28~El cáliz y la reina~

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Volví a Cipriano a la normalidad y al chasquear los dedos apareció ropa en la mesa, él se la puso y luego golpeó a Apolo por lo que le había hecho.

Apolo y yo: ¡Auch!

Cipriano: ¡Eres un idiota!

Apolo: Mi magia se cansó cuando estaba a punto de volverte a la normalidad. No es mi culpa, es de la magia.

Yo: ¿Desayunaste?

Apolo: No. Estoy en ayuno.

Cipriano: ¿Tú? ¿en ayuno? Eres un tremendo idiota.

Yo: ¡Hey! Más respeto...es católico.

Apolo: Hago ayuno para Semana Santa.

Cipriano: Estás definitivamente drogado.

Yo: Eres malo cuando quieres, Ci.

Cipriano: Tú también.

Apolo: Por eso es que quiero que tengas vestido blanco para la boda, Fraser.

Yo: Odio los vestidos blancos.

Cipriano: Es como cuando compraste el vestido para nuestra boda y después me abandonaste en pleno altar.

Miré a Cipriano y luego a Apolo, negué, caminé hacia la puerta de la sala de juntas y salí, comencé a caminar mientras que todos los adolescentes que iban a sus salones gritaban o se golpeaban a sí mismos como si fueran simios.

Llegué a mi habitación y entré, cerré la puerta y me tiré a la cama, cerré mis ojos para tener un poco de paz y me relajé.
Apolo entró a mi habitación y abrí los ojos, lo miré y él se tiró a mi lado, suspiramos al mismo tiempo y empezamos a llorar.

Yo: ¡Odio demasiado estar aquí!

Apolo: Yo estoy llorando por tu culpa...no porque quiero.

Yo: Estoy cansada, Apolo.

Apolo: Yo también, Fraser.

Yo: ¿Por qué siento que quieres decir algo?

Apolo: Era una estupidez.

Yo: Si tu lo dices...

Apolo: Lo que pasa es que...me enamoré de ti, Florents.

Yo: Ah, okey. Gracias.

Apolo: Me enamoré de tu cabello, tus ojos cafés, tu cuerpo, tu fortaleza, tu hermosa personali-...

Abrí mis ojos y aparecí en mi departamento de Londres, mis gatos me saludaron y vi a El Sabueso sentado en la cocina, caminé hacia donde estaba él y me senté frente a él.

El Sabueso: ¿Por qué estás tan aliviada?

Yo: Apolo me estaba diciendo algo cursi...no podía seguir oyendo eso.

El Sabueso: Debemos hacer todo esto rápido, Florents. No podemos permitir que mueran más brujos.

Yo: ¡Lo sé! Pero...no puedo. No puedo tomar el cáliz.

El Sabueso: Tú eres la reina de él, Florents. Tú debes reclamarlo.

Yo: ¡No soy la reina de nada, Sabueso!

El Sabueso: Lo heredaste por tu madre.

Yo: Uocabatur (desaparece)

El Sabueso desapareció de mi departamento y me tiré al sillón, cerré mis ojos y cuando los abrí ya estaba de nuevo al lado de Apolo, él me miró enojado y hablé.

Yo: Apolo...puedo explicarlo.

Apolo: ¿QUIÉN DEMONIOS TE INVOCÓ?

Yo: Tu padre.

Apolo: ¿¡AHORA TE ACUESTAS CON MI PADRE!?

Yo: ¿¡Qué!? ¡No!

Apolo: ¿ENTONCES PARA QUÉ TE INVOCÓ?

Yo: Por el cáliz.

Apolo: ¿Qué tiene de malo?

Yo: Jesús se había enamorado de mi madre y de tanto amor que le tenía le dijo a María que cuando él muriera le diera el cáliz en el que él tomó por última vez y que la convirtiera en reina y protectora de este. Soy la reina del cáliz por herencia.

Apolo: ¿Es broma, cierto?

Yo: Es lo que dice tu padre.

Apolo: ¿Y tú le creés?

Yo: ¡Por supuesto que no! Si fuera la reina sabría la ubicación.

Apolo: Espera...si tu madre fue su reina...

Yo: ¡Significa que sabe dónde está el cáliz!

Apolo: ¿Puedes entrar al infierno?

Yo: Sigo siendo su reina, Apolo.

Apolo: Entonces debes ir, buscarla sin que nadie te descubra y volver con la información.

Yo: Cualquier cosa que me ocurra ahí abajo, no bajes. Estaré bien.

Apolo: Llévate mi espada asesina de demonios.

Apolo me dio su espada y le agradecí, él me dio un beso de despedida y salió de la habitación, abrí un portal al infierno y entré.

~Infierno~

Llegué al corredor real y cerré el portal, comencé a caminar y logré ver que yo seguía siendo definitivamente la reina del infierno, suspire aliviada y comencé a caminar hacia el sitio de las brujas más honorables.
Entré a ese lugar y vi a mi madre comiendo frutas y tomando vino, rodé los ojos y entré, logré ver que estaba con mi abuela de parte de mi padre y las dos me miraron, miraron mi collar y me reconocieron.

La Bruja blanca: Hija...

La Bruja oscura: Nieta...

Yo: No tengo mucho tiempo. Necesito saber dónde está el cáliz de Jesucristo, madre.

La Bruja blanca: Sabía que este día llegaría...

Yo: Madre, lo necesito para salvar al infierno y a la tierra.

La Bruja blanca: Está en las catacumbas de la academia.

Asentí y les di mi bendición como reina del infierno, me di media vuelta y comencé a caminar hacia la salida, 4 guardias infernales me atraparon y cerré los ojos, los abrí y estaba en el salón real frente a Seth y a Lucifer.

Lucifer: ¿Qué haces aquí?

Yo: Visitas.

Seth: ¿A QUIÉN?

Yo: Mi madre.

Lucifer: ¿Por qué?

Yo: Necesitaba la información del cáliz de Jesucristo.

Seth: ¿PARA QUÉ?

Yo: Hay demonios y brujas oscuras de la tierra que se revelaran contra todos nosotros y ese cáliz nos va a salvar.

Lucifer: Necesitas a dos malditos, Florents.

Yo: El historiador es un maldito y yo también.

Apolo en mi cabeza: Debes salir de ahí.

Yo en su cabeza: ¿Qué ocurre?

Apolo en mi cabeza: ¡Van a ponerte en la prisión maldita!

Agarré mi espada y mis ojos se pusieron de colores, varios guardias reales se acercaron a mi y me rompieron la espada, luego me agarraron y comenzaron a lastimarme, caí al suelo quejándome y Seth comenzó a reír.

Grité con todas mis fuerzas y un aura oscura salió de mi, asesinó a todos los guardias que me estaban atacando y luego me levanté, Seth y Lucifer me miraron sorprendidos y salí corriendo de ahí.
Abrí un portal y entré, terminé al lado de Apolo y cerré el portal, él me miró y luego caí desmayada por el dolor al suelo.

El Poder De La Sangre OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora