🌹Capítulo Nueve🌹

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Cuatro Semanas...

Ya habían pasado exactamente cuatro semanas, cuatro horribles semanas. Desde aquel día, todo parecía repetirse una y otra vez. Cada madrugada, Kacchan se encontraba en el baño devolviendo todo lo que comía durante el día e incluso lo que no comía, ya que en ocasiones ni siquiera se motivaba a comer. Estas semanas han sido duras no solo para él, sino también para mí. Su cambio de humor y actitud ha empeorado, y nuestra relación se ha visto afectada. Ya no es cariñoso a su manera, ya no conversamos como solíamos hacerlo, ya no dice cosas "cursis" y ni siquiera me permite tocarlo, ya sea en el sentido sexual o en cualquier otro. Una de las mañanas, por costumbre, acaricié su rostro para que me mirara, pero recibí una cachetada como respuesta, dejándome confundido. Desde entonces, no me permite abrazarlo, besarlo o mimarlo; prácticamente nada. Solo se la pasa discutiendo por cosas irrelevantes. Me duele mucho ver cómo el amor de mi vida cambia a causa de esta enfermedad y, en realidad, no me gusta.

Todas las noches, me desahogo en lágrimas porque me duele su forma de tratarme y aún más verlo sufrir sin poder hacer nada. Cuatro semanas han sido suficientes para experimentar en carne propia lo que es dormir en un sofá incómodo, ya que él tampoco desea compartir nuestra cama. Hoy me encuentro agotado físicamente, psicológica y emocionalmente de solo ver cómo él va decayendo. Es algo que me está destruyendo poco a poco. Por fin, después de tanto tiempo, sería la cita que tanto anhelaba, ya que hoy se cumple un mes desde los resultados de Kacchan. Él se encuentra en nuestro cuarto sin salir, y eso me preocupa. En ocasiones, no ingiere la comida que le preparo y todo lo vomita, echándome la culpa por ello.

Como prácticamente todos los días, me levanté temprano debido al malestar que sentía para preparar el desayuno. Consistía en avena orgánica, frutas y agua para ambos. Desde que le proporcionaron la dieta a Kacchan, he evitado comer otra cosa para no desanimarlo en el proceso. Al finalizar, tomé ambos platos en mis manos y me dirigí hacia la habitación, que tenía la puerta cerrada. Al llegar, noté que la puerta estaba con seguro. Coloqué los platos y las botellas de agua en una de mis manos para no derramarlos y di unos toques en la madera.

—Mmm Kacchan, ya he preparado el desayuno. ¿Podríamos comer juntos? Por favor, solo déjame entrar a comer contigo, amor —dice el peliverde con tristeza y desánimo, esperando una respuesta que nunca llega.

Al no recibir respuesta, apoyo mi frente contra la puerta, temiendo que me deje esperando como la última vez. De repente, escucho el sonido del seguro siendo quitado. Me separo de la puerta y veo que se abre lentamente. Una sonrisa se dibuja en mi rostro, pero al ver a Kacchan, la sonrisa se desvanece y algo se quiebra en mi interior. Kacchan tiene unas ojeras notables, sus ojos carmesíes están apagados y hinchados, probablemente de tanto llorar, y sus labios están agrietados y resecos. El dolor en mi pecho es tan intenso que dejo caer los platos, rompiéndolos por el impacto, mientras las lágrimas siguen fluyendo sin detenerse. Me arrodillo ante él, ignorando el desastre que he causado, y abrazo sus piernas, llorando con más intensidad al pensar en su sufrimiento y la falta de consuelo.

—Deku, no tienes por qué llorar. Lamentablemente, hay cosas que no volverán a ser las mismas, y una de ellas es que... —dice el cenizo con voz rota, pero es interrumpido por el peliverde.

Al escuchar sus palabras, no puedo evitar el impulso de abrazarlo. Me levanto, lo tomo con fuerza, cierro la puerta y lo llevo a la cama, recibiendo de su parte insultos y golpes. Intento apegarlo a mí, deseando al menos abrazarlo, pero no puedo evitar que mis mejillas se adoren por las cachetadas que me da sin piedad. Cansado y frustrado por sus acciones, agarro sus muñecas con firmeza para evitar más golpes en el rostro, mientras él llora y sus hipidos se mezclan con su mirada de odio y tristeza.

—Suel... suéltame... idiota... te... odio... maldito... Deku... te... odio... tanto... —dice el rubio con una voz quebrada, haciendo que el peliverde lo suelte y salga de la habitación.

En el momento en que de su boca salió la palabra "te odio", sentí que todo a mi alrededor se quebraba. Con lágrimas en los ojos, solté sus muñecas y me separé de él, dirigiéndome hacia la salida de la habitación y cerrando la puerta al salir. Ya afuera, me deslizo por la pared mientras limpio mis lágrimas, aún intentando asimilar lo que me dijo. Sé que no está en su 100%, pero me duele soportar y sufrir tal trato. A veces siento que todo lo que está pasando es mi culpa, cuando en realidad, solo me preocupo y cuido de él. Desearía haber sido yo quien sufre en su lugar. Un tanto más tranquilo, cierro los ojos y pienso en los momentos felices que compartimos, riendo de manera nostálgica. Extraño esos tiempos.

Al abrir los ojos, veo la hora y me doy cuenta de que hemos perdido la cita de hoy, algo sumamente importante. Suspiro con frustración y decido llamar al doctor para disculparme. El sonido del celular me sorprende; dudo un momento en contestar, ya que no estoy del todo bien, pero al ver quién llama, lo atiendo.

—¡Hola! Shoto, ¿ocurrió algo? —pregunta el peliverde, intentando disimular que ha estado llorando.

—¡Hola! No ha ocurrido nada, Midoriya. Solo pasaba a preguntar si estabas bien, ya que no contestabas mis mensajes. Supe que te excusaste estas semanas debido a problemas de salud, así que quería saber cómo te encuentras. ¿Te sientes mejor? —responde el bicolor con preocupación, escuchando al peliverde carraspear por el teléfono.

—Ah, sobre eso, disculpa, Shoto. No estaba pendiente del móvil y me encuentro un poco mejor, gracias por preguntar. Dentro de tres días volveré al trabajo —responde el peliverde de manera relajada.

—Mmmm, bueno, de acuerdo. Me alegra saber que estás bien. De hecho, me preguntaba si estás ocupado. Me gustaría invitarte a una cafetería para salir un rato. Prometo que no será por mucho tiempo. ¿Qué piensas, te animas? —dice el bicolor con entusiasmo, esperando la respuesta del peliverde.

Miro hacia la puerta de la habitación y pienso que no estaría mal salir para despejar mi mente después de lo sucedido. Decido dejarlo solo por un momento, con la esperanza de que al volver, esté más calmado.

—Me parece bien, iré ahora mismo. Mándame la dirección y allí estaré —dice el peliverde antes de despedirse, recibiendo por mensaje la dirección de la cafetería.

Como me había levantado con una camisa negra y unos pantalones cortos de baloncesto, me limpio el rostro, las manos y las rodillas, ya que tenía residuos de avena que había caído antes de irme. Sin embargo, Deku no contaba con que Kacchan había escuchado todo a través de la puerta.



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Edición 29 de agosto de 2024.

🥀Te lo prometí...¿Te acuerdas?🥀🌹DekuxKacchan🌹Finalizada🪷}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora