Capítulo 41

2 1 0
                                    

*Narra Ela*
Paso al lado de Brayan y abro la verja, yo soy la primera en entrar para encender las luces. Cuando me doy la vuelta veo algo un tanto extraño. Kevin y Brayan hablando tan tranquilos, Kevin es el último en entrar.
- No sabía que conocías a Kevin.
- Pues sí... Desde hace más de un año. Tampoco sabía que le conocías tú.
- Malo si no me conoce él - se ríe -, crecimos juntos.
- ¿Sois amigos desde pequeños? - Brayan echa la cabeza hacia atrás y suelta una carcajada y Kevin sonríe divertido - ¿Qué os hace tanta gracia?
- Pregúntale a Kevin - dirijo mi mirada al otro.
- Es mi hermano - se ríe, Brayan tiene una mirada y sonrisa terrorífica cuando nuestros ojos se cruzan, algo que Kevin no parece percibir.
- ¿Hermanos? - los engranajes de mi cabeza van a toda velocidad. Kevin asiente. En resumen... Estoy liada con el hermano de mi jefe y este está detrás de mí, ¿puedo tener más mala suerte? - Jamás lo habría imaginado, sois tan distintos...
- Bueno Ela, toca trabajar. Los clientes no tardarán en llegar.
- ¿Trabajas aquí? Interesante.
- ¿Por qué? - lo miro desafiante.
- Así podré verte cuando quiera si estás trabajando - pongo los ojos en blanco y me dirijo a la cocina del bar para ayudar a la cocinera con las tapas cuando llegue, no me apetece aguantar al par de hermanitos. Son de la misma sangre, aún no lo puedo creer.

(***)
Cuando por fin acabó la jornada laboral a las 8 de la tarde recojo mis cosas y me dispongo a irme hasta que Brayan me frena.
- ¿A dónde piensas que vas?
- A dormir, estoy agotada. No me dejaste casi dormir Brayan. Necesito descansar.
- No, no te vas a ningún sitio. Pasa a mi despacho.
- No, me voy a dormir Brayan. Déjame - decido plantarle cara, mi cansancio es demasiado.
- Aquí de momento mando yo y no tú. Te vienes y punto - me coge fuerte del brazo.
- Me lastimas... - suelto una mueca de dolor, me está arrastrando al despacho.
- Tú me obligas a hacerlo - nos mete en el despacho, me empuja dentro y cierra con llave. Deja la llave en la cerradura. Se aprovecha de que no hay clientes y la cocinera se ausentó para hablar con su marido.
- ¿Qué quieres Brayan?
- Te gusta mi hermano. ¿A que sí? - sorprendida le pregunto que de qué va todo esto - ¡Contesta!
- Es mi vida privada, no tengo que decirte nada. ¿Puedo irme ya?
- No me da la puta gana. Contéstame o no te irás nunca.
- ¡Sí! ¡Me gusta tu hermano! ¿¡Puedo irme ya!?
- ¡ESTÚPIDA! - me pega una fuerte bofetada, tan fuerte que me parte el labio otra vez - Te vas a arrepentir de haberte fijado en él - me agarra los brazos y me los pone detrás de la espalda de una forma dolorosa, no soy capaz de moverme. Él, ante mi inmovilidad, me rompe la camiseta, me arranca el sujetador y empieza a manosearme los pechos. Lo único que hago es tratar de librarme y gritar pero con cada movimiento los brazos me duelen más. Dirige mi mano hacia mis pantalones y con agilidad me desabrocha el botón, mete mi mano por debajo de mi ropa interior y va hacia mi intimidad. Asustada y con toda la adrenalina que recorría mi interior logré zafarme de su agarre de un tirón y le pego una patada en toda su intimidad tan fuerte que cae al suelo llorando de dolor.
- Tómate eso como mi finiquito. Eres un ser despreciable - digo mientras me abrocho el pantalón y me pongo la chaqueta para cubrir mis pechos, recojo también la camiseta y el sujetador - ¡Dimito!
- Esta me las pagas morenita - dice con la voz cargada de dolor.
- Ya no te tengo miedo - le escupo y abandono el despacho. Antes de irme me despido de Aurora, la cocinera, y me voy para siempre de este maldito bar.

Mi historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora