20. Perspectiva de Marisol Diamond

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Narrado desde la perspectiva de la pequeña Marisol.

¡No es justo!

Una vez más mi mami me manda a sacar de un lugar como si yo no fuera de la familia y eso me pone triste. Yo quería pasarla bien con todos, es divertido cuando tita Lottie discute con la abu, me río mucho cuando eso pasa, es tan divertido como ver Plaza Sésamo. Pero no, de repente a la abu se le ocurre presentar a la ladrona de juguitos, creo que la presentó como una monja, o sea que es de la misma clase que Pimientita. Lo sé porque recuerdo ese día en el que iba saliendo del cuarto de mi mami, iba muy feliz, saltando y cargando a mi muñeca, acababa de bañarla con perfume, porque mi Agosta se baña con perfume caro; sí, se llam Agosta, le puse ese nombre porque su papi se llama Julio, él nunca supo que era el papá, porque siempre que quería decírselo salía huyendo por toda la escuela, así que decidí ser madre soltierra.

Ah, cierto..., estaba recodando el por qué sé que Pimientita es una monja.

Iba saltando por el pasillo junto con Agosta, y al pasar cerca del cuarto del tito Ermac escuche como él le decía a Pimientita que estaba muy monjada y que la iba a forrar, creo que la quería forrar con toallas, ya que ella estaba muy monjada, parece que siempre anda así.

—Marisol, come rápido que tu mami no demora en llegar a buscarte —pide la Trans, es ella quien me arrastró hasta la cocina. Me dijo mi tita Lottie que le dicen así porque es fan de los Transformer.

—Ni creas que te estoy haciendo caso, estoy comiendo porque tengo hambrita.

—Lo que usted diga, my lady.

—No te rías que estoy brava— Arrugo mi frente, hago piquito y cruzo mis brazos—. Yo no debería estar comiendo en la cocina, es una falta de respeto a mi persona.

—Mírate, eres una mini Murgos —Me jala los cachetes.

—Yo no soy tan vieja.

—Tu abuela no fue siempre vieja, corazón —mi mami acaba de entrar a la cocina—, de joven era tremendo pedazo de rubia.

—¿Mi abu era linda?

—Tu abu era la sensación del bloque de su época.

—¿Cómo así, no entendí?

—Que tu abuela era hermosa..., un momento..., para nosotras aún lo es —la sonrisa de mi mami también es hermosa.

Voy caminando de la mano de mi mami y en el pasillo nos encontramos a la ladrona, a mis titas y a Pimientita y a Flor. Todas se están riendo de algo.

—Chicas, ¿qué traman? —les pregunta mi mami.

—Hoy es día de compras, ya vamos saliendo —responde Florence.

En eso se me acerca tita Valen, levanto mi cabeza para poder ver su rostro y me sorprende con un beso en la frente; parece que quiere decirme algo.

—Marisol, dime, ¿qué quieres que te compremos? Traeremos algo para ti —se agacha frente a mí, está muy sonriente.

Después de pensarlo un poco le respondo.

—Quiero una muñeca de trapo.

—¿De trapo?, que humilde—Florence me sonríe con ternura.

—Ay sí, ¡tráiganme la insulina!, esto es demasiada dulzura —dice tita Valen mientras levanta la cabeza para reír con las demás.

—Tita, por favor, es que necesito una sirvienta para mi muñeca.

Entonces, todas se quedan calladas, incluso mi mami lo está. Mi tita Valen tiene sus ojos como plato y su poca como un pozo; ahora se ha empezado a reír como pendeja, todas le siguen la corriente y también se ríen de mí.

De Monja A MafiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora