Una luz.

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Hermione:

-Ron no ... no me siento bien hoy

El había llegado del trabajo y se encontraba comiendo y viendo un programa en la televisión

-Aja -sus ojos jamás se dirigieron a mi- ¿Que tienes mione?

-No estoy segura ¿Podrías acompañarme a ver a un médico?

-¿Ahora? - toma otro bocado

-¿Ron, podrías mirarme por lo menos?

Suelta un bufido de enojo y voltea- Tomate alguna poción, Hermione, no debe ser nada malo.

Llevo mi mano a la punzada que sentí justo en el vientre- Creo que si es algo así de simple lo hubiera sabido. Ron necesito que me acompañes

-Joooder- se levanta de golpe- te llevaré a San Mungo si eso te deja más tranquila

Y de la nada toma mi muñeca y me arrastra hasta la puerta, por unos segundo me deje no cayendo en lo que estaba pasando. Pero antes de que el pueda abrir me libero de su agarre

-¡Sueltame! - le gritó

-¡Estoy haciendo lo que me pediste! 

Con enojo y lagrimas en los ojos me reprimo para no soltarle una bofetada -¡Eres un imbecil Ronal! - con un movimiento de varita traigo mi bolso- deja, iré sola. Gracias de todos modos

Y me salí dando un portazo dejándolo solo.

Jamás nadie se enteró de como era Ron realmente, jamás conté todo lo que viví con el. Si bien, no me maltrataba como tal pero si sufrí un millón de desplantes por el. Me dolía y me decía a mí misma que el iba a cambiar, que se daría cuenta del daño que me hacía.

Que se daría cuenta que yo lo quería. Pero el nunca cambió, nunca dejó de ser un idiota y yo no encontraba fuerzas para salirme de ahí.

Tuve que tocar fondo para irme, tuve que encontrar fuerza en otro lado para impulsarme.

Respiro hondo. Ron hasta me engañaba y jamás lo note ... ¿Lo perdonaría de enterarme de ello cuando estaba aún con el?

Creo que no, creo que eso ya seria lo que rompería todo lo que me unía a el pero de una manera en la que ya no hubiera ningún tipo de reconciliación.

Cuando llegue a San Mungo fui atendida de inmediato y tras varios estudios me informaron que tenía tres semanas de gestación pero que lamentablemente había perdido el embarazo.

El corazón se me hizo añicos, el aire me faltaba y sentí como una parte de mi alma se había ido con ese niño que jamás conocí.

Parece mucho por perder un bebé que ni sabia que existía, pero existió.

Lloré soltando todo lo que tenia dentro desde hace tiempo en aquel consultorio, la medimaga me había dejado sola para darme mi tiempo y yo se lo agradecí.

Lloré por el bebé que jamás llegaría a nacer, lloré por Ron, por sus malos tratos, lloré por mi, por ser tan tonta y aguantar eso que el me estaba dando.

Y me odié

De solo saber que estaba embarazada ese bebé nacería, de saberlo me hubiese cuidado, lo hubiera cuidado.

No me di cuenta de las señales pero ¿cuales señales? Mi regla había llegado normalmente el mes anterior, no mareos, no vomito, no nada.

En ese momento odié a Ron con todas mis fuerzas, pero más me odie a mi por no saberlo.

Live My Life (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora