Segunda parte

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La mujer se encontraba sentada en la parte superior de la cama, con su mirada fija, a la nada.

Vivía, o al menos era lo que intentaba, vivía con un dolor en su pecho.

Desde esa noche que dejó a su familia, su felicidad quedó atrás. Su pequeño, su gran pequeño amor había quedado dormido en su hogar.

¿Felicidad? No recordaba ni tan siquiera como sonreí.

Esperaba, y esperaba, se preguntaba en repetidas veces ''¿Por qué sigo viva?''

Vivir sin Yuuki, no era vida.

Vivir sin Kagaya, no era vida.

Vivir con Muzan, era peor que estar en el mismo infierno.

Su indiferencia, al vez con una obsesión, la confundía.

- Muzan, ¿qué quieres de mi? ¿Por qué me mantienes con vida? ¿No es mejor asesinarme y tener tu perfección? Después de todo, sólo eso te importa... -murmuró.

- Señora Kibutsuji... no creas que lo hago por gusto, mi ambición me obliga. -entró el hombre por la puerta de la habitación.

Muzan no maltrataba a Hanan, simplemente la mantenía cautiva.

La menos suelta un gran suspiro, no podía llorar, aquellas lagrimas se secaron en cuanto se separó de su pequeño Yuuki. -Eres infame, Muzan. ¿Tan poco te importa tu hijo? -se molestó.

Aquel hombre se sienta a su lado, Hanan ante Muzan, se sentía indiferente, no causaba nada en ella y eso a Kibutsuji le molestaba. Al estar cerca de Hanan, levanta su brazo y de manera temblorosa toca el pelo de la menor, y se daba cuenta, de lo que perdió.

Todo lo que perdiste debido a tu ambición, Kibutsuji.

Muzan observaba a aquella mujer que alguna vez lo mostró hasta el detalle más mínimo de ella, la mujer quien dio todo por él simultáneamente haciéndola quedar sin nada, aquella... que le dio un fruto de su amor. ¿Qué era lo que sentía? ¿Acaso era culpa? ¿Muzan tenía culpa? ¡Tonterías! ... ¿Cierto?

- Yuuki esta bien... -susurró.

Hanan se sobresalta al escuchar el nombre de su hijo, y mira a Muzan a los ojos. Sentía aquel picor en los ojos. Aquellos ojos rojos, aquel rostro, era la vivida imagen de Yuuki y eso la lastimaba, la madre muerde su labio inferior conteniendo las lágrimas, jamás iba a perdonarlo.

- No tienes una idea de cuanto te detesto. -habló mirándolo con desprecio.

A Kibutsuji le dolía aquella indiferencia, pero hasta recién entendía los sentimientos de la humana, y eso le causaba pena, le causaba pena haberle hecho tanto daño, sin embargo, no podía dar marcha atrás.

- Yo lo sé, Ubuyashiki... Créeme que me detesto más. -se puso de pie y se marchó del cuarto antes de darle una mirada final a la mujer.

Hanan decide salir de la habitación, evitando a Muzan en aquella casa, se encontraba en un bosque, junto a un lago. Aunque tuvo miles de ocasiones para escaparse, sabía que era inútil, Muzan era un demonio que tenía ojos en todos lados, y escaparse solo haría que las cosas se tornaran más difíciles.

Al salir de la casa, al frente estaba el lago, estaban en primavera y el ambiente era tranquilo, al sentar se un pequeño tronco cercano a orilla, decide meditar y buscar tranquilizar su alma.

Pasaron los minutos, y Hanan se sentía en paz, sin embargo, algo llamó su atención en la orilla del lago, al acercarse por curiosidad, notó que era una bambú tapado con una tela gruesa. Lo tomo y quito aquella tapa de bambú, en el interior había un pergamino, el cual tomó.

La curiosidad humana era inmesa.

Se sorprendió al ver lo que había en el interior del pergamino.

Dio un grito ahogado, ¿realmente estaba sucediendo esto?

Aquellas lágrimas que no salían, regresaron.

Después de todo, no se sentía olvidada.

La carta de Giyuu había llegado finalmente a sus manos.

- Giyuu-san... pensé que no te acordabas de mi.

Koi No Yokan  恋の予感   [ Muzan Kibutsuji ] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora