CAPITULO II: UNA NUEVA MIRADA

213 16 4
                                    

Gideon despertó con un terrible dolor de cabeza en el suelo de la habitación, recordaba vagas cosas de la noche anterior y no le importaba demasiado.

- Ha sido un sueño ,seguro- dijo mientras miraba a ambos lados con toda naturalidad. Se levantó del suelo lentamente y observó los restos del conjuro de la noche anterior -meh, ya lo recogeré luego; total no espero visita.

-¿Cómo le habrá ido a mi dulce amor anoche?- Gideon se quedó medio segundo pensativo y cogió el móvil, tenía un mensaje de las 6:30 AM que decía así "cielo acabo de llegar a casa me lo pasé genial , tranquilo no se me han arrimado tios".

Decidió dejar el móvil a un lado e irse al baño a lavar la cara, cuando se miró al espejo noto algo extraño , algo no parecía como siempre, algo no encajaba en la imagen de su rostro. Había algo que no captaba y tras mirar con detenimiento capto una anomalia en su ojo derecho, parecía más profundo y un halo blanquecino casi imperceptible se colaba entre la pupila y el iris.

-Deben ser cosas mias...-. Se dijo a sí mismo mientras se aseaba y se preparaba para el día. Posiblemente su novia dormiría la mayor parte del día , así que se distraería en la calle , llendo de compras quizá. Cogió todo lo necesario y salió por la puerta, la calle estaba desierta , ni un alma había allí cerca algo muy habitual en esa parte de la ciudad a la que la mayoría llamaba el distrito gris por la aparente ausencia de vida y calor humano, era el distrito donde vivían los más solitarios, los más apartados de la sociedad , los más... extraños.

Gideon pese a que no había nadie en la calle más que el notaba algo muy raro, la sensacion de no estar solo, notaba una presencia con el pero no había nadie, miro atrás, miro a cada lado posible y en todas direcciones, efectivamente no había nada ni nadie solo él y sus pensamientos. De todos modos notar esa presencia no le molestaba, de algún modo sabía que esa presencia no iba a hacerle nada si realmente estaba allí.

Caminó lentamente por las calles hasta salir del distrito gris para meterse en el centro comercial Villarrosa, el mayor de la zona, el cambio con respecto al distrito gris era radical, cientos de personas caminaban de un lado a otro de compras sin descanso, otros tomaban algo en los bares interiores y otros directamente ...otros...

¡ increiblemente no parecían personas normales!. Eran personas muy pálidas y sombrías, no interactuaban con nada ni nadie y lo peor de todo... solo Gideon parecía verlos, la cara le cambió de inmediato, empezó a palidecer creyendo que estaba soñando, que aún no se había despertado, que seguía en la cama soñando o quizás había enloquecido.

No pudo hacer otra cosa salió como loco de vuelta a su casa para quedar en estado de shock justo en la puerta mientras una misteriosa voz hizo acto de presencia.

-Maestro... libereme... no tema maestro...-. Dijo la voz.

-¡ Me he vuelto loco! ¡ESTO NO PUEDE SER REAL!-. Gideon practicamente estaba al borde del derrumbe mientras la voz seguía insistiendo .

-Maestro llameme... soy su sirvienta... soy Arial...libereme... -.

Gideon sin saber como reaccionar solo dijo una palabra -A...Arial...-.

En ese preciso instante su ojo derecho comenzo a liberar una densa niebla que en lugar de disiparse empezó a concentrarse ante el, el miedo hizo presa a Gideon que quedó paralizado al instante.

La dama de la nieblaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora