ___ ____, hija de ____ ____ y ___ ___ (nombre y apellido de tu padre y madre.)
-Oh ¿Enserio?-se asombró-esa pequeña niña que llevaba vestimentas de niño ¿Es esta hermosa mujer?
Sonreí haciendo una reverencia.
-Un gusto-hablé con "elegancia" o eso trataba.
-Mi hijo quedó deslumbrado con su belleza-comentó y lo observé confusa-un jóven de ojos verdes y cabellos castaños.

Oh si, el de la entrada con su manera tan ridículamente formal.

Pensé y mantuve la sonrisa.
-Si, lo recuerdo.
-Me gustaría hablar con tu padre, ese momento que los vi me hizo darme cuenta que podrían ser una hermosa pareja.
-¿Qué...?-abrí los ojos de par en par.
-Como me a oído, me gustaría que usted saliera con mi hijo-habló sonriente.

No. Jamás.

Negué mentalmente.
-Pero señor, apenas lo conozco-trataba de no mandarlo por donde vino, conocía a este tipo de personas. Siempre viendo cosas donde no y queriendo que suceda lo que quería.
-¿Y? En el paso del tiempo pueden conocerse mejor.
Iba a hablar pero en ese momento se hizo presente mi padre.
-Cariño, aquí estás-me observó.
-Papá-le sonreí.
-Justo lo buscaba-sonrió aquel hombre-quiero hablar con usted de algo importante.
-Yo me voy-hablé rápido y sin esperar respuesta abandoné el lugar.
¿Acaso estaba loco? Ni loca saldría con su hijo, ni siquiera lo conocía y por sobre todo, amo a Dio y jamás sería capaz de dejarlo.
-Hola-oí una voz masculina que me hizo sobresaltar, voltee a observar que se trataba de aquel jóven de la entrada.
-Hola-sonreí apenas hundiéndome de hombros.
-Te estaba buscando por todos lados.

¿Ah si? No me digas.

-Estaba ocupada buscando a alguien.
Como si el mundo estuviera en contra de mi, la pequeña orquesta tocó una canción lenta, dando a entender que era hora de bailar en pareja.
-¿Me concede esta pieza?-me tendió la mano que observé y volví los ojos a su rostro-me gustaría conocerla a fondo, al cruzar mirada con usted. Sentí que... era la indicada para mi.
-P-Pero...
-Por favor-pidió y quiso agarrarme.
Una mano desde un lado tomó la mía y la apartó para evitar el contacto.
-Que cursi que eres-la voz burlona y altanera me hizo saber de inmediato que era Dio, voltee el rostro para encontrarme con el suyo que mostraba superioridad pero a la vez su ceño levemente fruncido mostraba que estaba enfadado.
-¿Y tú quien eres?
-Su pareja-respondió el rubio y el otro se asombró.
-¿Qué...?
-Como has oído, te alejas o verás las consecuencias-la mirada afilada de Dio lo hizo temblar y se alejó sin nada más que decir.
-Gracias-agradecí aliviada-era un pesado.
-Al final Jojo tenía razón-suspiró-una mujer no deja de seguirme e insistirle a su padre que hable con George para que yo sea su esposo.
-¿Eh?-lo observé, admito que oír eso me golpeó el pecho.
-Como has oído-y con los ojos señaló a una mujer de cabellera negra, era realmente hermosa y eso me asustaba ¿Y si le gustaba? ¿Y si se cansaba de mi e iba tras ella? ¿Si se daba cuenta que no soy la indicada para él?
-Es... hermosa-hablé con un tono bajo de voz, Dio me observó y chasqueo la lengua seguido de jalarme de la mano-hey-me quejé, estábamos en medio de la sala de baile.
-No empieces otra vez con eso-dijo tras apoyarme una mano tras la cintura y la otra entrelazar con la que me sostenía.
-¿Con qué?-quería hacerme la tonta pero era imposible, me conocía perfectamente.
-No te hagas, idiota-me observó con el ceño fruncido-te vuelvo a repetir, solo quiero estar contigo. No me importa si aparecen miles de mujeres, mis ojos son solo para ti.
Sonreí bajando el rostro.
-Y te burlaste de la cursilería del otro.
-No arruines el momento, idiota.
Volví a observarlo seguido de sonreírle, agradecida de tenerlo junto a mi, de aguantarse tantas cosas.
-Y quiero que sea así por siempre, porque te amo...
Esas palabras lo tomaron por sorpresa, mi corazón latía con fuerza ¿Qué me diría? Se acercó a mi rostro.
-No sabes cuanto deseo besarte-su voz sonaba ronca.
-¿Y qué lo impide?
-Una muerte segura de parte de tu padre-respondió sonriendo de lado.
-Ya es momento de que todos sepan que somos pareja-hablé safándome de su agarre y rodee los brazos en su cuello-¿No crees?
-Por mi esta más que perfecto, así evito romperle la cara a más de uno-respondió rodeando los brazos en mi cintura.
Cerré los ojos lentamente y sentí los suaves y cálidos labios de Dio sobre los míos. Cada vez que me besaba me sentía llena, me sentía amada y por sobre todo protegida entre sus brazos. Definitivamente lo amaba con locura.

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⏰ Última actualización: Dec 15, 2020 ⏰

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