Adiós

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Por fin llegamos al edificio después de haber caminado tanto, el día estaba nublado pero igual hacía un calor de los mil demonios, estaba sudando como si acabará de salir de un sauna, me urgía un baño

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Por fin llegamos al edificio después de haber caminado tanto, el día estaba nublado pero igual hacía un calor de los mil demonios, estaba sudando como si acabará de salir de un sauna, me urgía un baño.

Hace un par de horas salí junto con los niños para tomar un paseo, los llevé al parque más cercano para que pudieran jugar y distraerse un rato, en el camino de regresó nos topamos con Teresa, pero en este momento ella se quedo hablando con un amigo del hospital, que casualmente estaba pasando por aquí y se topó con ella, raro, ¿no?, en fin, Dalia estaba adelantada por un par de pasos ya que venía saltando desde hace dos cuadras atrás, la pequeña de casi 9 años estaba cantado una canción infantil muy animada, mientras que su hermano estaba haciendo el intento de caminar correctamente sin caerse en el proceso, pero para eso estaba yo, que lo mantenía de pie firmemente gracias que lo tenía sujeto de la mano, el infante no dejaba de reír y gritar cada vez que se tropesaba y yo tiraba de su brazo para que no tocará el suelo, aunque estoy comenzando a creer que le tomó el gusto a tropezarse, pues no deja de hacerlo.

Me gustaba mucho pasar tiempo con ellos, pues ahora que los conozco y ya forman parte de mi vida, no me imagino como serían mis días sin su presencia, entramos al edificio y Dalia va directo a las escaleras, le ha tomado el gusto a subir por ellas mientras salta de dos en dos los escalones, pero esta vez ella me ayuda con Nathan para que el pequeño pueda subir, ella le toma la mano y comienza a ayudarlo tirando de su mano izquierda para darle un empujón y que suba el primer escalón, el niño emocionado comienza a subir los escalones con algo de dificultad pero muy feliz.

Reviso de nuevo mi teléfono al ver un nuevo mensaje de Luka preguntando en donde estoy y cuanto me falta para llegar, eso se me hace muy extraño, pues hace menos de diez minutos le acabo de decir que ya estoy llegando, Luka fue el que tuvo la idea de llevarme a los niños al parque para que él pudiera hablar con Kenai, todo aprovechando que se quedarían solos.

Suelto un suspiro al recordar nuestra situación actual, Kenai no quiere escuchar nada de referente a la rehabilitación y eso me frustra, mejor dicho, nos frustra, es tan necio y orgulloso, además de testarudo e idiota, no hay día en que cada vez que nos vemos discutamos por lo mismo, incluso resulta gracioso, ya que así es como comenzó nuestra relación.

He intentado convencerlo de que está es la mejor opción que tiene para poder recuperarse, pero él simplemente ve el lado negativo de lo que le decimos, ya que piensa que nosotros no confiamos en que lo pueda lograr, cuando es todo lo contrario, al hablar con Teresa sobre ésto ella estuvo de acuerdo con lo que le decía, pues ella pensaba lo mismo que yo, ambos creemos que Kenai se podría recuperar en tiempo récord con ayuda profesional, lástima que él no lo veía así.

En mi interior le rogaba a quien sea que me este escuchando que por favor le ayude a Luka para que logré hacerlo entrar en razón, lo pedía con tanta fe que aún tenía la esperanza de que sucediera un milagro.

Pero eso es mucho pedir...

-Caín...

Me detuve para poder ver a Dalia, la niña tenía fuertemente agarrado a su hermano menor, sus ojitos estaban brillosos, señal de que me iba a pedir algo.

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