Pasado (parte 1)

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-¡Dalia!, te dije que no corras

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-¡Dalia!, te dije que no corras.

Observo molesto como su cabellera negra se aleja cada vez más, ignorando por completo lo que le dije y corriendo por los pasillos del super mercado como si su vida dependiera de ello. Deje salir un bufido molesto y una risa proveniente de mi lado derecho llama mi atención, Caín me mira divertido porque mi hija no me hace caso, le saco la lengua y él hace lo mismo.

-Que infantil -sonrió después de decirle así aún sabiendo que yo lo hice primero.

-Mira quién habla -responde divertido, corto el contacto con sus ojos y comienzo a buscar a Dalia con la vista, y vuelvo a centrar mi atención en Caín cuando lo escucho hablar de nuevo. -Oye tranquilo, yo me adelanto para poder vigilar que no se pierda, tú sigue empujado el carro.

Me quedo viendo como camina con prisa mientras le pide a Dalia que lo esperé, yo sigo empujando el carrito de compras mientras juego con Nathan, la idea de venir al supermercado fue gracias a Dalia, y todo comenzó cuando Caín nos invitó a su departamento porque nos quería mostrar algo, el castaño estaba muy emocionado, tanto que contagio a mis hijos con su energía, no esperamos mucho y corrimos hasta el elevandor para llegar al departamento del enano, al llegar un peludo amigo nos recibió, Caín recogió un perro que estaba en el basurero y lo llevo a su casa, el pequeño animal es a penas un cachorro y su energía es agotadora, entre Dalia y Caín se pasaron gran parte de la tarde buscando un nombre para el bicho café y al final le pusieron como nombre Lula, y ahora mismo, estamos en el super comprando lo necesario para el perro y de paso surtimos la despensa de ambos.

A lo lejos los vi acercarse de nuevo, pero con varios paquetes de diferente cosas en las manos, Caín echo al carrito comida para perro y unas barras de cereal, y Dalia puso una caja de cereal y más paquetes de galletas, la niña se colgó de la parte delantera del carrito apoyando sus pies en la base y Caín apoyo su mano sobre la mía, ayudándome a empujar el carrito.

Seguimos caminando por los pasillos hasta llegar al de lácteos, detuve el carro y me puse a revisar los quesos. Tratando de hacer memoria y recordar que es lo que necesitamos.

Pero me distraigo en cuanto escucho un murmuró proveniente de Caín.

-¿Qué tal si compramos helado? -me gire para poder verlo y me fijo que estaba con la vista perdida entre los botes de helado, indeciso.

Me acerque despues de echar el queso y lo tome de la cintura, sus ojos cafés me buscaron y al conectar nuestras miradas sonrió, comenzaba a amar su sonrisa, la forma en como sus ojos se entre cerraban cada vez que las comisuras de sus labios se elevan, y como ladea un poco su cabeza hacia la derecha buscando mis ojos, comenzaba a amar la forma en como sus manos recorrían el camino desde mi pecho hasta mi cuello para terminar con una dulce caricia en la mejilla, su perfume con olor a frutas y un sutil toque de vainilla es fascinante, y el sabor a fresas de sus labios cortesía de su bálsamo labial transparente es adictivo, sus brazos me rodearon del cuello y me sonrió de una forma más coqueta.

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