Al día siguiente, el despertador de Rebecca sonó a las 7:00 am como de costumbre. Lo apagó. Dio algunas vueltas en su cama, se sentó en ella, recogió su cabello, y todavía algo dormida fue hasta la sala, observó todo, bostezo y se dirigió a la cocina. Antes de entrar en ella, llamaron a la puerta; refregándose los ojos la abrió.
-¡Buenos días amiga!- dijo Sophie besando su mejilla.
Con la puerta todavía abierta y algo confundida dijo- ¿Qué haces aquí? ¿Y a esta hora?-cerró la puerta.
Sophie miraba a hacia todos lados-¿Qué? ¿Acaso no puedo solo venir a verte?
-Vamos... a mi no... dime a que viniste...- dijo observando la actitud inquieta de Sophie.
-Bueno, bueno, me descubriste... he venido a ver como está el chico nuevo- expresó guiñándole el ojo.
-No te hagas ilusiones, esto durará sólo tres meses.
-¡Da igual si solo será una aventura!
-¿Rebecca?- se escuchó la voz masculina desde el pasillo donde se encontraban los cuartos y el baño.
Sophie corrió hacia el pasillo detrás de Rebecca, quien iba ver que precisaba Erik.
-Si... Di...
Rebecca quedo de cara, al ver que Erik sólo llevaba una toalla blanca que lo cubría de la cintura para abajo, dejando ver unos brazos fuertes, un abdomen que no estaba marcado pero se veía firme, había algo de bello en su pecho y en sus manos llevaba ropa.
-Ooh ¿necesitas ayuda?- preguntó Sophie devorándolo con la mirada.
-¡Puedes vestirte! ¡Por favor!- intentaba no mirarlo.
-Sólo quiero saber donde dejar la ropa sucia.
-Déjala en el baño... y ¡vístete ya!- tomó a Sophie por el brazo.
-¡lo sé! ¡No pensaba vestirme aquí!- dijo algo fastidiado.
Rebecca como pudo saco a Sophie y sus hormonas de allí.
Mientras que Erik se dirigió a su cuarto, se puso los mismo Jeans del día anterior, una camiseta blanca y ajustada y unos borcegos negros. Estaba acomodando su cabello con las manos cuando Rebecca llamó a la puerta.
-Disculpa... ¿puedes apurarte? El bus no pasa seguido y no quiero llegar tarde.
Erik abrió la puerta de golpe y se encontró con unos ojos negros y profundos, que lo miraban confundidos.
-Veo que ya estás listo...-dijo acomodando su cabello nerviosa.
Erik, recorrió con una mirada rápida el cuerpo de Rebecca. Ella llevaba una falda de tiro alto que se ajustaba a su pequeña cintura acentuando sus caderas. Color celeste pastel, al igual que el bléiser. Una camisa que al parecer no había terminado de abotonar, ya que se podía ver parte de sus senos.
Se obligó a quitar la vista de allí. Ella se movió nerviosa, y se dio cuenta que él miraba aquel descuido de su atuendo, se sonrojó un poco, y se apresuró a abrochar el botón que faltaba.
-¿Sophie se fue?- dijo cerrando la puerta del cuarto detrás de él.
-Si, tenía algunos asuntos que atender.
-Perfecto- dijo con una sonrisa-Si hubiéramos sido tres, sería complicado...
-¿De qué hablas?-entrecerró los ojos.
-Ya verás-abrió la puerta para salir, pero antes se volvió hacia ella-Y algo más...
Se frenó detrás él-¿Qué?
-Si fuera tú... me pondría pantalones.
Rebecca no entendió a que se refería, pero tampoco le prestó demasiada atención.
Cuando estaba por salir del edificio, Erik la tomó del brazo.
-Ven conmigo...
La guio hasta la cochera y se paró delante de una motocicleta.
-Es hora de irnos- se puso su casco y le extendió otro a ella.
-Yo no subiré a eso- se negó Rebecca.
-¿A qué le temes?
-¿A ti por ejemplo? No sé con qué prudencia conduces eso.
-De acuerdo. Primero que "eso" es una Harley. Y segundo, tranquila no iré rápido-le ofreció una sonrisa sincera.
Rebecca lo dudo un poco, pero se hacía tarde, así que se puso el casco que él le ofrecía y como pudo se subió detrás de él.
Su falda se corrió casi hasta su muslo, pero era más importante no caer en el camino, que quedar en ropa interior en plena avenida.
Se aferró a él y apoyó la cabeza en su espalda.
Mantuvo sus ojos cerrados durante todo el viaje, sólo volvió a abrirlos cuando sintió que ya no se movían.
-Lindas piernas...- sugirió Erik.
Él ya había frenado frente a la escuela y la miraba esperando que lo soltára.
Sacó sus manos de inmediato y bajo de la motocicleta acomodando su falda.
-Bien...- rio nerviosa y le entregó el casco-Creo que llegamos a tiempo.
-¿Mi tutora me enseñara la secundaria?-subieron las escalinatas para llegar a la entrada.
-Para empezar, te guiaré hasta el aula de biología- caminaban por los pasillos- y luego nos veremos en la cafetería, que está por allí- señalo hacia el final del pasillo-Bueno este es el aula, nos veremos luego.
Se despidieron y Rebecca fue hasta su casillero, tomó algunos libros y al cerrarlo, alguien, la esperaba recargado sobre los demás casilleros.
-Hola bebé. ¿Cómo estás?-
-Russell-asintió con la cabeza, y abrazando sus libros comenzó a caminar.
-¿A dónde vas tan apurada?-se puso delante de ella.
James Russell era el ex novio de Rebecca, y aunque ya hacía dos meses que habían terminado, él no aceptaba que ella ya no veía atractiva su cabellera rubia y rizada, o sus ojos celestes. Es más, lo veía insulso y poco inteligente, bruto y machista.
-Tengo clases igual que tú- dijo revoleando los ojos.
-Sólo quiero saber algo...-le acarició el cabello y ella se corrió- ¿Con quién llegaste hoy, en esa Harley?...
Rebecca se puso algo nerviosa sin saber bien porque. Se aferró más a sus libros y tosió incomoda- James, aceptalo... ya no debes, ni tienes que meterte en mi vida-lo esquivó y pasó por su lado raudamente.
El día transcurrió rápido y y de lo más normal. Al finalizar las clases, se dirigió a la cafetería a buscar a su nuevo compañero de piso.
Entró y miró en varias direcciones, pero no lo vio. No estaba allí. Salió y chocó con Sophie que entraba.
-¡Hey nenaa! ¡Te busque por todas partes!
-¿Viste a Erik?-
-mmm... No... pensé que estaría contigo...
-Acompáñame al aula de biología.
Fueron hasta el aula y hablaron con el profesor, él cual les dijo que ningún "Erik Harzon" se había presentado a la clase.
-¿Tal vez este afuera? ¿No crees?- dijo Rebecca nerviosa.
Sophie se encogió de hombros y la siguió. Se dirigió deprisa hacia afuera, bajo las escalinatas corriendo, y recorrió el lugar con la mirada.
-¡NO PUEDE SER!-exclamó Rebecca.
-¡Qué sucede Rebecca!
-¡No está su motocicleta! ¡Se escapó!
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De Cabeza Por Amor.
Lãng mạnRebecca Lonary, no usaba malas palabras, no maldecía, el orden y la prolijidad la caracterizaban. Llevaba el estudio como único estilo de vida. No había quien acabara con su infinita paciencia. Hasta que un día, en un esperado intercambio estudianti...