Mi historia

Capítulo 40

*Narra Ela*
Sigo caminando, quiero alejarme pronto de ellos y llegar al bar. ¿Quién será esa chica? No la había visto nunca, es nueva. ¿Eso era lo qué me quería? Para quererme así mejor que no lo haga... Cuando estoy a dos minutos de llegar al bar siento unos pasos corriendo detrás de mí, serán de alguna persona apurada. - ¡ELA! - me llama una voz muy familiar.
- ¿Kevin? - me giro y lo veo corriendo hacia mí. Cuando llega a mi lado se para a coger aire - ¿Qué haces aquí?
- Te vi y quería hablar contigo.
- ¿Y de qué? No tenemos nada de que hablar.
- ¿Qué te ha pasado? - cuando le quise contestar Brayan me volvió a llamar para meterme prisa y le dije que ya iba ahora al bar - ¿Has quedado con alguien?
- ¿Qué más te da? ¿Tú no deberías estar con tu chica?
- ¿Mi chica? ¿De qué hablas?
- No te hagas el tonto. Te vi con una chica. Os reíais mucho, lo estábais pasando muy bien así que no entiendo por qué estás aquí y no con ella - se me queda mirando.
- ¿Celosa? - bufo - ¿Qué? ¿Tan raro sería?
- Pues sí. Muy raro.
- No te hagas la dura conmigo, no te cuela. Sé que te mueres por mí, por mis caricias, por mis besos... Y también que ahora te mueres porque te agarre de la cintura, te diga cosas bonitas al oído y luego selle lo que dije con un beso lleno de pasión - me dice mientras se acerca cada vez más y me agarra de la cintura, no sé que hacer... Estoy nerviosa.
- No inventes - me remuevo -, yo no estoy así. Eres un falso, sólo sabes mentir. Lo haces todo el rato.
- ¿Ah sí? ¿Quieres decir qué si hago esto - me da un beso rápido con cuidado de no lastimarme en el labio - no sientes - otro beso - nada?
- Para Kevin. Vete a besar a tu novia y a mí déjame que ir que voy a llegar tarde por tu culpa.
- Pero, ¿tarde a dónde?
- A trabajar Kevin... Voy a trabajar...
- Tienes una cara de cansancio brutal, ¿dormiste bien?
- Las escasas horas que dormí sí - me río con tristeza -. En serio Kevin, me tengo que ir.
- Te acompaño.
Después de empezar a caminar Kevin me agarró de la mano, estuvimos todo el camino así. Durante todo el trayecto no se me borraba la estúpida sonrisita. Nada más llegar al bar veo como Brayan no quita ojo de nuestras manos entrelazadas, me hace una señal con la cabeza de que abra de una vez de una manera un tanto extraña, voy a tener problemas.