En picada...

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Estreche fuerte entre mis brazos el pequeño cuerpo tembloroso de mi novio, el cual no dejaba de llorar desde el momento en que me vio, estuvimos así por varios minutos, ambos en silencio, él, sacando todo lo que estuvo guardando desde hace horas y...

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Estreche fuerte entre mis brazos el pequeño cuerpo tembloroso de mi novio, el cual no dejaba de llorar desde el momento en que me vio, estuvimos así por varios minutos, ambos en silencio, él, sacando todo lo que estuvo guardando desde hace horas y yo, dándole su espacio para que se desahogara todo lo que quisiera, me sentía realmente culpable al recordar que yo era el motivo por el cual en este momento Caín lloraba sin consuelo alguno, momentos antes de que el castaño llegará, estuve hablando con Luka y él me explicó todo lo que había pasado desde el momento en que perdí la conciencia.
Y mi corazón se estrujo al ver la magnitud del problema, pues gracias a mi descuido estuve al borde de la muerte, por segunda vez en el año, sólo que esta vez nada de esto fue planeado.

Desde donde me encontraba podía escuchar claramente las voces de Luka y Mateo que estaban hablando en el pasillo, Luka no dejaba de insistir en que Mateo se fuera a casa para descansar, pero el rubio no quería dejar a Luka aquí y se negaba rotundamente, al final no pude seguir escuchando su discusión ya que se fueron a la sala, o eso suponía.

Cuando Caín por fin dejo de llorar se levanto lentamente y quedo sentado a un lado de mi, tenía los ojos rojos y los parpados hinchados,  además de unas notables ojeras, con la palma de mi mano acaricie su mejilla humeda y con cuidado fui secando el rastro de lágrimas que le quedaron, él soltó un pequeño suspiro entre cortado, gracias al haber llorado tanto.
Caín tomo mi mano antes de quitarla de su mejilla y me dejo un suave beso en los nudillos, ese gesto sólo me hizo sentir peor.

-¿Cómo te sientes? -sus tiernos ojos otoñales estaban puestos sobre mi, mirándome como si fuera un sueño y en cualquier momento él se fuera a despertar, en pocas palabras, con miedo a querer soltarme.

-Estoy bien, sólo un poco cansado -mi voz salió ronca por la falta de uso durante todas las horas en las que estuve dormido, Caín sonrió, pero la sonrisa no llegó a sus ojos, y me preocupe.

-Estoy tan feliz de que estes despierto, tenía tanto miedo de que nunca volvieras a abrir los ojos, estaba muy asustado -las lágrimas empaparon de nuevo sus mejillas sonrojadas e inmediatamente lo acerque de nuevo a mi.

-Shhh, estoy bien, ya no llores...

Con la mano libre comencé a darle suaves caricias en el cabello, en un vano intento de consuelo, pero no funcionaba, y eso era señal suficiente para saber que ahora si la cague en grande.

-Eres un idiota, ¿en que jodidos estabas pensando? -se levanto furioso de mi pecho y se puso de pie a un lado de la cama, su mirada estaba encendida en llamas y podía jugar que ni el mismísimo infierno ardía como su furia en este momento.

-Lo siento, yo no pensé que pasaría esto...

-No pensé, no pensé, ¡carajo!, claro que no estabas pensando.

Me quería reír por los gestos tan graciosos que estaba haciendo mientras me regañaba, pero sabía que reírme en este momento era firmar mi sentencia de muerte, así que con una fuerza titanica contuve las carcajadas que querían salír.

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