🌹Capítulo Trece🌹

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Siento el calor del sol en mi rostro a través de las ventanas, indicándome que ya es de día. Poco a poco, me despierto y me reincorporo en la cama, frotándome los ojos con suavidad. Al mirar a mi lado, veo que el ser más hermoso de mi vida sigue plácidamente dormido. Con cuidado, me levanto de la cama en busca de un bóxer y mi celular, ya que no pude llevar a Kacchan a su cita ayer debido a los eventos imprevistos.

Con el bóxer puesto, busco mi celular, que encuentro en el suelo. Lo tomo y salgo de la habitación, echando un último vistazo a Kacchan antes de dirigirme a la cocina. Me siento y empiezo a buscar el contacto del consultorio en mi pantalla, esperando que contesten.

—¡Buen día! Habla la secretaria Shiozaki del consultorio médico del Dr. Kendo. ¿En qué le puedo ayudar? —responde la secretaria con amabilidad.

—Hola, buen día, señorita Shiozaki. Llamo porque ayer tenía una cita importante con el doctor, pero lamentablemente no pude asistir debido a un imprevisto. Quisiera saber si es posible agendar otra cita —digo, un tanto apenado, mientras me paso la mano por la nuca.

—Claro, voy a revisar las fechas disponibles y le informaré. Primero, ¿puede proporcionarme su nombre? —pregunta la secretaria mientras empieza a escribir en su computadora.

—Sí, claro. Le proporcionaré el nombre de mi pareja, que es Katsuki Bakugou, y el mío es Izuku Midoriya —respondo mientras miro un punto fijo en la cocina.

—¡Perfecto! Ya he encontrado sus datos. Por favor, no cuelgue —dice la secretaria, dejándome en espera.

Después de unos minutos, la voz de la secretaria vuelve a aparecer en la llamada.

—Señor Midoriya, ¿sigue ahí? —pregunta con tranquilidad.

—Sí, aquí estoy —respondo de manera formal.

—Le pido disculpas por la demora. Fui a avisarle al Dr. Kendo sobre la cita, y él me pidió que le preguntara si tiene tiempo hoy. Si es así, puede venir a la oficina, ya que él lo atenderá sin problema, o si prefiere, podemos agendar otra cita —explica la mujer con amabilidad, esperando mi respuesta.

—Pasaré por la oficina. ¿Podría ser dentro de dos horas? —pregunto, dudando un poco, ya que no quería perder la oportunidad que me ofrecieron.

—Claro que sí, Señor Midoriya. Le esperamos. Le deseo un excelente día —responde la mujer antes de colgar tras recibir mi agradecimiento.

Después de agradecer a la secretaria, comienzo a preparar el desayuno. Recojo algunos productos de la nevera: una ensalada de frutas, huevos hervidos, gelatina sin sabor y un poco de jugo de naranja natural. Coloco todo en una bandeja para llevarlo a la recámara. Al llegar frente a la puerta, libero una mano para tomar la perilla y abrirla, pero noto que Kacchan no está en la cama.

Dejo la bandeja del desayuno en la mesita de noche y me dirijo hacia la puerta del baño. Golpeo suavemente antes de entrar, pero no recibo respuesta, lo que me provoca una gran preocupación. Abro la puerta con cuidado y veo a Kacchan en el baño, tallándose los ojos somnolientamente. Mi preocupación desaparece al ver que está bien.

Siento cómo Kacchan pasa por mi lado, así que reacciono rápidamente para abrazarlo por la espalda. Él me separa suavemente y queda frente a mí, correspondiendo mi abrazo. Me acerco y le beso la nuca varias veces. Tras unos minutos, nos separamos, y busco sus hermosos ojos carmesíes que me provocan una mezcla de sentimientos. Kacchan mantiene la mirada en el suelo, así que, con un poco de duda, tomo su barbilla para hacer contacto visual con sus ojos. Me acerco y le deposito un beso en sus labios.

Al separarme de él, tomé su mano y lo conduje hacia la cama, sentándolo con cuidado antes de entregarle la bandeja del desayuno. Mientras él comenzaba a comer, yo recogí la ropa del suelo para llevarla a lavar. Salí de la habitación y me dirigí a la lavadora, dejando la ropa sucia allí. Luego, me dediqué a limpiar la cocina y la sala, lo que me tomó alrededor de media hora. Una vez que todo estuvo limpio, regresé a la habitación para encontrarme con Kacchan, quien estaba quitando las sábanas de la cama. Me causó ternura verlo ayudar, así que me acerqué para ofrecerle mi asistencia, aunque él la rechazó, permitiéndome solo observar desde el marco de la puerta.

Noté que la bandeja de desayuno seguía llena, excepto por el jugo que se había tomado parcialmente. Me dirigí a la mesa y confirmé que, en efecto, todo el desayuno estaba intacto.

—Oye, amor, no terminaste tu desayuno. ¿Acaso no te gustó? —pregunté, curioso por ver que la comida seguía casi completa.

Mientras observaba, vi cómo Kacchan sacaba sábanas nuevas del perchero. Me miró brevemente y luego bajó la cabeza, visiblemente apenado.

—Sí, me gustó, Deku. Solo que no tenía mucho apetito —respondió el rubio, dándole la espalda mientras colocaba la ropa de cama.

Decidí creerle, ya que a veces nuestro cuerpo no tiene apetito al despertar. Sin decir más, llevé la comida a la cocina, desechando lo que había sobrado con un suspiro de pesar. No me gusta desperdiciar comida, pero tampoco deseaba guardarla. Luego, comencé a limpiar. Tras terminar, volví a la habitación para avisarle a Kacchan que debía prepararse para ir al médico en una hora y diez minutos. Al ingresar, encontré la cama medio tendida y, por tercera vez, sin rastro de Katsuki. Terminando de arreglar la cama, me dirigí al baño. Pensé que quizás estaría dándose una ducha, pero noté que la puerta estaba semiabierta, en lugar de estar cerrada como solía hacerlo.

Empujé un poco la puerta del baño para ingresar, pero lo que vi me paralizó. Kacchan estaba inclinado sobre el lavamanos, con manchas de sangre en su rostro y en el suelo. Al notar mi presencia, comenzó a desesperarse, rompiendo en llanto por el pánico y la confusión. La sangre brotaba de su nariz de manera continua y más líquida de lo normal, lo que me hacía pensar que no era un simple sangrado nasal.

No sabía cómo reaccionar. Lo primero que se me ocurrió fue tomar una toalla, humedecerla y luego acercarme a Kacchan. Con delicadeza, incliné su rostro hacia atrás y coloqué la toalla sobre su nariz para detener un poco el flujo de sangre mientras intentaba tranquilizarlo, diciéndole que todo estaría bien.

—De... Deku, me siento... mal —murmuró el rubio, dejando caer sus manos debido al mareo intenso que sentía.

—Tranquilo, amor. Llamaré a una ambulancia para llevarte al hospital. Pero, por favor, quédate conmigo y no te duermas —respondí con desesperación, viendo cómo se debilitaba cada vez más, con los ojos cerrados y la piel palideciendo.

—De... Deku —dijo Katsuki antes de perder el conocimiento por completo en mis brazos.

Sentí el cuerpo de Kacchan caer inerte entre mis brazos. Con una desesperación creciente, lo levanté con cuidado y lo llevé fuera del baño, colocándolo delicadamente en la cama. Marqué el número de la oficina del doctor y, al ser atendido por Shiozaki, me conectó con el doctor, quien envió una ambulancia que llegó en unos cinco minutos. Observé cómo lo subían a la camilla y lo trasladaban a la ambulancia, donde un paramédico me permitió acompañar a Kacchan.

Mis lágrimas no dejaban de caer mientras sostenía su mano, sintiendo que mi mundo se desmoronaba al verlo en ese estado. Durante todo el trayecto, le rezaba a Dios para que lo mantuviera a mi lado.

♥... No estoy muriendo, amor...♥

♥... Solo es que la muerte me está reclamando...♥



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Edición 30 de agosto de 2024.

🥀Te lo prometí...¿Te acuerdas?🥀🌹DekuxKacchan🌹Finalizada🪷}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora