Capítulo 8

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“Empezamos todo de nuevo, entonces? Amigos?”, añadió el chico extendiendo su mano.

“Amigos!”, respondió Rebeca.

“Cuál era tu nombre?”, preguntó él confundido.

“Rebeca, pero mis amigos me llaman Becky. Puedes llamarme a sí si quieres, es menos complicado.”, se explicó la chica espontáneamente.

Hyun Joong sonrió. De pronto, se puso de pie y fue en busca de su bolso. De adentro sacó una barra de chocolates. Le sacó el papel y la partió por la mitad.

“Toma! En mi país cuando queremos disculparnos, compartimos el mismo chocolate!”, exclamó él traviesamente mientras se volvía a sentar sobre el colchón y reía sin razón.

“Es una tradición?”, preguntó curiosa Rebeca.                                                                                                   

“jajaja… Si, una tradición que se me acaba de ocurrir!”, agregó el muchacho riendo infantilmente.

 “Casi te creo!!! Jajaja…”, rió Rebeca.

La chica movió su cabeza mientras sonreía. Por lo menos estaba viendo de vuelta a un chico jovial, travieso y alegre que parecía no existir hace unas horas atrás.

 Si! Al fin alguien me vuelve a decir eso! Hace mucho no lo escuchaba… Lo extrañaba! Extrañaba sentirme como un loco!”, dijo Hyun Joong aún riendo. “Gracias…”, añadió finalmente el chico, bajando su volumen de voz y cambiando su expresión. Ahora lucía serio.

“Gracias por qué?”, preguntó ella dudosa, levantando la cabeza y buscando la mirada del chico.

“Por traer de regreso al verdadero Hyun Joong… Creía que había muerto!”, agregó tímidamente él.

Ambos se quedaron en silencio, mientras terminaban de comer y pensaban sobre la conversación que acababan de tener.

“Hey… yo… Yo no lo hice con maldad. De verdad! Yo se que nuestras culturas son muy diferentes. Para nosotros los latinos, el tocarse, el abrazarse es algo fundamental. Somos de piel! Si te ofendí… Disculpa!”, agregó de pronto la chica, humildemente.

“Si lo se, lo entiendo. Se que nos criamos muy distintos. Pero ya olvidémonos de todo lo que sucedió.”, suplicó el muchacho.

“Está bien! Borrón y cuenta nueva!”, añadió la muchacha.

“Y ustedes… Cómo lo hacen para solucionar las cosas aquí? Cómo se disculpan?”, preguntó curioso Hyun Joong. No conocía nada de las costumbres latinoamericanas.

“Ya te dije… Nosotros somos muy de piel. Para nosotros no hay nada que un abrazo no solucione. Y sabes por qué? Porque dicen que cuando dos personas se abrazan es como una comunión. Es cuando más cerca pueden estar dos corazones y comprenderse sin palabras, sólo con los latidos de ambos, cuando lo hacen al unísono. Eso sana los corazones y las almas. Me entiendes?”, preguntó finalmente la chica, para ver si él había comprendido lo que ella había querido decir. Hasta el momento, la mayoría de sus charlas eran así, ella hablaba en inglés y él en coreano, lenta y pausadamente para poder comprenderse.

Hyun Joong sonrió algo emocionado.

“Eso… es bello! Y tienes razón. Nunca lo había pensado así. Pero… seguro que no lo inventaste también?”, añadió él bromeando finalmente.

“jajajaja… No! Yo no bromearía con esas cosas!”, agregó la chica.

Después de hacer las paces, los chicos se quedaron conversando casi toda la noche. Ambos se contaron de sus vidas y lo que habían hecho antes de conocerse.

Las siguientes dos semanas les sirvieron a los chicos para conocerse realmente y adaptarse cada uno a la personalidad del otro. En todo ese tiempo no encontraron a nadie más, aún cuando recorrieron los alrededores, los edificios aledaños y algo de la ciudad. Ambos hicieron un compromiso que constaba en intercambiar idiomas. Rebeca le enseñaría el inglés a la perfección a Hyun Joong, y él, el coreano a la chica. Eso hacían rutinariamente cada tarde, luego de almorzar.

Para hacer más agradable su estadía, habían adecuado una bodega-oficina en el segundo subterráneo como una improvisada vivienda. Allí tenían un par de colchones, ropa para abrigarse, comida no perecible que habían recolectado de las bodegas. Además, dentro habían un baño, un tanto pequeño, pero era baño al fin y al cabo. Lograron sintonizar una radio, con una transmisión del ejército, que informaba un poco sobre la situación y les hizo conocer un poco sobre lo que estaba realmente ocurriendo.

Se enteraron que había ocurrido un ataque desde el interior de la tierra. Aunque pareciera increíble, algunas bases intraterrenas de seres que las autoridades habían denominado del tipo “reptiliano”, habían emergido a la superficie. Estos seres, según sus estudios, se alimentaban del alma de los seres humanos, las cuales robaban a través de la mirada. En algunos casos, cuando ellos no lastimaban a los seres humanos, bastaba con el roce de su halo para que los humanos comenzaran a realizar una mutación en su ADN y poco a poco se transformaban en esa clase de criaturas. Estos extraños seres, que al parecer querían exterminar a la raza humana, tenían una sola debilidad, la luz del sol. Durante el día, sus cuerpos no estaban preparados para recibir los rayos del sol y por esta razón permanecían ocultos en sus cuevas intraterrenas.

Las autoridades, rogaban a los pocos sobrevivientes, si es que los habían, que se ocultaran durante el día en bunkers improvisados, a la espera que el ejército realizara un barrido de los sobrevivientes para llevarlos a un lugar seguro.

Eso intentaron hacer Rebeca y Hyun Joong. En el día salían a recorrer el lugar, buscaban alimento, aprendían sus respectivos idiomas y cada día se convertían en mejores amigos. Cuando comenzaba a caer el sol, los chicos regresaban a su guarida para permanecer ocultos.

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