Pasado (parte 2)

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Después de cerrar la puerta y dejar a Kenai afuera junto con su ex pareja, llevé a Dalia y Nathan a la cocina, quería alejarlos de la discusión que se estaba llevando acabo detrás de la puerta, pues ambos ya habían tenido suficiente de esto, dejé ...

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Después de cerrar la puerta y dejar a Kenai afuera junto con su ex pareja, llevé a Dalia y Nathan a la cocina, quería alejarlos de la discusión que se estaba llevando acabo detrás de la puerta, pues ambos ya habían tenido suficiente de esto, dejé con cuidado a Nathan en su silla alta y puse despacio las bolsas sobre la encimera, y justo cuando iba a hablar, un suave tirón en mi camisa llamó mi atención, al girar me encontré con una imagen que me rompió el corazón, Dalia esta hecha un mar de lágrimas.

De inmediato me arrodille y la abrace con fuerza.

-Ya pequeña, todo esta bien, yo estoy aquí, no estas sola, tranquila.

Cuando comencé con las suves caricias en su espalda su llanto se intensificó, sentí a mi corazón oprimirse de forma dolorosa al escucharla llorar así, su pequeño cuerpo no dejaba de temblar y podía sentir el rápido latir de su corazón angustiado, sus pequeños y delgados brazos se aferraban a mi cuello con fuerza, como si con eso me quisiera decir que no quiere que me vaya.

La cargué como pude y me sente en una de las sillas del comedor con ella en mis piernas, sus manos se aferraban fuertemente de mi camiseta y sus lágrimas ya habían mojado tanto su ropa, como también la mía, pero no me moleste en absoluto.

-No llores bebé -no pude evitar que mi voz saliera rota al hablar, pues me dolía mucho verla así, ella no merece sufrir de esta manera, es la niña más dulce y buena que he conocido en mi vida, y verla con el corazón roto y llena de miedo hace que quiera regresar al pasillo y golpear a esa mujer que le hizo tanto daño.

-Tranquila, aquí estoy, y-ya no llo-res -no pude evitar que mis lágrimas cayeran y que mi voz sonará estrangulada por el nudo en mi garganta, y Dalia lo notó, pues sentí como apretaba más mi cuello, dándome consuelo.

Le deje un beso en la cabeza al cual le siguieron más, su llanto había cesado un poco y ahora ya se encuentra más calmada, pero igual no la solte y en su lugar me aferre a ella como si mi vida dependiera de eso.

-Caín... - baje la mirada y me encontré con sus ojitos azules llenos de lágrimas, las cuales seguian cayendo por sus mejillas. -Tengo miedo.

Su voz se rompió y volvió a esconderse en mi pecho.

-¿Por qué?.

La escuché tomar aire con fuerza, como si se estuviera armando de valor para poder hablar.

-No quiero que vuelva, ella sólo le hace daño a mi papá, y no quiero que lastime a mi hermanito, le tengo miedo a ella.

Sus palabras se quedaron conmigo durante un buen rato, haciéndome reflexionar y que muchas preguntas se adueñaran de mi mente, me preguntaba que fue lo que le hizo esa mujer para que este pequeño angel este tan herido, tenía curiosidad, pero también tenía miedo de saber la respuesta. Al final, ambos nos quedamos en esa silla hasta que Dalia se quedo dormida, mis piernas se habían entumido desde hace rato y no las sentía, tenía que llevarla hasta su habitación, pero no quería moverme para no despertarla, aunque al final terminé por llevarla hasta su cuarto para que pudiera descansar de todo este estrés que había vivido hoy.

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