Sus labios sabían a chocolate, tan dulces y cálidos, sus brazos fuertes me sostenían con firmeza y delicadeza, como si no quisiera hacerme daño, pero tampoco quisiera soltarme, y su perfume me estaba volviendo loco, amaba esa mezcla de cítricos que desprende su cuerpo, y la forma en que su calidez me envolvía por completo.
Al separarnos nustras respiraciones estaban agitadas, deje mi frente recargada en su hombro y cerré los ojos intentando calmar a mi corazón, que latía como si acabará de correr un maratón, podía sentir bajo la palma de mi mano el latir desenfrenado del corazón de Kenai y su respiración rosar mi frente, sus brazos seguian rodeando mi cintura y parte de mi espalda, solté un pequeño suspiro y me aferre a su camiseta.
Podía sentir como todos mis sentimientos se mezclaban y creaban miles de dudas en mi cabeza, tantas sensaciones nuevas y viejas juntándose en un momento que yo consideraba perfecto, porque eso era para mi, cada momento al lado de Kenai era único y perfecto.
No sé cuánto tiempo duramos abrazados en medio de la cocina, pero me pareció demasiado corto, ansiaba quedarme así por más tiempo, pero tuve que separarme de Kenai en cuanto me dijo que mi teléfono no dejaba de sonar, su risa juguetona al ver mi puchero hizo que mi corazón se volviera a acelerar de golpe. Me separé con la mejillas calientes y caminé hasta donde dejé mi teléfono, lo tome de la bolsa de compras que deje sobre la encimera y me dispuse a ver quien era el inoportuno que me arruino mi momento feliz.
Más de veinte mensajes de mi hermano y doce llamadas perdidas, dos de la directora de la escuela y diez de mi hermano, estaba cansado de esto, por más que intento iniciar de nuevo, llega mi pasado y me recuerda que aún tengo cosas que resolver.
Ya es mucho tiempo ignorando todo lo que deje inconcluso, pero tengo miedo de volver y que todo lo que he logrado se caiga a pedazos.
-Oye, ¿qué sucede? -la voz ronca del pelinegro me saco de mis pensamientos, sentí su cálida mano levantar mi rostro, al subir la vista, automáticamente mis ojos y los suyos se conectaron, amaba el azul de sus iris, tan claros como el cielo de primavera algunas veces, y tan oscuros como el fondo del mar otras tantas, su piel tan tersa y blanca, y su cabello tan suave y oscuro como una noche sin estrellas.
Baje la vista y negué despacio, pero Kenai no se conformo con esa respuesta y me hizo levantar la vista de nuevo.
-De la nada, tu cara cambio de ser un tomate, a la de haber visto un fantasma, estas palido, ¿te sientes bien?.
Mis ojos picaron por culpa de su amabilidad y la forma tan gentil de preocuparse por mi, ¿por qué yo no podía ser como él?, ¿tan fuerte y valiente?, Kenai era justo el hombre con el que soñé algún día tener una familia, siempre soñé con encontrar a alguien como él, pero llegué tarde.
-Estoy bien, de verdad.
Sus ojos me miraron dudosos, no me creía, pero, si yo fuera él, también desconfiaria.
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Save Me
General Fiction-Si no aprendes a amarte, ¡nadie lo hará por ti! - rugió furioso, -Antes de amar, amate, porque cuando él idiota al que le entregues tu estúpido corazón se vaya, al menos aún te tendrás a ti mismo, y así nadie te podrá pisotear. Una historia de amo...