🌹Capítulo Veintitrés🌹

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Pov Deku...

Desde la muerte de Kacchan, me he sumido en una profunda depresión, aislándome completamente de la sociedad, incluso de mi propia madre. Después del funeral y entierro, ella ha venido a verme con frecuencia, dejando cosas afuera de la puerta, pero no he dejado entrar a nadie desde que perdí a mi solecito. Los padres de Kacchan se vieron tan afectados por la noticia que decidieron acudir a terapia de pareja para sobrellevar esta dolorosa realidad. Han pasado varias semanas desde el entierro, y aún siento que todo es irreal, como si en cualquier momento él pudiera salir de la ducha, maldiciendo y frunciendo ese hermoso ceño que ahora extraño tanto. Lo que alguna vez fue luz, alegría y compañía, ahora está opacado por la oscuridad, la tristeza y la soledad.

Cada noche, lloro en la cama que una vez compartimos, recordando todos esos hermosos momentos que vivimos juntos. Me duele saber que todos nuestros sueños ya no se cumplirán y que todas aquellas promesas quedarán suspendidas en el vacío. Pero lo que más me duele es no haber podido despedirme como quería. Me hubiera encantado tener solo un momento más para decirle todo lo que ahora está atorado en mi garganta. Me consume el saber que ya no tendré su respuesta, ese "yo también te amo" que tanto anhelo. Muchos no entenderán este dolor, pero les aseguro que no se lo desearía ni a mi peor enemigo. Dicen que en un par de años lo superaré, pero ¿cómo puedo superar algo que una vez fue parte de mí, mi otra mitad? Esto no se trata de ser débil, sino de un dolor emocional y mental. Cuando amas a alguien, sientes que todos tus deseos se han cumplido. Para algunos, puede sonar estúpido, pero es lo más significativo que se puede experimentar. Pero cuando pierdes a esa persona, te sientes perdido, como si la luz que guiaba tu camino se hubiera desvanecido con un soplo de viento, dejándote en la penumbra, sin saber qué hacer.

Ahora me siento como un don nadie, sin rumbo. Todo ha sucedido tan rápido, y con ello, mi tiempo se ha desvanecido. Me he descuidado, ya no siento placer en hacer nada, solo en quedarme tirado en un rincón oscuro, esperando que todo pase. Shoto no ha dejado de enviarme mensajes y hacer llamadas, pero no las atenderé en ningún momento. No quiero saber de nadie por un largo tiempo, necesito estar solo. Desde que volví a este departamento, todo se siente pesado y nostálgico, como si el alma de Kacchan aún estuviera aquí, y eso, en cierta manera, me reconforta.

Cada noche, después de una larga jornada de lágrimas, tengo sueños en los que Kacchan aparece frente a mí, con un rostro profundamente triste, pidiéndome disculpas. Y cada vez que intento tocar su rostro, despierto, solo para arrepentirme de estar despierto. Hoy ha sido como todos los días; me he pasado tirado en el suelo, mirando un punto fijo. Cualquiera que me viera ahora pensaría que estoy poseído o loco, y no estarían del todo equivocados. Anoche no pude pegar ojo, lo cual me entristeció, porque quería volver a ver a mi bebé. El amanecer trajo otro día para los demás, pero para mí, los días ya no son días, sino tortura. Siento cómo mis párpados se vuelven pesados, avisándome que pronto volveré a ver a Kacchan, así que no me opongo, dejándome caer en un profundo sueño donde cada noche aparece él.

Sueño de Deku...

Me encuentro una vez más en el verde prado, un lugar familiar. Mis ojos recorren el paisaje en busca de Kacchan, y lo veo bajo un árbol, mirando hacia el cielo. Me acerco rápidamente, deseando llamarlo con cariño, pero cuando gira hacia mí, su expresión está marcada por una tristeza que no entiendo. Este debería ser un lugar de paz para él, entonces, ¿por qué parece tan abatido? Me siento a su lado, contemplando el cielo, como solíamos hacerlo, pero esta vez, él no me sigue. Su mirada permanece baja, lo que me llena de preocupación.

—¿Pasa algo, amor? —pregunto, mi voz cargada de inquietud.

—¿Cómo se ve el cielo nocturno hoy, Deku? —me pregunta, su voz teñida de una tristeza profunda, mientras sigue mirando al suelo.

Levanto la vista hacia el cielo, notando algo inusual: hay menos estrellas de lo habitual.

—Se ve hermoso, pero faltan estrellas. ¿Por qué lo preguntas? —respondo, volviendo mi atención hacia él.

Kacchan dirige sus ojos escarlata hacia el cielo, y durante un instante, veo un brillo hermoso en ellos, aunque su voz sigue siendo dolorosa.

—¿Crees que se ve mejor así o con más estrellas? —pregunta, con un tono que me desgarra.

—Con muchas más —respondo, aún sin entender completamente el propósito de su pregunta.

Sus ojos se fijan en los míos, y la tristeza en ellos se profundiza.

—¿Por qué permites que las estrellas se apaguen, una a una? —me pregunta, su voz apenas un susurro lleno de dolor.

—No entiendo a qué te refieres —digo, sintiendo la confusión apoderarse de mí.

—¿Crees que no te veo? Me duele verte así. ¿Dónde quedó el Deku del que me enamoré? Te estás dejando morir poco a poco, apagando tus propias estrellas por mí. ¿Es este el precio que estás dispuesto a pagar? —su voz se quiebra, y aunque intenta mantener la firmeza, la tristeza en ella es palpable.

—Si es por ti, lo haría sin dudar —respondo, mirando mis manos, mientras la angustia y la tristeza se apoderan de mí.

Las lágrimas comienzan a brotar sin que pueda contenerlas. No sé qué está bien o mal, pero el dolor es insoportable. Kacchan se levanta lentamente, se acerca y deposita un suave beso en mi cabeza. Luego, antes de marcharse, me dice:

—Ya has hecho demasiado, amor mío. No apagues tus hermosas estrellas por algo que no tiene remedio. Te amo, y necesito que, cuando despiertes, abras el cajón y tomes la libreta. Es una orden —me dice, con una sonrisa brillante que me llena de dolor, pero también de una pequeña chispa de esperanza.



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Edición 3 de septiembre de 2024.

🥀Te lo prometí...¿Te acuerdas?🥀🌹DekuxKacchan🌹Finalizada🪷}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora