Capítulo 50

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*Narra Ela*
Mi mirada se ensombrece, me pongo muy tensa... Lentamente me siento en la cama y me separo de Kevin. No tolero ahora el contacto físico. Ganas de gritar y llorar recorren mis venas. ¿Harry?
- ¿Ela? ¿Qué ocurre? - me toca suavemente el hombro y le pido en un susurro que por favor no me toque - Ela me estás asustando. ¿Qué está pasando?
- ¿Cómo es él?
- ¿Él? ¿Harry? ¿Qué más da? - respiro agitadamente - Vale vale. Pues es un poco más alto que yo con ojos de un tono verdoso, tez morena y pelo oscuro. Es un hombre serio, voz grave. No sé mucho más, casi no estuve con él. Ela, ¿qué pasa?
- Kevin - sollozo - creo que estás describiendo a mi padre... KEVIN: ¿Qué? Ela, ¿qué estás diciendo?
- La descripción concuerda. Abandonó a su familia hace tres años y como lo has mencionado es igual a mi padre. Tiene que ser él... Llévame junto a él por favor Kevin, lo necesito.

(***)
Estábamos en frente de la casa de la madre de Kevin, tocamos a la puerta y nos abre una señora muy guapa alta, rubia teñida con raíces oscuras y ojos entre verdes y marrones. Tiene que ser la madre de Kevin.

- Kevin hijo, que sorpresa. ¿Quién es la chica que viene contigo?
- Mamá esta es Ela, mi novia. Ela esta es Laura, mi madre.
- Encantada.
- Encantada yo, no sabes la felicidad que siento por conocerte. Eres la primera chica que me presenta.
- Mamá... No vine realmente para presentártela. ?Está Harry? Ya te lo explicaré en otro momento.
- Está en el salón - nos mira confusa - Pero pasad, no os quedéis en la entrada. Si queréis hablar con él id allí, yo estaré en la cocina si me necesitáis. Un trocito de tarta me espera en la nevera.
Nos dirigimos junto a Harry, mis nervios se hacen presentes en todo el cuerpo. ¿Será él?
- Hola Harry, mira. Te quiero presentar a una persona. Harry esta es mi novia - el hombre se gira y se me queda mirando - Ela, Ela este es Harry.
- Ela...
- Papá... Te he tenido estos tres años tan cerca y ni una llamada, ni un mensaje...
- Déjame explicártelo hija...
- ¿Hija? Yo ya no soy tu hija, dejé de serlo en cuanto nos abandonaste a las tres. ¡Eres un cerdo! ¡Te odio! - siento que voy a empezar a llorar de un momento a otro así que salgo corriendo y cuando por fin estoy fuera cierro con un fuerte portazo y rompo a llorar. Al minuto siento unos brazos rodeándome.

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