Una Omega diferente

La perdida más dolorosa

Pov Laxus

— Esto va a peor — comentó el abuelo el cual se encontraba sentado sobre el sofa del salón. Su expresión era de preocupación. Su espalda estaba arqueada hacia delante con sus codos apoyados sobre sus rodillas.

— Lucy y Michelle llevan res días encerradas en sus respectivas habitaciones. Solo salieron para comer y para ducharse, no siquiera van al instituto — dije pensativo cruzándome de brazos. Esta situación resultaba exasperante.

Aunque tiene sentido que ellas sean las más afectadas por aquella situación. Era sangre de su sangre, la persona que las crió desde pequeñas, la mujer que las cuidó, la mujer que les enseñó a amar a los demás a pesar de que su esposo murió haciendo que no tuvieran una figura masculina. De hecho Layla Heartfilia fungió cómo madre y padre para ambas.

Después de todo lo que Layla había luchado para mantenerse viva, ella... solo sucumbió. La Doctora Dragneel lo confirmó, fue una causa natural y nadie intervino ya que ella estaba en el momento en el cual ella dio su último aliento de vida.

Además ni el abuelo ni yo tenemos una relación sanguínea con Layla ni la conocíamos desde hace tanto tiempo como mis hermanas. Es normal que a ellas les duela tanto.

— Hemos intentado hablar con ellas. Pero nada. No responden cada vez que tratamos de hablar con ellas simplemente nos ignoran. Ni siquiera Dragneel a podido entrar — expliqué en voz alta apoyandome sobre el respaldo de el sofá. Fruncí levemente mi ceño.

A pesar de que ese pelo chicle es el Mate de Lucy, a pesar de eso ella aún sigue sin confiar del todo en él. Ella sigue teniendo dudas, ella sigue sin confiar.

— Y Michelle. Creo que las únicas que se pueden entender en éste momento es la una a la otra — explicó él con una expresión de melancolía en su rostro. Él se encogió de hombros para después soltar un suspiro de agotamiento.

Él se siente mal al no poder cuidar de sus nietas. El viejo es muy familiar en ese sentido. No le gusta ver a sus familiares sufrir.

— pero ambas están hechas añicos. No pueden apoyarse entre si cuando ambas están rotas — dije con agotamiento comenzando a mover mi pie de manera nerviosa — joder. Es que ni siquiera a sus amigos les dejan entrar — me quejé al final.

Pov Michelle

Mami..... Mami..... Mami ¡¿Por qué mami?! Eras la bella durmiente, entonces ¿Por qué no vino tu príncipe a salvarte? ¿Por qué el malo ha tenido que ganar?

Me lamentaba una y otra vez. No soportaba aquella idea ¿Por qué? ¿Por qué Ivan tuvo que ganar? ¿Por qué aquél horrendo hombre ha ganado? Podía sentir las lágrimas caer de mis ojos y deslizarse por mis mejillas expresando mi melancolía y desesperación.

Yo era una de sus tres hadas. Debí llevar al príncipe con ella junto a mi hermanita y a mi hermano ¿Por qué? ¿Por qué no pudimos salvarla?

— He fallado. Soy un total fracaso — me lamente. No pude evitar sentirme tan.... inútil.

Abracé con fuerza mis rodillas. Me encontraba sentada sobre mi cama con una pequeña manta sobre mis hombros y una mirada perdida. Se podía ver unas pequeñas bolsas debajo sus ojos los cuales no poseían brillo y estaban enrojecidos. En mis mejillas se podían ver las marcas de las lágrimas.