Cuarta parte

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La mujer mantenía su mirada insistente en Muzan, tenía temor de sus acciones hacia Giyuu o a su mismo hijo, él solo amaba el poder, nadie más que él, solo su perfección. Esperaba expectante, así que creyó que era una buena idea darle una pequeña noticia a su antiguo amor.

- Creo tu necesitas más de mi, que yo de ti. -dijo Hanan, vio como el rostro de Muzan comenzaba a ser burlón. Ella sabía que él la veía como una insignificante mujer.

- ¿De qué hablas? -respondió de inmediato chocante, Muzan muerde su labio inferior temía que Hanan conociera más de si misma.

Hanan camina hacia él, mantenía su mirada en aquellos ojos rojos, ambos ojos en una batalla sin armas. Seguían cerca del lago, y el atardecer apenas comenzaba, la brisa hacía de las suyas y movía sutilmente el cabello ondulado de Muzan y el cabello lacio de la mujer.

- Si bien es cierto que tengo tu sangre, deberías agradecer a los dioses de que Yuuki esta sano sin ninguna anomalía... -Hanan recordaba cuando se enteró de que tenía su sangre debido a que había convertido a su madre, cada vez que lo recordaba le causaba malestar el hecho de pensar que su hijo estuvo en riesgos.

Muzan bufea, le molestaba la espera y el misterio que se traía.

- Ve al grano, Hanan. ¿No deberías de estar preocupada por Giyuu? Aquel hombre que dio todo por ti, pero tu no pudiste dar todo por él. -el cinismo se asomaba por su rostro, típico de él.

Hanan traga grueso, ella se fue con Muzan para proteger a Giyuu y a Yuuki, pero sabía muy bien que nadie vería eso, simplemente la verían como una egoísta.

Cuando pensaba en Giyuu, se sentía feliz, cuando pensaba en él, se sentía a salvo, cuando pensaba en él, estaba agradecida.

- ¿Acaso estás intentando hacerme sentir peor de lo que tu me hiciste sentir? -escupió sin pudor, sacando de su corazón su más íntimo sentimiento. - Esta bien... -bufó con una risa burlona.-Eso no quitará el hecho de que tu necesites más de mi.

Risa sarcástica. El ambiente se ponía cada vez más pesado, Hanan aunque estaba haciendole frente, tenía miedo de morir y no salvar su pequeño hijo. -... Quisiera saber por qué razón, yo, Muzan Kibutsuji, necesitaría más de ti, que de mí mismo?

Muzan, tan egoísta, tan narcisista. Se condenaba a la soledad.

-Te lo diré, no me creas tan inútil... -murmuró. -Mi sangre tiene algo que la tuya no, yo puedo ser tocada por el sol, puedo hacer demonios si lo desease, tengo la sabiduría de mi padre, en mi sangre tengo la vitalidad del Lirio Araña azul. -dictaminó muy segura de sí misma.

Y era una verdad, Kagaya amó tanto su pequeña hija que buscó por cielo y tierra cada planta de Lirio Araña azul para curar la piel de su hija, su efecto a largo plazo la hizo ser una demonio mitad humano con capacidad de ser tocada por el sol, con la capacidad de tener vida en su sangre de demonio, con el poder de crecer como humana sin envejecer en su interior. Su más grande regalo fue ese, darle a su vida la mayor normalidad para vivir feliz.

Hanan en sus últimos tiempos se lamentó tantas cosas, pero sentía el calor de papá en su corazón y en sus sueños ayudándole a seguir adelante por el pequeño Yuuki.

Pero Muzan... Cambió totalmente su semblante. Porque estaba a punto de afirmas sus sospechas y estudios de años.

- Sabes... ¿por qué nunca encontraste el lirio? -habló con burla hacia Muzan.

Hanan caminaba a su al rededor lento, hasta que miró al horizonte, mientras seguía hablando. - Kagaya los encontró todos, y te los dio. -respondió.

Ella lo volteó a ver con media sonrisa, finalmente Muzan se enteraba porque nunca había encontrado el lirio.

- Exactamente, solo piénsalo, tengo veintiséis años de tenerlos en mi cuerpo, crezco como humana pero al interior... soy como tú, sin embargo, tu jamás serás como yo. -ahora era Hanan quien tomó valor para decir la verdad.

Pero Muzan, tenía unos corazones más podridos. Caminó rápidamente hacia ella y con su increíble fuerza la tomó de cuello con un brazo alzándola sin dejarla respirar.

- Por esa misma razón estás aquí... -Hanan con ambos brazos los colocaba en la mano de él, luchando para poder captar algo de oxígeno.

Su corazón latía rápido, quería llorar, estaba más sola que nunca y hasta en ese momento lo había sentido.

- ¿Qué... hiciste? -preguntó con dificultad.

Pero para Muzan, matar a Hanan no estaba en sus planes hoy, con cinismo, soltó el agarre y Hanan cayó de inmediato al suelo mientras tosía en su búsqueda por respirar de nuevo. Aunque ella tuviera más poder que él, su experiencia no se comparaba con la suya.

- ...No, no maté a Giyuu si te lo preguntabas, pero si me traje a Yuuki, entonces probablemente Giyuu esté como un demente buscándolo. -respondió sin cuidado.

Dejó a Giyuu vivir, pero porque sabía que él buscaría a Hanan con más velocidad que la de antes, solo era cuestión de tiempo para tenerlo frente a él.

- ¿Por qué lo hiciste?! -gritó, estaba harta, le dolía la garganta y solo sentía deseos de acabarlo.

Muzan sonreía mientras veía a Hanan aún en el piso. - Seremos la familia que siempre has querido. Mamá, papá y Yuuki, ¿no te alegra?

De solo pensar en aquello, sus lagrimas vinieron abajo, claro que alguna vez pensó en ello, pero era una realidad ajena a la suya.

- Para nada, solo deseo que tu existencia desaparezca, o irme tan lejos que no puedas llegar a mi... -habló entre su sollozo.

Muzan la observaba, se sentía conmovido, pero ya era demasiado tarde como para cambiar su trato, estaba consiente de que tuvo la oportunidad de guardar su egoísmo y estar bien con Hanan, pero la ambición fue más grande que él, y a pesar de haberla amado el ser una familia era algo imposible.

-Me temo que tienes deseos muy optimistas... -Muzan observó como la mujer se colocó sobre sus pies, y se acercó a él, Muzan sintió como la mujer miraba su rostro de nuevo, sus piernas empezaron a temblar a sentir su cercanía. Respiró contra sus labios, sentía su respiración, Muzan sintió un vuelco en su interior.- Te.. odio. -murmuró Hanan.

La había roto y su mensaje fue tan sincero como doloroso para alguien que su corazón tenía podrido, para Hanan era momento de actuar, momento de dejar atrás ese capítulo de su vida y vivir con lo que tenía, era momento de hacer lo que fuera para ser feliz si eso implicaba acabar con él o con ambos.

Al voltearse, y ver quien estaba ahí, decide que no era momento de echarse a la muerte sola como lo pensaba hacer, tenía un motivo para luchar y tenía unos grandes ojos rojos y estatura pequeña, su pequeño hijo la veía con ojos de amor, fue inevitable no detener las lágrimas, estaba convencida a luchar.

- ¿Mamá? -preguntó.


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Hola

Siento que Hanan ha cambiado gradualmente, ya es una mujer adulta, agradezco la paciencia de mis lectores, aproveché esta semana santa para escribir algo, retomamos Koi no yokan, les agradezco por su apoyo siempre

Love, y

Koi No Yokan  恋の予感   [ Muzan Kibutsuji ] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora