capitulo 3

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Emily recorrió su nuevo hogar con la mirada, se notaba la necesidad de una mano femenina con urgencia, tenia mucho trabajo por delante pero no tenia miedo al trabajo duro y estaba dispuesta a hacer de esa casa un hogar habitable.

No había contado con el hecho de que se quedaría completamente sola en su primer día de casada, pero siendo sinceros, nada de lo que había pasado hasta el momento era como ella lo había imaginado

Lo que ella creía que podía ser la sala sólo estaba amueblada por un par de sillones llenos de polvo, la chimenea pedía a gritos una limpieza a fondo y no había ni un cuadro en las paredes ni ningún otro adorno.

Lo que parecía la cocina se veía igual de descuidado: una montaña de trastes sucios se apilaba en el fregadero y el fogón estaba negro después de tanto tiempo sin limpiar, las alacenas y gabinetes estaban a rebosar de latas y trastos mal acomodados.

Después de darle una mirada a la cocina recorrió el pasillo que llevaba a las habitaciones y abrió discretamente las puertas : la primera tenía una cama grande de latón  y una osamenta de alce arriba de ella,  estaba cubierta por una colcha  verde y tenía lo que parecía una piel de algún animal a un lado, era la habitación de Jared.

La siguiente habitación a diferencia del resto de la casa estaba pulcramente ordenada, tenía al igual una cama grande de latón una cómoda y un librero a rebosar y sus baúles ya se encontraban ahí, la siguiente estaba llena de cajas y nada más.

La última, al parecer la más pequeña, tenía una cama pequeñita de madera, un baúl pegado a la pared y cortinas color crema cubrían la pequeña ventana.

La cama estaba hecha aunque no de la manera correcta, las sabanas estaban un poco chuecas , había algunas hojas de papel en ella y pedazos de carbón regados en el piso, esa debía ser la habitación de Amanda,  a Emily le extrañó tan austera decoración, recordo con cariño los estantes a rebosar de finas  muñecas que tuvo ella en su infancia, las colchas y sabanas  de colores suaves y los muñecos de felpa que adornaba su cama.

 Iba  a cerrar la puerta cuando uno movimiento debajo de la cama llamó su atención, un piececito se asomaba debajo de ella.

-Hola- saludo con calma mientras se agachaba a ver a la dueña de dicho piececito- ¿quieres ayudarme hacer la cena para tu padre? - Amanda no se movió y tampoco la miro- podrías ayudarme a encontrar las cosas en la cocina- intentó de nuevo, espero un momento pero no consiguió que la niña la mirara.

Resignada por el momento se encaminó a su habitación donde dejó su bolso y su sombrero.

 Ya en la cocina no sabía por dónde empezar, encontró una tina grande de madera donde colocó todos los trastes sucios para hacerse espacio, encontró una bomba de agua enterrada entre los trastos lo cual sería muy útil puesto que no tendría que acarrear agua.

Abrió cajones y puertas hasta que encontró un delantal y algunos trapos de cocina, se afano a limpiar un poco antes de cocinar, barrio y sacudió hasta que todo tuvo un aspecto medianamente decente. Cuando estaba recogiendo las ultimas basuritas descubrió una figura pequeña escondida debajo de la mesa, ni siquiera había escuchado cuando la niña había entrado a la habitación.

-Tal vez haga galletas-habló con voz alta- pero no sé si haya los ingredientes que necesito, ojalá alguien me ayudara un poco – dijo como por casualidad, pero sirvió, poco a poco la pequeña salió de su escondite y con sus manitas señaló una puerta al lado de la estufa donde Emily encontró la despensa.

Por el corazón de Amanda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora