52~Seth, el Rey~

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Golpeé con todas mis fuerzas la bolsa de boxeo de la sala de entrenamiento, oí gritos que provenían del infierno y los ignoré, seguí entrenando hasta que Apolo intentó golpearme, lo esquivé haciendo que él le diera a la bolsa y lo empujé tirándolo al suelo y agarrandolo.

Yo: ¿¡Qué carajo te ocurre!?

Apolo: ¡ESTUVISTE CON MI ESPOSA MIENTRAS YO NO ESTABA!

Yo: Te recuerdo que Florents también es mía.

Apolo: ¡TU LO UNICO QUE HACES ES CORROMPERLA!

Yo: ¿Acaso no te contó?

Apolo: ¿CONTARME QUÉ?

Yo: Los de la mafia se presentaron hace 4 meses luego de tu coma y la secuestraron. Stefan, El Lobo, Sam y yo la rescatamos.

Apolo: ¿¡Qué!?

Yo: Si, lo que oíste. La encontramos golpeada, inconsciente, con sangre por todo su cuerpo y con signos de violación. Desde ese día...nadie volvió a ser el mismo.

Apolo: Dios mío...con razón yo sentía que le había ocurrido algo.

Yo: Desde ese momento ella no volvió a ser la misma...

Apolo: ¿Al menos sonríe con su sonrisa preciosa de siempre?

Yo: Logré hacerla feliz mientras tú no estabas...pero tengo miedo que tú no la hagas igual de feliz que yo.

Apolo: ¿Qué recomiendas?

Yo: Le encanta salir a comer, leer en una fogata o pasar un largo rato mirando la luna y las estrellas.

Apolo: Todas esas cosas son dificiles para mi, no entiendo...

Yo: Sé que eres hombre y que esto te dificulta...pero, intenta ayudarla.

Apolo: No puedo, Seth.

Yo: Entonces divorciate de ella y deja que se case conmigo.

Apolo: ¿¡Qué!? ¿¡Estás loco!?

Yo: Es la única solución que tengo para ti, Apolito.

Apolo: NO me digas así.

Yo: Que sensible que eres...por eso es que le das asco a Florents.

Apolo: ¿QUÉ DIJISTE?

Apolo me empujó con todas sus fuerzas, me empujó contra una pared y dejé que me golpeara hasta hacerme sangrar, luego El Sabueso me lo sacó de encima y nos miró a ambos con desaprobación.

El Sabueso: ¡Son mejores amigos! ¿¡Qué demonios les pasa!?

Apolo: ¡Él me provocó!

Yo: Lo hice porque eres un idiota.

El Sabueso: Ya basta, Seth.

Yo: Tu hijo es un débil, idiota e inservible.

Apolo: ¡Y TÚ ERES UN MALNACIDO!

El Sabueso: ¡YA BASTA AMBOS! ME TIENEN CANSADO.

Yo: PUDRETE, APOLO.

Me limpie la sangre de mi boca, agarré mis cosas del suelo, salí de la sala de entrenamiento y comencé a caminar por el pasillo hacia mi habitación.
Me choqué con Cipriano y él me miró serio, frenó, me miró una herida que tenía en mi hombro y negó, reí y luego hablé.

Yo: ¿Qué ocurre, doctor?

Cipriano: Es una herida muy profunda...¿cómo te la hiciste?

Yo: Seguramente me la hice en una pelea en el infierno.

El Poder De La Sangre OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora