Capítulo 28

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“Amatista?”, susurró la chica, repitiendo lo que él acababa de decir.

Aquellas palabras, el llamarla por otro nombre, fueron suficientes para despertar a Rebeca. Su nombre no era Amatista, ni aquella tampoco era la tonalidad de la voz de su único amor, Hyun Joong. Quien estaba a su lado, besándola y seduciéndola no era él, sino un ser maligno, que había salido quien sabe de dónde. La chica abrió los ojos a su máxima capacidad y nuevamente el temor se apoderó de ella.

“Qué hiciste con Hyun Joong?!”, preguntó ella en un sollozo ahogado por el llanto, al tiempo en que quitaba su cuello de los labios de él.

“Él? Que pasó con él? A quién le importa?”, respondió molesto Lux, retirando su cola de alrededor de ella y separándose un poco para tomar aire.

 “Estás loco si crees que yo me quedaré aquí contigo. Tú no eres Hyun Joong! Él no es así! Él jamás me forzaría a nada! A él es a quien amó! No a una alimañana tan fea y siniestra como tú!”, gritó encolerizada la muchacha.

Lux bajó la mirada. Las últimas palabras habían herido algo dentro de él. Un silencio incómodo se apoderó del lugar. Él retrocedió un par de pasos sin levantar la vista. Suspiró tristemente.

“Es irónico no crees? Hay veces en las que el príncipe azul es quien se convierte en sapo!”, agregó él algo melancólico.

Rebeca frunció el ceño. No entendía las palabras de su interlocutor.

“Es cierto! No me creerás, pero… Yo siempre no viví aquí. Una vez, hace unos cuantos siglos, fui humano, al igual que tú. Y me sucedió lo mismo que hoy te está pasando a ti. Al comienzo extrañaba mi vida de humano. Sobre todo mi rostro y mi cuerpo y odiaba a mi captora, tanto como tú a mi! Pero poco a poco, me fui enamorando de ella, hasta casi perder la razón. Después de la doceava luna llena, yo me convertí en uno de ellos y logramos ser felices… Desafortunadamente, un humano la asesinó no mucho después de aquello. No tuvimos crías. Y yo… he vivido sólo desde aquel tiempo. De eso  ha pasado demasiado tiempo ya.”, terminó de relatar él la historia con el rostro sombrío.

“Y… nunca te volviste a enamorar?”, agregó tímidamente Rebeca, luciendo ahora un poco más de interés. Sin duda, la chica se había conmovido con la historia de Lux.

Él levantó la mirada dulcemente para buscar la de Rebeca.

“No! Sólo hasta que ví el rostro de mi bella Amatista!”, añadió él, volviendo a animarse y a sonreir..

Rebeca bajó la mirada, algo avergonzada.

“Pero… si tú pasaste por esto. Por qué me quieres condenar a lo mismo? Es que acaso no tienes piedad?”, agregó ella acongojada, mirándolo con angustia.

“Si la tengo. Pero también ten piedad de mí!”, explicó él, también afligido. “Estuve mucho tiempo sólo y cuando te vi… Supe que eras la indicada!”.

“Y qué hay de mí? Mis sentimientos no valen en esta historia? No importa a quien yo ame acaso?”, preguntó la chica un tanto molesta.

Lux dio media vuelta y caminó un par de pasos en silencio.

“Así que ese es el problema?”, preguntó desilusionado. Luego de eso, volvió a acercarse a la muchacha.

“Pero… si quieres, puedo transformarme en él nuevamente! No sería mala idea! Además, me gusta mucho la idea de seducir como un humano, no como un animal! Hace tanto tiempo no lo hago! Ya casi no lo recuerdo!”, agregó él ahora, cambiando su rostro y luciendo realmente ilusionado.

Rebeca movió la cabeza y puso los ojos blancos, en señal de comprender que Lux no se rendiría.

“Serás como él, pero jamás él!”, amenazó la chica.

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