Dos años atrás...
Desde que desperté no he parado de ver por la gran ventana que tiene la insípida habitación de hospital, en la cual he pasado las últimas dos semanas pero, por fin, hoy me darían de alta después de estar tanto tiempo en reposo para asegurarnos que la las puntadas no se vuelvan a abrir.
Siempre he odiado los hospitales, pero últimamente parecen ser mi lugar favorito, ya que últimamente suelo visitarlos con frecuencia, sobre todo, después de alguna paliza que me da Rubén. Lo cual, este es el caso.
No recuerdo mucho el como fue que llegue aquí, no recuerdo si Rubén fue el que me trajo o si algún vecino fue el que llamo a una ambulancia, aunque tengo la ligera sospecha de que es más probable que la segunda opción sea la correcta, ni siquiera puedo recordar cual fue la causa de la golpiza esta vez.
Todo esto me resulta algo frustrante al no poder recordar con claridad, pero supongo que eso es lo mejor.Suelto un enorme suspiro justo en el tiempo en que la puerta es abierta, la doctora que me ha estado atendiendo estas dos semanas hace acto de presencia junto a una de las enfermeras que me estuvieron cuidado, giro con lentitud la cabeza hasta verlas de frente, la doctora es bastante alta, de cabello bastante corto y de un color tan negro como la noche, además de poseer unos ojos azules obscuros que contrastan perfectamente con su pálida piel, en cambio, la enfermera es bastante bajita, de piel bronceada y ojos amables de color miel. Ambas se acercan con unas sonrisas hasta mi lugar para ayudarme a bajar de la camilla, la enfermera me da una bolsa con mis pertenencias y me acompaña hasta el baño, ya una vez dentro, comienzo a cambiarme, pero me veo interrumpido al ver mi teléfono junto con mis pertenencias, enseguida lo enciendo con la esperanza de ver algún mensaje de Rubén, pero la decepción me embarga por completo al ver que sólo hay mensajes de mis colegas de trabajo y mi hermano, sigo sin saber porque demonios aún albergo algo de esperanza hacia él, es tonto y hasta cierto punto, patético esperar un gesto lindo de su parte, como un simple mensaje donde pregunte si estoy bien, mucho menos uno donde diga que vendrá a recogerme, eso ya sería mucho pedir, es muy poco probable que eso suceda teniendo en cuenta que durante estas dos semanas en el hospital en ningún momento hizo el amago de venir a visitarme. Es estúpido de mi parte creer que le importe siquiera saber si sigo vivo, pero como el idiota masoquista que soy, igual voy a regresar corriendo a sus brazos, como siempre.
Termino de poner todo en su lugar y salgo hacía la habitación, pero me encuentro con la sorpresa de que sólo se encuentra la doctora.
-¿Listo? -su sonrisa amable no logra ocultar lo que siente en este momento, veo en sus ojos la pena y tristeza reflejada con claridad, ella no quiere que regrese con mi novio, y entiendo por qué, pero no me hago a la idea de simplemente desaparecer de la ciudad como ella lo insinuó una vez. La doctora Davidson me hizo contarle con lujo de detalles como es mi relación con Rubén, quedo horrorizada al momento en que termine de hablar, y aunque ella me ofreció su ayuda para separarme de él, simplemente decline la tentativa oferta, por que a pesar de todo, yo aún amo a Rubén y no me imagino mi vida sin él.
-Si doctora, sólo debo guardar mis cosas en la mochila y listo.
-Ya te dije que me llames Teresa y no doctora -frunce el ceño levemente y se encamina unos pasos más hasta llegar a donde me encuentro, -De verdad no tienes porque volver, yo te puedo ayudar en lo que necesites, puedes quedarte en mi casa un par de días hasta que encuentres algo, eso también me ayudaría a mi, no es muy de mi agrado dejar todo el tiempo a mis sobrinos solos o con una niñera, pero Caín, por favor, aunque sea piénsalo... no quiero que en la próxima vez que te vea en el hospital sea quizás la última.
Aparté la vista de la ventana para enfocarla en ella, su cara estaba desfigurada en una mueca desesperada y llena de preocupación, de verdad me conmueve que se preocupe tanto por mi, pero yo no puedo dejar a Rubén.
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Save Me
General Fiction-Si no aprendes a amarte, ¡nadie lo hará por ti! - rugió furioso, -Antes de amar, amate, porque cuando él idiota al que le entregues tu estúpido corazón se vaya, al menos aún te tendrás a ti mismo, y así nadie te podrá pisotear. Una historia de amo...