Destellos escarlatas - Capítulo 3.

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Erina, Jojo y yo estábamos fuera de la oficina del padre de Jojo esperando respuestas.
-¿Crees que querrá?-pregunté viendo hacia Jojo.
-Si, no tendrá problemas-respondió Jojo negando levemente.
-Y si nos quedamos-hablé con una interrogante dibujada en el rostro-¿Qué vamos a comer?
-Siempre pensando en comer-rió Jojo al igual que Erina.
-Bueno...-me hundí de hombros con vergüenza, admito que tengo el estómago de un hombre.
La puerta de la oficina se abrió mostrando a George con una cálida sonrisa dibujada en el rostro, eso se veía bien.
-Pueden quedarse, me encargaré de avisarle a sus padres-dijo el mayor.
-¡Si!-festejo Jojo alzando los brazos, George le removió el cabello con ternura.
-Ya es hora de la cena, vayan en un rato bajaré.
-Gracias señor Joestar-agradeció Erina haciendo una reverencia a la vez que tomaba la falda de su vestido.
-Si, gracias señor Joestar-agradecí sonriéndole.
George nos sonrió y a mi me removió el cabello.
-Idéntica a tu madre cuando era pequeña.
Reí hundiéndome de hombros.
-Vayan.
Los tres fuimos a la otra sala que se conectaba a la principal.
-Primera vez que me quedo a dormir en tu casa Jojo-dije entusiasta mientras me sentaba cerca de la larga mesa que llevaba un bonito mantel blanco con bordes tejidos del mismo color.
-Si y eso es genial-continuó Jojo de la misma manera que yo.
Estaba más que feliz de compartir más horas junto a él y también a Erina quien se sentó mostrando una sutil sonrisa con ambas manos apoyadas en su regazo.
-Tengo hambre-bufé apoyando los codos sobre la mesa y dejando apoyar mi mentón en las palmadas de las manos.
-Tranquila cerdo-y ahí estaba otra vez Dio, ni siquiera le preste atención, simplemente seguí viendo hacia Jojo.
-Basta Dio, no molestes a mis amigas-se quejó Jojo de brazos cruzados.
-Es que es imposible-dijo Dio-mira lo que es esa...-me observó alzando una ceja-¿Se te puede llamar mujer vistiendo y posando así?
-Ven a averiguarlo maldito rubio-dije entre dientes apoyando las manos sobre la mesa y de paso levantándome.
-___-me nombró Jojo con asombro y las mejillas tornadas de rojo, lo observé parpadeando varias veces confusa.
-¿Encima te me lanzas?
-¡¿Qué?!-inquirí sintiendo que el rostro se me hervía de la vergüenzaCla-Claro que no! ¡No lo decía por ello!
Dio rió de manera burlona y dispuso a sentarse frente a mi.
-Eres un molesto-bufé volviendo a sentarme de brazos cruzados-no te aguanto.
-Que casualidad-dijo imitando asombro-yo tampoco-y me dirigió una mirada frustrante.
-¡La comida!-intervino Jojo sonriente-vamos a comer ¿No?
-Si, es cierto-habló Erina sonriente-¿Quién tiene hambre?
-Yo-alcé la mano sonriente.
-Los cerdos siempre tienen hambre-se burló el rubio, le dediqué una mirada fulminante mientras recibía el plato de una de las sirvientes. Era pollo con puré de papas, algo que me encantaba y mucho.
-Huele tan bien-inhale profundo, el aroma que desprendía aquel platillo.
-¿Y papá?-preguntó Dio observando a Jojo.
-Esta arriba viendo unos asuntos-respondió Jojo con la boca llena.
-Traga y luego habla-se quejó Dio arrugando la nariz asqueado.
-Uy don modales-me burlé también con la boca llena.
-Y ya tenía que hablar el cerdo-rodeó los ojos Dio.
-Hey Dio-llamé.
-¿Qué quieres?-me observó fijamente, abrí la boca y saqué la lengua con la comida triturada.
-¡Que asco!-alzó la voz Dio enfadado, Jojo reía y con una mano golpeaba la mesa, Erina se limitaba a seguir comiendo tratando de aguantar la risa.
Tragué la comida y reí cubriendo con una mano mis labios.
-¡Eres un cerdo! ¡No puedo comer con alguien así!
-¿Qué sucede Dio?
Se hizo presente George, tomé una servilleta y me limpié los labios a la vez que veía hacia Jojo quien se había sentado con la espalda enderezada.
-Nada padre-suspiró Dio viéndome de reojo con los ojos llenos de odio, como respuesta le sonreí sin mostrar los dientes.
-¿Están disfrutando la cena?-preguntó el mayor sentándose junto a nosotros.
-Si señor Joestar-asentimos con Erina.
-Esta deliciosa-habló Jojo con la boca llena.
-No hables con la boca llena Jojo-Dio y George dijeron al unisono provocando que el grandulón se hundiera de hombros, parece que no era la primera vez que lo hacia.
-¿Y cómo se conocieron Jojo y tú?-preguntó George viendo hacia Jojo y luego hacia Erina.
Jojo se dispuso a hablar, de mi parte observaba cuando de repente sentí un punzante dolor en la pierna, Dio me había dado una patada.
-¡La con....!-me detuve y desvié la mirada hacia los tres que me veían con asombro, oí unas risitas de Dio-la conoció en la ciudad, eso-agregué sonriendo de manera nerviosa.
-Si, eso es cierto-asintió Jojo.
-Que bueno, me alegra saber que Jojo tenga tan buenos amigos-le dedicó una sonrisa a su hijo.
Dio mascullaba entre dientes, con el tenedor hacia dibujos tozcos sobre el pure de papas.
Al terminar la hora de comer con Erina y Jojo nos fuimos a su cuarto así empezar con la pijamada la cual consistía en comer cosas dulces y contar historias de terror.
-Las luces se apagaron-dije parándome, me acerqué al interruptor de la luz y bajé dejando el cuarto a oscuras, Erina y Jonathan chillaron, no podía aguantarme la risa-el silencio invadió en todo el cuarto, ella solo podía oír los latidos acelerados de su corazón que poco a poco fueron aumentando al sumarse otro sonido, eran pasos en el pasillo. Ella estaba sola, sus padres se habían ido y no volverían hasta tarde ¿Quién estaba ahí?
La poca luz que entraba por la ventana y la tenue luz de la vela me dejaba ver que Jonathan y Erina estaban apegados abrazados a unas almohadas.
-Cada el paso se hacia más cercano y el miedo crecía en el interior de la pobre jovencita, rezaba a dios que esto solo fuera una pesadilla, pero... no lo era.
Aclaré la garganta escondiendo la vela encendida tras mi espalda.
-Entonces sintió el ruido del picaporte, alguien estaba por entrar. El sonido chirriante de la puerta le hizo poner los pelos de punta, la puerta se abrió lentamente dejando ver una inmensa oscuridad, sus oídos oyeron un susurró, quizás el viento pero no, no lo era y otra vez lo oyó un poco más audible dejando a la jóven paralizada.
Pause mis palabras esperando oír algo de parte de ambos, seguían en la misma posición.
-¿Q-Qué había oído?-se atrevió a pregunta Jojo con la voz temblorosa del miedo.
Acerqué la vela a mi rostro dejándolo ver sombrío.
-¡Te atrapé!-alcé la voz, en ese momento un rayo cruzó el cielo y aquel estruendo rebotó en todo el cuarto. Jojo y Erina gritaron abrazándose, reí con fuerza llevando ambas manos sobre el vientre, esto era maravilloso.
-Miedosos-me burlé divertida yendo en dirección al interruptor, lo levanté pero sorpresa la luz no volvió-no hay luz.
-Deja de bromear ___-chilló Jojo.
-Hablo enserio-voltee a verlo-no hay-volví a bajarlo y a subir.
-Tengo miedo-lloriqueo Erina apretándose a la almohada.
-Oh vamos, es solo una historia-dije riendo-nunca pasó de verdad, solo me lo inventé.
Unas manos frías pasaron por mi cintura provocándome escalofrío.
-Te atrapé-aquella voz ronca me hizo gritar y tirarme hacia Jojo.
-Idiotas-rió Dio con una vela encendida en mano-si te hubieras visto.
-¡Te voy a matar Dio Brando!-grité viéndolo avergonzada por reaccionar de esa manera.
-Claro miedosa-mantuvo aquella sonrisa burlona.
-Me las pagaras.
-Quiero ver eso-desafió con un tono divertido que me hizo provocar un escalofrío por todo el cuerpo, sus ojos escarlatas brillaban ante la luz de la vela.

¿Qué estás pensando?

Me dije mentalmente mientras fruncía el ceño.

ཧᜰ꙰ꦿ𝑫𝒆𝒔𝒕𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒆𝒔𝒄𝒂𝒓𝒍𝒂𝒕𝒂𝒔.ཧᜰ꙰ꦿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora