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boyfriend; redlips

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Una vez terminada la relación con Kenneth McCormick, significaba que él jamás existió en tu vida.
Pues él siempre acababa en malos términos.

Cada chica en el maldito pueblo lo sabía, y siempre pensaban que serían ellas las que cambiaran a Kenny.
Qué grave error.

Ninguna duraba más de un mes, dos con muchísima suerte.
De una forma u otra, Kenny lograba hartar a las chicas, tal vez con sus costumbres poco sanas, el poco esfuerzo a cada relación o sus "deslices", cómo los llamaba él.

Pues Kenny no es, o era, un chico de flores y "buen día, princesa". No. Es un hombre, que demuestra lo que tiene dentro, y si no tiene nada, no muestra nada.

Así, se construyó su reputación.
Una tras otra, tonta tras tonta, pensando que sería capaz de cambiar a Kenny en el "chico perfecto", ya que la cara de guapetón la tenía lista.

Con el tiempo, las chicas del pueblo se cansaron de ir tras Kenny, él las ignoraba y comenzaba a salir con otra, la dejaba y así sucesivamente; el mismo Kenny se cansó.

Para sus 17 años, todos, incluídos él y los varones de South Park, odiaron aquella "rutina".

Y admitieron que nadie podía cambiar a Kenneth.

Sin embargo, Leopold Stotch no era de South Park.

Un adorable niño que acababa de llegar de Honolulu, con su mirada soñadora y carita de ángel.

Él estaba ansioso de conocer a nueva gente y nuevos amigos, había dejado toda su vida atrás en Hawaii, extrañaba a la gente de allí, pero, en palabras de su madre, cada nueva persona es un potencial nuevo amigo.

Con aquello en mente, Leopold se preparó para ir a su nuevo colegio.

Era mucho más laberíntico, olía raro y la humedad adolescente del ambiente pesó en Leo, de todos modos logró llegar a su salón, justo para cuando el profesor ingresó.

- buen día alumnos- soltó el Señor Mackey, extendió una mano a Leopold y éste entró- tenemos un compañero nuevo, preséntate, m'kay.

- un gusto conocerlos! Soy Leopold, pero pueden llamarme, Leo!- su sonrisa cegó a más de uno.

- puedes sentarte tras el gordo de allí, m'kay?

- gordo?!- exclamó Eric Cartman.

Leopold intentó tomar su bolso, éste resbaló entre sus manos y la voz del gordo hizo eco.

- manos de mantequilla, manos de mantequilla~!- canturreó aquel gordo sociópata.

- manos de mantequilla~!- lo siguieron los demás.

Gran primera impresión, Leopold, bravo.

Y fue a su asiento con las burlas de fondo.

(...)

- hey, Kenny.

El aludido esperaba en el pasillo a que las clases terminaran, como era costumbre últimamente, llegaba tarde y no lo dejaban entrar.

Un pelirrojo se acercó a Kenneth.

- ten, la tarea, a la próxima intenta levantarte temprano, okey?

- sí... claro- dijo él tomando el cuaderno, antes de tocarlo, el chico lo alejó de él.

- y por intentar me refiero a que llegarás a tiempo, me oíste?

- ya puedo tomarlo?

- sí- y finalmente lo entregó.

Kenny ojeó las hojas con rapidez, no era mucho, pero tampoco es que fuese un genio en cálculo diferencial.

- oye, vino un chico nuevo.

- ajá.

- y creo que será el nuevo blanco de las burlas de Cartman.

- mhn.

- desde que Pip comenzó a salir con Damien, él no deja que molesten a Pip.

- claro.

- estás oyéndome al menos?! No soy una de tus novias, Kenny, préstame atención!- y estampó una mano sobre el cuaderno.

- pero te comportas como una, Kyle!

El tal Kyle se levantó del suelo, dió la vuelta y encontró a Cartman, aquel gordo molesto, burlándose del niño nuevo.

- aquí vamos...

- oye, Butters, y dime, qué harás hoy, mhn?

- y-yo... eh... porqué?

La mirada preocupada de Kyle llamó la atención de Kenny, el niño no parecía cómodo con que Eric lo hostigara, y recordando el tiempo en que hasta él fue blanco del gordo, decidió intervenir.

- basta, Cartman.

- eh? Y porqué? Vamos, que esto es muy aburrido si alguien no llora.

- basta dije.

Kenny tomó a Leopold hacia el pasillo aledaño, no había nada más molesto para Eric que Kenneth, la única persona que jamás explotaba por sus provocaciones. Incluso Craig, el chico "no siento nada", había explotado alguna vez.
Kenneth no.

- ya está, puede ser un pesado, sólo ignóralo.

- mhn.

Leopold levantó la vista, su salvador no lucía tan severo como su voz, y hasta amable, con unos ojos de caballero.

Su caballero, de brillante armadura, que acababa de salvarlo.

- gracias- dijo regresando la atención al piso- enserio...

- no hay de qué, emmm, Butters?

- n-no! Soy Leopold, no... Butters.

- aún así suena bien, es lindo.

- lindo?- Leo tragó, nadie había usado la palabra "lindo" refiriéndose a él o a su nombre. Hasta aquel estúpido apodo sonaba bien en la boca de su héroe.

- am, soy Kenneth, Kenny si quieres- dijo extendiendo su mano.

- Ken?

- también.

Leopold rió, al final conoció a alguien amable en aquel infierno americano.

- un gusto, Ken- y la estrechó.

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Imágen de la multimedia by Pinner (Instagram & Tumblr)

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