Era la mañana del día lunes, Rebecca estaba frente a su espejo cepillando su cabello.
Sophie la miraba recargada sobre el marco de la puerta.
-¿te dijeron como se llama?
-mmm... Erik... ¡Erik Hazon!
-¿Nerviosa?- pregunto Sophie mientras mascaba su chicle.
La miró a través del espejo-No exactamente...-pensó unos segundos- "Ansiosa" es la palabra, mi beca depende de esto.
Tomó un extremo del chicle y lo estiró sacándolo de su boca.
-¡Oh vamos Sophie! Ya te he dicho que odio que hagas eso.
Sophie puso los ojos en blanco y Rebecca negó con la cabeza.
Fueron amigas desde el primer día de secundario, eran tan diferentes que nadie hubiera creído en su sincera amistad.
Sophie solía vestir ropas ajustadas, faldas cortas y escotes pronunciados. Las malas palabras formaban parte de su vocabulario cotidiano.
En su defecto, Rebecca usaba faldas que casi siempre llegaban hasta su rodilla, los jersey y colores pasteles, eran de su preferencia, o por así decirlo, formaban parte de su educación. Cuando se encontraba en su casa sin obligaciones usaba ropas más holgadas y no le daba tanta importancia a su apariencia.
Pero a pesar de tantas desigualdades, siempre estaban pendientes una de otra, siempre, hasta en los momentos más difíciles. Apoyándose.
-Ya tiene que estar por llegar- dijo Rebecca, mientras acomodaba ansiosa sus lentes.
Sophie caminó hasta el sillón rosa pastel y se dejo caer sobre el-¿Es otro nerd como tú?
Rebecca salió de su cuarto en un traje verde agua y su cabello con una coleta alta. Al pasar por al lado de Sophie, la tomó de un brazo y la sentó.
-Esa es la forma correcta de sentarse- sonrió amablemente- No lo sé... solo me dijeron, que era un chico muy aplicado y de muy buena presencia...- se encogió de hombros.
-¿Ya te dije que eres jodidamente estructurada?- dijo volviendo a la posición en la que estaba-¿Buena presencia? Definitivamente es uno de los tuyos...
-¡No soy estructurada!- puso sus brazos en forma de jarra.
-Ya no vives con tus papis en la catedral de la educación...
Cuando Rebecca iba a replicar aquella ironía, llamaron a la puerta.
-¡Ya llegó!- corrió hacia un espejo y se dio un último vistazo- ¡Ven aquí Sophie!
Se paró obligada y caminó hasta la puerta junto a Rebecca. Está se puso delante tomando el pomo de la puerta, miró a Sophie, quien miraba hacia otro lado, tomó una bocanada de aire y pensó «Detrás de ésta puerta está mi entrada a la universidad...».
Finalmente la abrió.
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De Cabeza Por Amor.
RomanceRebecca Lonary, no usaba malas palabras, no maldecía, el orden y la prolijidad la caracterizaban. Llevaba el estudio como único estilo de vida. No había quien acabara con su infinita paciencia. Hasta que un día, en un esperado intercambio estudianti...