Capítulo 42.

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Gonzalo

—Tú no estás bien de la cabeza —sentencio después de escuchar a Lucas—. En serio, lo tuyo es digno de estudio. A ti te falta un aire. ¿Cómo se te ocurre dejar a Miriam? ¿Y encima el día de Reyes?

—Tú dijiste que tenía que valorar la situación y tomar una decisión —me hace notar dando una calada al cigarro que ha encendido hace un momento—. No podía seguir con Miriam sabiendo que no estaba siendo sincero con ella. Quiero estar con Berta, Gonzalo. Tú deberías entenderlo.

—¿Yo? —me extraño mirándole—. ¿Por qué debería entenderlo yo precisamente?

—Porque tú eres el obsesionado al mundo rosa y las novelas románticas, sabes bien cómo funciona el amor aunque te las quieras dar de novato e inexperto —ríe de buen humor—. Vamos, Alejandra ya te ha tenido que decir algo al respecto. Demasiado buen novio estás siendo para ser la primera vez que tienes pareja.

—No te importa cómo lleve mi relación. Deberías centrarte en saber cómo vas a llevar las tuyas —suspiro mirando el Guadalquivir desde el punto del Puente de Triana en el que nos encontramos—. Tienes que hablar con Berta, y conociéndola... a lo mejor te manda a paseo.

—O a lo mejor me confiesa su amor y me come la boca —sonríe a mi lado, observando el río junto a mí—. Eres un buen amigo, Gonzalo.

Asiento con una sonrisa escondida y me concentro en el leve movimiento del agua mientras reflexiono acerca de todo lo que me ha sucedido últimamente. En dos días empieza el instituto, y tengo un miedo terrible por descubrir si voy a ser capaz, o no, de compaginar una relación de pareja con los estudios.

—No quiero que pienses que me burlo de ti, que no me importas o que me río de cómo eres —retoma la palabra Lucas—. Sé que doy esa impresión, pero... ya sabes que te viene bien que te demos caña, y Arthur y Marcos son imposibles.

—Marcos me da bastante caña, como si no lo supieras —río mirándole de reojo—. Sé que te importo, te agradezco lo que haces por mí. No todo el mundo se la juega por una persona con mi cabeza, así que... tú también eres un buen amigo.

Después de sonreír y de darle un abrazo, le miro y en seguida le hago un gesto para que se vaya a buscar a Berta antes de que sea tarde. Llevan días liados, y aunque me encantaría que ella no le correspondiera, sé que en cuanto Lucas se presente en su casa y se declare, va a caer rendida.

Alejandra

—¿Y tú lo sabías? ¿Por eso habéis estado tan raros últimamente? —me cabreo mirando a Gonzalo a través de la pantalla de mi teléfono.

Miriam me ha llamado llorando para contarme lo que ha pasado, y después de estar con ella horas, he venido a casa y he llamado a Gonzalo por FaceTime. No me puedo creer que no me haya contado nada desde el principio.

—Vamos, Ale... no se me da bien guardar secretos, y no suelo hacerlo, pero... —suspira tocándose la nuca nervioso—. Es que ya sé que lo he hecho mal, ¿pero qué otra cosa podía hacer?

—¡Contármelo! —exclamo levantándome de la cama indignada—. ¡Has sido cómplice de una infidelidad, Gonzalo!

Se queda callado al otro lado, desviando la mirada y agachando la cabeza arrepentido.

—¿No te das cuenta de que tendrías que haberlo dicho?

—No comparto tu postura —se atreve a decir con algo de miedo—. Es que... Lucas es mi amigo, confió en mí para contarme un problema que tenía. Ni siquiera habló con Marcos ni con Arthur, solo acudió a mí. Yo... no podía traicionarle de esa manera, Alejandra. Confió en mí.

—Confió en ti y Miriam confiaba en él —le hago notar rendida—. ¿Y sabes quién desconfía ahora de ti? Yo.

—Venga, Ale... estaba de manos atadas, no podía hacer nada. No me correspondía a mí decir nada. Él tenía que tomar la decisión —contesta tocándose la oreja—. Es mi amigo, tienes que entenderlo.

—Y yo soy tu novia.

—Y yo no sé mucho de amor, Ale, pero sé que no debo dar la espalda ni traicionar a mis amigos solo por cumplir con mi pareja —murmura mirándome con miedo—. No está bien lo que me estás recriminando.

—¿Sabes? Tú y yo tenemos opiniones muy diferentes respecto a la ética y al compromiso.

Se queda callado de nuevo, soltando un suspiro después de echar la cabeza para atrás desesperado. No me puedo creer que me haya soltado la mierda de que los amigos van antes que las parejas. ¿Me lo dice o me lo cuenta? Pero una cosa es eso y otra cosa es que se haya callado una infidelidad a sabiendas del dolor que iba a ocasionar en una de mis mejores amigas.

—Será mejor que me vaya a dormir, mañana hablamos —decido sentándome de nuevo en la cama.

—¿Qué hubieses hecho tú si hubiese sido Natalia en lugar de Lucas? —me pregunta antes de que me dé tiempo a colgar—. ¿No habrías intentado que entrase en razón y se diese cuenta de su error antes de tomarte la justicia y la ética por tu mano?

Me quedo pensativa, mirándole a través de la pantalla, durante unos segundos.

—Buenas noches, Gonzalo —murmuro de mal humor antes de colgar la videollamada.

¡¡¡Buenas noches chicas!!!

Estamos cada vez más cerca del final de la novela, y toca decidir qué queréis que ocurra. ¡Ya me iréis comentando vuestros deseos! ¿Segunda temporada? ¿Ruptura? ¿Felicidad extrema? ¿Separación de grupos? ¡Puede pasar de todo en estos últimos 13 capítulos!

¿Qué os gustaría a vosotras?

¡Os leo! ¡Siempre!

¡Voten y comenten, señoritas!



Y de repente tú IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora