Parte 7

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—Entra, el agua está muy buena —dijo Mayte. Se echó hacia atrás y apoyó la espalda en la porcelana.

—Dame un segundo — salió hacia la habitación.

Puede que estuvieran allí por la fuerza de las circunstancias, pero era muy romántico, con las velas bañando la estancia en una luz suave. Mayte había colocado velas pequeñas redondas en platillos en el suelo alrededor de la bañera. No había nada como ser imaginativos.

La luz de las velas producía una atmósfera de ensueño; pero era algo más que eso. La noche entera resultaba surrealista. Fernanda estaba a punto de meterse en una bañera con Mayte después de haberle hecho el amor de un modo fantástico, tierno y explosivo a la vez. Mayte había descubierto que, detrás de su reserva, Fer era considerada, y eso le gustaba.

Fernanda volvió con la cámara colgada al cuello e hizo una foto.

Mayte se echó a reír.

— ¿Me has hecho una foto mirándote desde la bañera?

—Sí. Y es muy sexy.

Conversar con una mujer desnuda tenía algo interesante y era que la vulnerabilidad de la situación la llevaba a ser 100% sincera... así que cuando te decía que te encontraba sexy, bueno, creerlo.

Fernanda no mentía; parecía que la encontraba muy sexy.

—No estoy totalmente desnuda en la foto, ¿verdad?

La morena sonrió.

—No. Desde este ángulo y con el agua a este nivel, no se pueden ver los detalles... lo cual es una pena, pues tú tienes detalles muy buenos.

—Cuidado, amiga. Vas a hacer que me lo crea.

— ¿Qué crees que ocurrirá cuando me meta en la bañera contigo? —preguntó.

—Ni idea —susurró —. Pero como sigas hablando en vez de entrar, se calentará el agua antes de que llegues.

Fernanda se echó a reír.

—Vas a perder la posibilidad de refrescarte —le advirtió Mayte.

—Me gusta el calor —declaró.

—Pues se calienta por momentos. ¿Por qué no vienes y descubres lo caliente que está? — se sentó en la bañera y se abrazó las rodillas—. No olvides que has prometido frotarme la espalda.

—Y pienso cumplir esa promesa, pero dentro de un momento. Este ángulo es maravilloso. No te muevas. Precioso. Oh, eso es genial —dijo Fer, que hacía una foto tras otra.

—Seguro que eso se lo dices a todas —se burló Mayte.

—Se lo digo a todas.

Mayte sintió un vuelco en el estómago. Aquello no era lo que quería oír. Fernanda la miró y le sonrió. Parecía joven y despreocupada, dos palabras que Mayye nunca había asociado con ella. El corazón le brincó en el pecho.

—Pero después no me meto en la bañera con ellas —dijo.

—Seguro que no es por falta de oportunidades —comentó.

—Gracias... creo —Fernanda casi parecía avergonzada—. He tenido algunas invitaciones.

Por supuesto. Era demasiado guapa y sensual para que no fuera así. El calor en su interior se hizo más intenso. Fer sí quería meterse en la bañera con Mayte y no con Celeste o con las otras mujeres exquisitas y delgadas a las que fotografiaba.

Quedaba el tema de la mujer de sus sueños; claro, pero Mayte no quería pensar en eso porque en aquel momento Fernanda estaba con ella y estaba desnuda.

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