25•Historiador•

3 1 0
                                    

Le pasé un café a Cipriano y él me miró, asintió y tomó un poco, me senté a su lado y abrí un libro, logré ver que este hablaba del cáliz en sí y comencé a leer.

Cipriano: Así que...realmente lo amas.

Yo: Es mi esposo, Ci, estoy enamorada de él.

Cipriano: Sé que hiciste lo correcto.

Yo: Eso espero.

Cipriano: Extrañaba estar leyendo e investigando contigo. Me da paz.

Yo: Estás maldito por mí, Ci. Puedo sentir tu paz y tu dolor.

Cipriano: ¿Qué sientes con Apolo?

Yo: Absolutamente todo.

Cipriano: ¿No es molesto?

Yo: Si...cuando está excitado yo también me excito o cuando él llora yo también lloro. Es horrible pero también amo poder tener una conexión tan fuerte con una persona como él.

Cipriano: Encontrar un maldito cáliz es más difícil de lo que creí...

Yo: Supongo que si es de Jesucristo debe estar muy bien escondido.

Cipriano: Si es difícil hasta para un historiador, me imagino para una bruja.

Yo: Podría hacer magia y encontrarla...pero no estoy en un buen momento con mi magia.

Cipriano: ¿Cómo es eso?

Yo: Estoy embarazada, Ci.

Cipriano: ¿De cuánto?

Yo: 6 meses. Estoy usando magia para ocultarlo.

Cipriano: ¿Por qué?

Yo: No quiero que el niño tenga una vida horrible en este lugar.

Cipriano: Deberías decirle a tu esposo, merece saberlo.

Yo: No, Ci. Corro un gran riesgo que no volver a ver al bebé si lo sabe.

Cipriano: Puede llevárselo al infierno...

Yo: Ci, debes ayudarme a ocultar este secreto.

Cipriano: De acuerdo...voy a ayudarte.

Yo: Te quiero mucho, Ci.

Cipriano: Y yo a ti, Florents.

Apolo y Seth entraron a la biblioteca y Cipriano me miró, tomó un poco de café, miró a Apolo y luego de ese silencio incómodo hablé.

Yo: Este cáliz está muy bien escondido, no podemos encontrarlo.

Apolo: La magia de un maldito puede encontrarla.

Seth: Sólo Florents es bruja aquí...así que...ya sabes que hacer, amor.

Suspire y miré a Ci, él negó y me levanté de donde estaba sentada, cerré mis ojos, comencé a hacer magia sobre los libros y luego de varios minutos caí al suelo.

Yo: No puedo...

Apolo: Estás débil, ¿comiste algo?

Yo: Si, Apolo.

Seth: Tu eres fuerte, Florents, vuelve a intentarlo.

Cipriano: ¡No la obligues a hacer fuerza!

Seth: ¿Y por qué no?

Apolo: ¡Maldición, Florents!

Seth: ¿Qué me ocultan?

Miré a Seth y pasé mi mano por mi vientre, me levanté del suelo y mi panza de embarazada salió a la luz, Seth me miró sorprendido y se sentó.

Yo: Tuve que ocultarlo para estar más seguros.

Seth: ¿¡Seguros de qué!?

Yo: ¡Del infierno!

Apolo: ¿De qué hablas?

Yo: Cuando el bebé nazca...Seth va a llevarlo al infierno.

Apolo: Leíste el futuro...

Yo: No puedo dejar que le hagas esto a nuestro hijo, Seth.

Seth: No puedo llevarlo al infierno.

Cipriano: No, no me digas que...¡la historia es real!

Yo: ¿De qué hablan?

Seth: Este bebé no es mi primogénito.

Cipriano: La leyenda dice que el hijo del diablo tuvo un hijo resultado del amor de Lilith la creadora por él. Así es cómo iba a llegar otro bebé mitad demonio y mitad brujo...y con eso su magia iba a vencer al primogénito del hijo del diablo.

Apolo: Linda historia...

Yo: Pero eso no va a ser real.

Seth: ¿Por qué?

Yo: No es tuyo.

Apolo: ¡Esto se puso emocionante!

Seth: ¿¡Es del maldito!?

Cipriano: Yo no tengo nada que ver. Hace 6 meses que no ve-...ahora entiendo.

Seth: ¿¡Cómo pudiste hacerme esto!?

Yo: TÚ ME ENGAÑASTE CON DIANA.

Apolo: Bueno...va a ser mejor que me vaya...

Cipriano: ¡Tu te quedas aquí, conexión!

Seth: ¡Me cansé de esto!

Seth me clavó una daga en el vientre y me quedé paralizada, Apolo cayó junto a mi y me agarró entre sus brazos, puso su mano en mi vientre y suspiró.

Apolo: La daga lo alcanzó...

Yo: Lo sé, el futuro decía esto.

Apolo: Pero...si el futuro decía lo del otro bebé, quiere decir que en un futuro quedarás embarazada de Seth.

Yo: No. Un bebé era de Cipriano y otro de Seth...y ahora ambos murieron.

Apolo: Mi magia no hace nada, no puedo curarlos.

Yo: No...ya están muertos...

Mis ojos empezaron a cerrarse lentamente y escuché a mi padre gritando, El Sabueso me agarró entre sus brazos y logré abrir un poco mis ojos, lo miré y acaricié su rostro, mi mano cayó y mori por décima quinta vez.

El Poder De La Sangre OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora