Entre por la puerta del edificio en el que vivía seguido de mi hija, la pequeña de cabello negro cargaba una bolsa de gomitas mientras tarareaba una cancion infantil y con su otra mano se aferraba de mi pantalón al ver que yo tenía ambos brazos ocupados con las bolsas del mercado.
Nos detuvimos enfrente de las escaleras y cuando estábamos por subir algo llamó la atención de mi hija, la pequeña de 7 años tiró de mi pantalón asustada y señaló hacia el lado opuesto en donde nos encontrábamos, enfrente de los elevadores se encontraba una pareja discutiendo, el hombre de unos treinta años gritaba furioso mientras que la chica de cabello rizado sólo baja la mirada, estaba dispuesto a dar media vuelta para seguir con mi camino pero una acción del hombre fue la que me puso en alerta, dejé las bolsas del mercado en el suelo y le dije a Dalia que se escondiera detrás de la pared, corri en direccion a la pareja y justo cuando el hombre le iba a golpear lo jale de su camiseta y lo tire al suelo, la pareja me miró confundida, pero no me importó en lo más mínimo.
-¿Porqué no te metes con alguien de tu misma calaña?.
El grotesco hombre con aliento a alcohol se tambalea al levantarse y soltó varias carcajadas que sonaban más como un animal moribundo.
Varios recuerdos desagradables pasaron como flashes por mi mente, sentí mis manos temblar pero me mantuve firme.
-¿No me digas que este es tu amante? -pregunto con una mueca molesta.
-N-no Rubén, te juro que no hay nadie.
-¿Esperas que te crea?, ¡maldita puta!, mejor ya dime con cuantos del edificio ya te has acostado, ¡responde si no quieres que te vaya peor!.
La persona detrás de mi temblo asustada y comenzó a sollosar, mi sangre hirvio, y no me contuve al dar un paso al frente, agarre al tal Rubén de su camiseta sucia y le propine un puñetazo en el ojo, este cayó con un desgarrador lamentó al suelo.
La chica detrás de mi grito asustada y corrió a él.
-¿Porqué lo hiciste? -la chica se giró en mi dirección con el desgraciado ese en sus brazos, lo mire con cara de ascó.
-Era él o tú, que ¿preferias?.
-Él no estaba haciendo nada malo, yo fui el que lo hizo enojar.
Solte un suspiro cansado, no sé ni para que me esforzaba en hacerla entrar en razón.
-Como quieras, igual no es asunto mío.
Retome mi camino en direccion a las escaleras, la pequeña niña se encontraba sentada en uno de los escalones con las manos cubriendo sus oídos, me arrodille frente a ella y de forma suave retire sus manos, sus ojos azules me buscaron.
-Ven pequeña, es hora de ir a casa, de seguro Nathan tiene hambre.
Cargué a Dalia con un brazo y con el otro recogí las bolsas del super, subí a paso lento por las escaleras, gracias a Dios que sólo vivíamos en el segundo piso, cuando llegué a mi destino deje las bolsas en el suelo y busque las llaves en mi bolsillo, al encontrarlas abrí la puerta e ingresamos al pequeño departamento que compartía con mis dos hijos.
Dalia se bajó de un salto y corrió al cuarto de Nathan, yo camine en direccion a la cocina y deje las bolsas en la barra que usábamos como mesa, comencé a guardar todo en su lugar y cuando termine, al dar media vuelta vi a Dalia con una hoja en su mano, la tomé con cuidado y leí su contenido, era de la niñera, esa maldita mocosa se había vuelto a ir y dejó sólo a Nathan.
Hice bolita la hoja y la tire en cesto de basura.
-¿Nathan esta bien?.
Dalia asintió y seguido corrió de nuevo para esta vez traer a su hermano consigo, se lo quite con cuidado y lo revise, esa maldita niña me las va a pagar, esto no se quedará así, ¿es que le cuesta mucho trabajo avisarme que no podía cuidarlo?.
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Save Me
General Fiction-Si no aprendes a amarte, ¡nadie lo hará por ti! - rugió furioso, -Antes de amar, amate, porque cuando él idiota al que le entregues tu estúpido corazón se vaya, al menos aún te tendrás a ti mismo, y así nadie te podrá pisotear. Una historia de amo...