𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨

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Desde hace muchos años, quizás desde el principio de los tiempos, el mundo se divido en omegas, alfas y betas. Una especie que diverso los diferentes tipos de humanos. Haciendo a algunos excepcionalmente especiales y afortunados.

Tras siglos, se usó esto, para alimentar el romance en los libros. Porque la historia más bonito, era la que relataba el destino de dos personas. Según muchos, era demasiado romántico encontrar a la otra parte de tu alma y saber que pasarían el resto de sus vidas juntos.
Por eso mismo, los destinados eran casi sagrados. Cómo la simple idea de un viaje podía unir a dos mundos. Nadie nunca podría negar el simple estallido que ocasionaría ver una pareja destinada, como los ojos brillarían e incluso como el mismo instante podría permanecer.

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En el Reino del Agua, el rey Hakoda, tenía miedo de envejecer sin tener ningún heredero que pudiera gobernar. Y cuando toda su esperanza había querido apagarse, su esposa dio a luz a un saludable bebé. Tan varón como omega. El reino enteró festejo, para llorar en la tarde. Tras la muerte de la amable reina, donde su luz de a poco se apagó.

Luego de su funeral, como era común aquellos múltiples reinos se embarcaron en las costas, para conocer al pequeño bebé que se convertería en el futuro monarca, donde llevarían también el más profundo pésame al rey Hakoda.

Ursa era la reina viuda del Reino del Fuego, la cual tenía un único hijo alfa de tres años, el pequeño príncipe Zuko. Cuando la embarcación con la flameante bandera llego a tierra firme. Ursa camino de manera elegante por las paredes de cristal del castillo, tan firmes y refinadas. El pequeño Zuko le seguía el paso desde atrás, maravillado por los diseños tan nuevos que habían en ese palacio.

Miró la extensa fila que había para saludar al pequeño bebé. Zuko sintió de pronto una inmensa felicidad, observando a su madre y haciéndole señas de con sus manitos. Él se encargaría personalmente de darle el regalo al príncipe Sokka.

La reina pareció sorprendida, pero le entrego al instante una pequeña caja, que caía perfecto entre los brazos de Zuko. El niño sonrió y caminó hacia la elegante cuna, observando de manera curiosa al bebé envuelto en pieles.
Los ojos del bebé se abrieron sorprendido a Zuko. Entonces dorado y azul se encontraron.
Mientras el príncipe del Fuego le daba unos toques a la pequeña nariz del príncipe del Agua. Un estornudo y una risita, detuvieron el cotilleo del salón.

Hakoda y Ursa, que miraban atentos a sus hijos detuvieron su charla, para sonreírse mutuamente. Tenían el plan perfecto. Habían visto lo que todos habían notado.

Sokka y Zuko eran destinados. Pasarían juntos cada verano para enamorarse, entablar el lazo y gobernar juntos ambos reinos.

El pequeño Zuko dio media vuelta, caminando de regreso a su madre y Sokka volvió a dormir.






N/A: Bueno ya que, amo demasiado los gif que hay de Avatar, de hecho en si amo mucho estos gifs xd. Ojalá disfruten está historia, besitos! 💕

𝐃 𝐄 𝐒 𝐓 𝐈 𝐍 𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora