Salí con cuidado de la habitación con la intención de irme, ya no podía seguir en este lugar, caminé hasta la cocina para decirle a Kenai que ya me iba a ir pero no estaba, me fijé en la sala y tampoco lo encontré, quizás estaba tan molesto por nuestra discusión que simplemente se fue, pero esa idea se me hacía difícil de creer teniendo en cuenta que él sería incapaz de dejar a los niños solos, recorrí el pasillo hasta llegar a su habitación pero antes de tocar la puerta una pequeña voz me llamo, al dar la vuelta unos enormes ojos azules me observaban con atención.-Mi papá bajo por el correo, siempre deja la puerta de la entrada entre abierta cuando va, de seguro no tarda, ¿lo estabas buscando?.
-Emm... Si.
-¿Ya te vas? -su carita se desfiguro en una mueca de tristeza y me sentí un tanto culpable.
-Si, ya debo irme...
-¿Por qué?, ¿no te puedes quedar un rato más?.
La mire con algo de ternura y negué con la cabeza levemente.
-Me gustaría, pero no puedo, mañana debo de ir a trabajar y tengo que regresar a mi casa, al-alguien me esta esperando ahí -en cuanto termine de hablar un nudo se instalo en mi garganta y mis manos comenzaron a temblar, tenía miedo de volver, pero debía hacerlo.
-Bien... ¿pero vendrás de nuevo?.
Quise decirle que si, pero no sentía que fuera lo correcto, nunca fui fan de mentirle a los niños, y no quería darle ilusiones, así que preferí callar, a lo cual ella tomo mi silencio como un no, me sentí muy mal, pero no quería que ella se apegará a mi.
-¿Te quieres ir por qué mi papá y tú discutieron?, ¡si quieres yo puedo decirle que ya no se enoje contigo!.
La pequeña me conmovió, pero yo no podía quedarme por mucho que lo deseará, no estaba bien, mi lugar era estar en mi casa, al lado de mi pareja, no aquí, un lugar tan acogedor que no encajaba para nada conmigo, la niña me miraba con ojos suplicantes, llena de esperanza por recibir una respuesta afirmativa de mi parte.
-No puedo, ya te dije que tengo trabajo mañana y debo volver.
Dalia bajo la mirada triste y decepcionada, asintió con suavidad, aceptado lo que decía, dejo de insistir y sólo me dijo que esperaba volver a verme.
-Tengo una idea -la niña me miro confundida di media vuelta y camine hasta la cocina siendo seguido de cerca por ella, busque entre los cajones papel y pluma y una vez que los encontré anoté mi número del móvil, le di la hoja y la niña lo miro curiosa, -Es mi número, cuando quieras hablar conmigo pídele el teléfono a tu papá y llámame.
La niña asintió emocionada y dando brincos se fue a su habitación, y ya una vez hecho eso tome las cervezas que estaban en la nevera y camine en dirección a la salida, y efectivamente, estaba entre abierta, salí y la deje igual, tome dirección hacía el elevador pero al estar de pie enfrente de las puertas dude en si debería bajar para avisarle o no a Kenai que ya me iba, al final opte por decirle, ya que sería muy grosero de mi parte irme sin avistar, baje con cuidado los escalones sosteniendome fuerte de la baranda para no caerme, ya que aún seguía débil por lo de ayer, al estar en el primer piso un fuerte grito me heló la sangre, comencé a temblar de forma descontrolada y sin darme cuenta estaba conteniendo la respiración, a lo lejos vi a Rubén parado enfrente de Kenai, enfrentándolo, no sabía que hacer, mi instinto me decía que regresará al apartamento del entrometido, pero una pequeña voz en mi cabeza me susurraba que tenía que hacer algo ya, o sino, Rubén lo golpearía igual que a mi.
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Save Me
General Fiction-Si no aprendes a amarte, ¡nadie lo hará por ti! - rugió furioso, -Antes de amar, amate, porque cuando él idiota al que le entregues tu estúpido corazón se vaya, al menos aún te tendrás a ti mismo, y así nadie te podrá pisotear. Una historia de amo...