#2 LA VERDAD.

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No sé cuanto pasó desde que cruce la puerta, no recuerdo nada, Dios me dice que deje de ser tan curiosa pero... Simplemente no puedo.
Los demás ángeles saben quien soy aunque fingan lo contrario y al parecer les asqueo, ni siquiera Gabriel me mira a los ojos y es molesto.

Me la paso sola, esto no es un paraíso es una prisión, me pregunto mil cosas por hora y me da vueltas la cabeza de tanto pensar.

-Oigan chicos-dije.

Los ángeles hicieron caso omiso ante mí llamado, nadie aquí me quiere, ni siquiera se esfuerzan en ocultarlo; siento que han pasado años pero ni sé que día es hoy exactamente, Dios dice que aquí el tiempo no existe así que no debería preocuparme, pero algo en mi interior dice que busque respuestas.

-No lo soportó-dije para mí.

Los angeles murmuraban cosas lo cual era desagradable ya que es obvio que hablan de mí, algo en mi surgió y tome mi espada de ángel para amenazarlos.

-¡NO VEN QUE FASTIDIAN!, todos los días dicen lo mismo de mí, si quieren saber algo preguntenme a mi ¡maldición! -grité.

En pánico empezaron a volar lejos de mí y en ese momento Gabriel llegó a "calmarme".

-Tranquila____¿qué ocurre? -dijo con un tono de cansancio.

Cómo si la del problema fuera yo, esos bastardos no tienen una pizca de modales.

-¿Que ocurre Gabriel?-grite furiosa- ocurre que esos imbéciles no me dejan en paz todos los días a todas horas, y cuando me acerco me ignoran-.

Gabriel mantenía su mirada a un lado con la mano en la nuca como si soportara un berrinche.

-Y ni siquiera tú me miras a los ojos-subí mi todo de voz- y nadie dice nada, y no entiendo porque carajos huyen de mi-grite una vez más.

-¡Porque no eres una de nosotros!-grito pero de inmediato tapó su boca y subió la mirada.

Me quedé un poco en shock, ya lo había sospechado tal vez era un demonio redimido como esos que llegaban gracias al hotel de la princesa Charlotte.

-¿Me redimi? -pregunté.

Gabriel me miró confundido y eso para mí fue un rotundo "no", ¿entonces? ¿Qué era? ¿Qué soy?.

-Si tú no me das respuesta lo hará él-dije.

-No por favor, espera-dijo Gabriel.

Hice caso omiso a su súplica y fui con Dios a exigir respuestas.

-¿Es verdad padre?-dije al entrar.

Él me miró y supuso que había averiguado algo.

-¿Es verdad que no soy un ángel legítimo?- pregunté con lágrimas en los ojos.

-Algo de eso es verdad- dijo con calma.

Lo mire confundida y él tocó mi frente, al instante sentí un fuerte mareo más que los otros y recordé algo...
-Un cambio, un alma por otra-... Entendí todo y lo mire afligida, recordé que Sara hizo ese trato; el cambio de humor se apoderó de mi y sentí una rabía tremenda.

-¿Cómo permitiste algo así?- grite enojada llamando la atención de otros ángeles.

-Tenía que salvarte hija, tú alma es pura sin igual y Sara se ofreció a cambiar de lugar para tenerte aquí con nosotros; al ver que tu alma vagaba en odio decidió bajar a salvarte, pero era tarde y moriste salvandola.

Por ti. (Alastor x tú). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora