Prólogo

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Lánzate~

Contuve el aliento tratando de armar de nuevo el valor que había reunido para llegar hasta aquí, pero no lo logre en absoluto.

De nuevo titubeas~

Ni para morir sirves~

Eres un cobarde~

Esas duras palabras se clavan en lo más profundo de mi ser, pero lo que me dolía más era el saber que todas eran producto de mi mente cansada y perturbada a causa de mis malas decisiones que me han orillado a llegar hasta aquí, o eso es lo que creía.

Miré de nuevo hacia el vacío que se extendía por debajo de mis pies, los cuales colgaban gracias a que me encontraba sentado en una de las bardas laterales de un puente, la fría noche de agosto me calaba los huesos, y la oscuridad del abismo frente a mi me rogaba por que me lanzase de una vez, pero después de pensar en un momento de lucidez, me quedé quieto, sin saber que hacer.

El alcohol me hacía sentir más ligero y nublaba mi mente por completo, provocando que me sintiera como aturdido, y las drogas en mi sistema tampoco ayudaba a que mi cordura regresará, sólo lo empeoraba.

¿Qué estás esperando? ~

¡Lanzate de una vez! ~

Nadie te necesita ~

Ellos estarán mejor sin ti~

Si...  tal vez ellos estén mejor sin mi, apreté con fuerza la fotografía que tenía arrugada en mi puño derecho, no me sentía tan valiente como hace una hora, cuando decidí salir de esa fiesta y caminar hasta aquí, donde pensé que lo mejor sería suicidarme, ya no me quedaba nada por lo que luchar, o eso me decía cada vez que me echaba para atrás.  Pero igual, seguía titubeando, pensando que estaba haciendo algo que me convenía, pero que no era así, y eso lo sabía bien.

Cerré los ojos un momento e inhale todo el aire que mis pulmones soportaron, estaba dispuesto a hacerlo.

Esto es lo mejor, ellos estarán mejor sin mi... 》

Incline mi cuerpo un poco hacia adelante y cuando por fin me solté un firme agarre en mis hombros me sacudió jalandome hacia atras, cai de espaldas contra el frio suelo de concreto y sin poder evitarlo solte un gruñido de dolor, todo me daba vueltas y mi cabeza dolia, me habia golpeado duro contra la banqueta, sentia que me desmayaria en cualquier momento, intenté levantarme pero me sentia demasiado pesado, sentí como unos delegados brazos me rodearon para levantarme y recargarme contra el muro en el que estaba sentado hace unos minutos, intenté enfocar mi visión en la persona enfrente de mi, pero me era imposible, la tenía nublada, un suave murmullo se escuchaba a lo lejos pero ese ensordecedor pitido no me dejaba escuchar que me trataba de decir el entrometido que evitó que me tirara.

Sentí mis párpados pesados, tenía sueño, pero unas suaves palmadas en mis mejillas evitaron que me durmiera, el pitido cesó y por fin pude escuchar lo que me decía.

-Oye... ¿me escuchas?.

Moví de forma afirmativa mi cabeza y escuché como suspiraba al ver que por fin respondía, parpade un par de veces para enfocar la visión, pero las lámparas de la calle no me la dejaban fácil, unas frías  manos me sostuvieron por las mejillas y me examinaron para ver si no me había hecho un daño grave que necesitará ir de urgencia al hospital, pero yo no me sentia tan mal, sólo un poco mareado por la acción tan bruta que tomó para evitar que me lanzará.

-De verdad lo siento mucho, no medi mi fuerza al momento de jalarte, ¿te encuentras bien?.

Levante la vista y me topé con unos ojos cafés que me miraban con preocupación, su cabello liso le caía hasta los hombros, cubriendole un poco la visión, sus labios rojos hacían juego con sus mejillas congeladas que estaban del mismo color, me sostenía de forma dulce pero firme.

-Estoy bien -balbuce aturdido, me costaba hablar y pensar con claridad, creo que si necesitaba ir al hospital.

-De verdad lo siento, pero me asuste al ver lo que ibas a hacer y en un impulso corrí para jalarte, quizá no me incumbe pero de verdad lo siento -seguido me tomó por sorpresa al ser atraído hasta su pecho en un abrazo tembloroso, la chica o chico,  no sé que era, me abrazo con fuerza, lo sentia temblar entre mis brazos, no sabía si era por el frío o por la adrenalina de lo que presenció, pero sea cual sea la razón no me importaba, estaba lo suficientemente drogado como para olvidar mañana lo que habría intentado hacer hoy, así que sin mucha fuerza o afectó le devolví el abrazo, lo escuché sollozar al poco rato, y eso me confundió.

-Oye... ¿estás bien?.

Me aleje un poco y busqué su mirada, estaba viendo algo en el suelo, miré hacia allí y encontré la fotografía que sostenía hace unas horas atrás.

-No lo hagas por favor -lo mire confundido,  No estaba entendiendo nada, buscó de nuevo mi mirada, el calido café luchando contra un gélido azul -Quizás no tenga ningún derecho a decir esto y no me corresponde meterme en donde no me llaman, quizás nunca nos volvamos a ver, pero por favor, no te des por vencido, llevaba aproximadamente 20 minutos viéndote desde la calle de enfrente, y de verdad me asuste cuando te soltarse del barandal, por favor, piensa en tu familia, en tus amigos, ningún problema es tan complicado como para no tener solución, si no lo quieres hacer por ti hazlo por ellos.

Vi como tomaba la fotografía arrugada y sonreía al ver a los dos niños que aparecían en ella.

-Mereces más que esto -me devolvió la foto, me quedé observando los ojos azules de la niña de aproximadamente siete años que sonreía a la cámara.

-No te prometo nada, quizás nunca logre salir de este agujero, pero si soy sincero, ya me canse de lamentarme por todo.

Él  desconocido me sonrió, vi como se levantaba y llamaba a alguien por teléfono, mis ojos pesaban y sabía que estaba apunto de caer en la inconciencia, la silueta de la persona que me salvó se delineo con la luz de las farolas y desde donde me encontraba parecía un jodido Ángel, escuché un susurro que supuse era una despedida para después ver como se perdía en la oscuridad de la noche, quizá para nunca más volver.

Save MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora