-Si no hablamos, no me llevaras, ¿no?
Él negó sonriendo- me conoces...-los ojos de ella brillaron- yo también tengo algunas cosas que decirte ¿Entramos de vuelta?
-De acuerdo-Rebecca se abrazo a si misma, y a la par de Erik, ingresaron nuevamente a "Under Ground"
Se ubicaron lejos de la zona de apuesta.
Erik pidió dos cervezas.
-Bueno, a ver, cuéntame que tienes para decirme...- dijo bebiendo de su cerveza.
-Bueno... yo...- su mirada iba de un lado a otro- se de pool, póker y otras cosas relacionas con todo esto, porque....
-¡Vamos! ¡Ya dilo!
-Ya va... dame tiempo, es algo complicado para mi- miró la pequeña lata de cerveza y decidió beber un poco- Sophie y yo nos conocimos en un lugar como este.
Erik apoyó la lata torpemente sobre la mesa, mientras reía- ¿Me estas diciendo que tú, conociste a Sophie, jugando al pool?
-¿Cuál es el chiste? Antes de vestir así, y dedicarme totalmente al estudio, había encontrado libertad y diversión en el póker, y otros juegos de azar, con Sophie fuimos pareja de póker y pool miles de veces...
-Así que Sophie, si sabia jugar al pool...- Erik ladeaba la cabeza de un lado a otro, sin creer lo que escuchaba.
-Es muy buena coqueteando- río Rebecca- Pero bueno, luego nos comenzaron a ofrecer drogas y alcohol, cosas que no me gustaron, entonces decidí dejar de ir. A parte tenia terror que mis padres se enteraran, aunque no tuve suerte porque, un día mis padres me escucharon hablar con Sophie sobre ese tema, sobre volver a jugar y apostar. No dudaron en compararme con Rachell. Decían que era obvio que la única que llegaría a algo en la vida era ella- Rebecca tomo aire y clavó sus ojos en los de Erik- Fue ahí cuando decidi que mi único objetivo sería pasar por encima de esa...- Rebecca apretó sus labios para no terminar la oración.
-¿Hermana?- intentó completar Erik.
-Media hermana...- espetó con rabia- mamá piensa que no se que Rachell es hija de otro hombre.
-Increíble... ¿Ella y tú padre lo saben?
-Claro que no, piensan que son padre e hija perfectos. Pero no importa yo lograré conseguir mi beca e irme lejos, te lo aseguró.
-Te veo muy convencida...- ella terminó de beber su cerveza- ¿Quieres otra?
-Creo que no me vendría mal una más.
Erik hizo un gesto hacia la barra, con su mano y una coqueta chica les acercó dos cervezas más- Creo que es mi turno.
-Si... sabes... siempre tuve una duda ¿Por qué el día que llegaste dijiste que te obligaron a venir aquí?
-Bien...- tomó aire- Aquí voy. Yo estoy aquí porque mi padre me obligó. Cuando me entere que había sido yo el elegido para el intercambió y se lo conté, él me obligó a venir...
-¿Te obligó?- preguntó extrañada.
-Él está enfermo, es un adicto perdido, las drogas y el alcohol, lo tiene perdido. Pueden más que su propia voluntad, y no quiere que siga su camino... y aunque me negué hasta último momento para no dejarlo sólo, no me dejó otra opción...
-Lo siento...- dijo poniendo su mano en el hombro de él.
-No es nada cariño, por suerte tuve mi recompensa al venir aquí- le sonrío- y por si no queda claro, hablo de ti, tú eres mi recompensa.
-Erik, yo estoy con Co...- no le dejó continuar.
-Sólo dame un segundo Rebecca. Tú no sabes lo que me has hecho sentir con ese beso. Se que no soy el mejor partido, pero mis días se han vuelto tristes y vacíos sin ti. No me hablas, no me escuchas, y te extraño...-Rebecca intentaba esconder las sonrisas que cada palabra de Erik provocaban-Mira, la noche que tú escuchaste las tonterías que dije, no escuchaste el más importante y sincero sentimiento que siento por ti en mi corazón.
-¿De qué hablas?
-Te amo Rebecca- dijo mientras se incorporaba para fundir sus labios en un profundo y dulce beso.
Rebecca lo alejó, aunque no quería, aunque su corazón le pedía a gritos que continuara- Erik, espera yo estoy con Connor...
-Yo cambiaré todo de mi vida por ti, en serio cariño...
-Erik, escúchame tú a mi... Tengo un compromiso con Connor, le di mi palabra, le di mi si, a un noviazgo serio... y me debo hacer responsable de eso... lo siento... me gustaría haber sabido esto antes...
Erik se quedó observándola un momento y luego sonrío.
-¿Por qué sonreís?- dijo mirándolo con el ceño fruncido.
-Porque se, que tú sientes lo mismo que yo, y que tarde o temprano, el destino que nos cruzó, nos unirá para siempre... lo sé cariño, y esperaré una eternidad por ti...
Rebecca sin poder borrar su sonrisa, negó con la cabeza- ¿Vamos?
-De acuerdo...
Tiró algunos billetes sobre la mesa, y siguió a Rebecca entre la gente.
La miraba encantado. Le fascinaba cada detalle de la vida que ella le había contado. Al fin y al cabo tenía un pasado muy parecido a el presente de él.
Montaron la Harley, y Rebecca no pudo controlas sus emociones. Se le notaba a millas la desesperación de querer abrazarlo, tocarlo, sentirlo cerca.
No despegó su cabeza de la espalda de él, hasta que ingresaron a la cochera y estacionó.
-¿Fue un buen viaje? - dijo Erik caminando hacia ella.
-mmm... ¿Quieres la verdad?
-Creo que hablar siempre con la verdad nos acerca más ¿Tú qué opinas?
-Pienso que...-Rebecca no dijo otra palabra. Sólo se frotó la frente con frustración.
-¿Qué sucede?- le preguntó Erik preocupado.
-No, nada... sólo que recordé a Sophie, debería ir a verla.
-Ve tranquila cariño, yo subiré a comer algo.
-Bien, nos vemos luego- se despidieron con un tímido beso en la mejilla.
Rebecca salió de la cochera, hacia la acera, lo mejor que se le ocurrió fue tomar el bus.
No había dado ni dos pasos, cuando Connor se presentó ante ella.
-¿Dónde estabas?- preguntó sin ningún signo de diversión en su rostro.
-Estuve con... con... ¡Sophie! si con Sophie, en su departamento, olvide algo en casa, vine a buscarlo, y ahora volvía para su casa...
-Ah... ¿si? Y Erik ¿en qué parte de tú relato entra?
La pregunta la tomó por sorpresa- ¿Erik? Él...
-Te lo pregunto porque te vi con él, en su Harley...
Ella acomodó todo su cabello hacia un solo costado de su cuello.
Connor se acercó de pronto, y la tomó de los hombros.
-¿Qué haces?- dijo observándolo alarmada.
-¿Dónde... está... tú... colgante?
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De Cabeza Por Amor.
RomanceRebecca Lonary, no usaba malas palabras, no maldecía, el orden y la prolijidad la caracterizaban. Llevaba el estudio como único estilo de vida. No había quien acabara con su infinita paciencia. Hasta que un día, en un esperado intercambio estudianti...