Segunda Parte. Entrenamiento y Pruebas.

34 5 1
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Capítulo1: Los Amigos.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


- ...y por eso es que tienes que hacer el entrenamiento mamá -dice Tomas que no para de hablar mientras su madre conduce por una carretera rural rodeada de árboles-.

- Bueno ya se. Hijo ¿Por qué no te callas un ratito y disfrutas el paseo? Ya vamos a llegar a la casa de Joscar.

- Está bien -contesta sintiéndose un poco herido-.

Pero en lo menos que está pensando Tomas es en disfrutar del paseo. Lo único que piensa es lo que va a hacer con las 25 monedas, definitivamente un buen avatar. Y sigue así un rato hasta que su mamá le interrumpe diciendo:

- ¡Mira! ya llegamos.

Con una sonrisa Tomas contempla la casa de Joscar, que es hermosa a sus ojos. A pesar de haber pasado una gran cantidad de casitas pequeñas, hechas de tablas viejas y láminas de latón, la de Joscar, que perteneció a su bisabuelo, es diferente. Está hecha de bloques de cemento, aunque el techo es de láminas de metal; no tiene un frente sino una cerca de alambre muy pero muy grande; un terreno de varios metros cuadrados lleno de árboles frutales, sobre todo mangos; y en el centro la casita de apenas dos habitaciones, un baño pequeño y una cocina que al mismo tiempo es la sala y el comedor. Pero lo que más le gusta a Tomas es el patio; es enorme, con árboles frutales, un gallinero, un tanque de agua hecho en concreto y una camioneta Ford amarilla de casi un siglo de antigüedad. Hay un montón de animales, al papá de Joscar le encantan; hay gallinas, pavos, unas jaulas con una especie de ratas muy grandes que llaman rabipeláos, otra con dos loros, varios pájaros de distintos colores, y hasta un espacio cerrado donde hay un cerdo, o más bien cerda. Pero lo que más le gusta son los perros, no tienen una raza definida pero son enormes, se llaman Sansón y Dalila; al ver a Tomas bajarse del auto corren a saludarlo y casi se cae de espalda cuando Sansón le pone las patas en el pecho.

- ¡Hola Sansón! ¡si, yo también me alegro de verte, pero bájate que me estás ensuciando!

- ¡Sale, Sale! –grita la madre de Tomas-.

Guerra por el paraíso VirtualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora