5. Charlotte la rebelde

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He llegado a donde nadie me ha invitado solo para pertenecer a un lugar. Soy como una oveja solitaria que busca un rebaño que la acompañe y la proteja, solo quiero ser aceptada por los míos y conocerlos un poco más, saber de su pasado y tal vez formar parte de su futuro. Esos eran mis ideales hasta que conocí a la oveja mayor de los Hikaris, es una anciana de mente tostada que etiqueta a todos los que lleguen de fuera como unos lobos disfrazados de oveja, y yo no soy una loba; quizá sea una oveja que recién ha pecado por dejarse chupar las ubres, pero eso no me hace peligrosa para ningún rebaño.

—Madre, es una monja, no la trates de esa forma, sé más respetuosa —Ermac trata de hacerle entender a su madre mientras acaricia su canoso cabello.

—¡Dios ha escuchado mis plegarias!, me ha mandado a uno de sus mercenarios para exorcizar a tu hermana —dice la anciana mientras agradece al cielo con sus manos.

—Disculpe, señora, «mercenario» es una equivocada y desubicada palabra para usar sobre el nombre de Dios —la corrijo con algo de timidez—. Aparte, las monjas no exorcizamos, eso los hacen algunos sacerdotes.

—¡Ves, madre! Deja de hablar paja —le dice Delancis.

—Y déjeme decirle que Delancis me parece una buena mujer, no creo que tenga necesidad de exorcizarla —agrego.

—No te lo creas mucho, Inocencia. Delancis debe tener un buen par de demonios encima —dice Ermac mientras observa a su hermana de forma divertida.

—Ah, ¿sí?... Esos demonios deben ser maricas, porque yo no siento nada sobre mí —deja salir un par de risas.

¿Demonios maricas?... Nunca había escuchado de algo así, ahora que lo pienso..., ¿tal vez algunos demonios estén en el infierno por su homosexualidad?, después de todo, la iglesia católica me enseñó que es un pecado ser así. Ahora me los imagino con cuernos de unicornio, caminando sensualmente y meneando sus colas escarchadas a través de las llamas.

—No me refiero a Delancis, sino a la bastarda de Charlotte —aclara la anciana.

—Ah, a ella sí —dice Delancis mientras asiente a su madre—. Madre, voy a ir al despacho de mi padre, es que estoy buscando unos documentos. Tu ve a ver que está haciendo Marisol, no quiero que vuelva a romper otra cerámica egipcia.

—Mi sobrina es el demonio mismo..., pero ella seria como el demonio de Tasmania de los Looney Tunes —dice Ermac mientras le sonríe a Delancis.

—Estoy de acuerdo —Delancis igual le sonríe y luego se retira caminando por donde llegamos—. Nos vemos dentro de un rato.

De repente, la anciana se para a un lado mío y se me queda observando con cierto grado de intensidad.

—Hermana, por lo menos debería decirme su nombre... ¿María?; ¿Guadalupe?; ¿Magdalena? —pregunta en un tono exigente. La anciana cree que mi nombre debería estar relacionado con la Biblia.

—Mi nombre es Inocencia, un placer —respondo dándole la mano para presentarme.

—Mi nombre es Murgosia Hikari, pero puede llamarme Doña Murgos —se presenta y luego desvía la mirada hacia donde está su hijo—... Ermac, yo llevaré a Inocencia a su habitación, la hospedaré frente Charlotte para ver si compone, aunque sea un poco, a tu hermana. Tú ve a cuidar a Marisol.

—Ok, madre —Ermac le sonríe con gentileza—, justo estaba pensando en esa habitación para Inocencia.

—Señora, de verdad, muchas gracias por permitirme quedarme aquí.

—Tú solo trata de ayudarme mejorando la conducta atroz que tiene esa niña.

Al parecer tengo otra hermana y, por lo que dice Doña Murgos, se trata de una niña rebelde. Espero poder llevarme bien con ella.

De Monja A MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora