Capítulo III.

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Zuko nunca creyó que podría llegar a odiar un verano. Los veranos siempre habían sido su época favorita, tenía casi nada de cosas que estudiar y libros que leer. Se la pasaba jugando y comiendo cosas que le gustaban. Incluso podía divertirse merodeando lejos del palacio. Hasta que apareció Sokka y el verano le pareció totalmente horroroso. Una tortura, algo que quería que pasará con demasiada prisa, si era posible, para no ver más al otro niño.

Estaba escondido entre las tapas de su cama, tratando de prolongar lo inevitable, por ejemplo, verse siendo seguido obligatoriamente por Sokka y su tan colorido atuendo lleno de azul. Aunque en el fondo, Zuko siempre pensó que el color del cielo se le hacía bonito.

—Zuko. Sé que estás despierto. Ahora saldrás y vendrás al desayuno. ¿Entendido?

Zuko dio una patada al aire en su cama, quitando el tapado de esta forma. Estaba muy enojado, molesto, pero prefirió no gritar. Sin embargo dio algunos saltos en el baño, siempre había sido un niño medianamente calmado, siempre atento. Pero ahora se sentía todo lo contrario, como que iba a explotar en cualquier momento.

Le ayudaron a vestir de manera rápida, mientras el estaba pensando en su pequeña mente un plan, para que los adultos dejarán de insistir en que ambos niños pasarán tiempo juntos. Le parecía casi perturbador el hecho de que toda su historia de vida, siempre había sido nombrada al lado de Sokka. Terrible destino, pensó, mientras abrían la puerta de su habitación, les dio una sonrisa a los demás para luego comenzar a correr hacía el desayuno, si hacía las cosas rápido las piernas cortas del menor no podrían alcanzarlo.

Pero cuando llegó a la mesa, el menor no estaba por ninguna parte, su plato, implacable con algunos restos de comida mientras ambos reyes hablaban sobre como sería el futuro reino en unión. Zuko quiso hacer alguna pregunta, respecto a la situación. Sin embargo, sabía que si preguntaba alguna casa, erróneamente creerían que estaba interesado en saber dónde estaba el menor. Cuando no era así. Le daba igual, aunque si algo le pasaba, sería él quien estuviera en problemas.

Cómo lo detestaba. En silencio comió más rápido de lo común.

—¡Ya terminé! —gritó, saltando de la silla y corriendo en dirección del patio. Quizás y si tenía suerte encontraba a Sokka en alguna parte.

Buscando entre los alrededores del palacio y cerca de las zonas de los nobles, Zuko jamás podría encontrarlo. Porque en la mañana, terminó su desayuno lo más rápido que podía, masticando con algo de prisa, para ir en busca de aquella niña llamada Azula.
La verdad es que Sokka, se había sentido triste la mayor parte del tiempo cuando estaba con Zuko, este siempre estaba buscando señalar todos sus errores y era bastante ilógico creer, que la cualidad más grande del pequeño Príncipe Zuko, era en realidad su amabilidad. Amabilidad que parecía carecer mucho al lado de Sokka. Por eso mismo el menor, se sintió entusiasmado cuando la atención de Azula cayó sobre él, ella se veía genial.

Mirando los rincones por dónde la vio la última vez, termino encontrandolá, con esa postura de brazos en la cadera, mirándolo con una sonrisa.

—¡Estás aquí! —chilló Sokka. Riendo, mientras se acercaba a ella.

—Te estuve esperando, quiero mostrarte algo sorprendente. —señaló, con orgullo en su voz. — Los alrededores del del reino. Es muy bonito.

—Supongo que lo es. Me gusta la nieve. —señaló, algo nostálgico. Sin embargo, adoraba su ropita de verano.

Azula asintió, tomando la mano del menor, comenzaron a caminar, alejándose del pequeño complejo de casas de la nobleza.

—Algún día, cuando vaya al Reino del Agua, tú tendrás que enseñarme todo lo bonito que se encuentre allá.

Sokka asintió, afirmando con más confianza la mano de Azula. Poco a poco, las casitas fueron tornando una forma más diferente a la que había visto en la alta montaña, la gente se acoplaba por las calles, buscando ir de compras para la cena, habían algunos gritos sobre juegos al azar y apuestas, incluso había gente cantando y bailando alrededor. También pudo ver cómo simplemente, había un espectáculo de fuego en medio del lugar, saltando y haciendo piruetas. Sokka quedó maravillado con aquello.
Aquella emoción no solo se pudo ver reflejada en sus ojos, si no, también en su joven aroma. Tanto así, que hizo latir extrañamente el corazón de la niña mayor. Alentando una parte de ella, que estaba siendo alimentada con mucha felicidad y orgullo.

Azula siempre fue destacable en muchas cosas, le gustaba estudiar todo lo que conllevaba el Reino y demás. Sentía que si no sabía lo que había pasado antes, no podría mejorar lo que vendría después. Siempre fue casi demasiado dura consigo misma, a su corta edad, quería ser reconocida por cosas importantes. Pese a eso, el gran reconocimiento siempre había sido del Príncipe Zuko, heredero del trono del Reino. Un alfa que tenía por derecho, la grandeza del todo. Competir contra ello, había sido agotador durante un tiempo, pero suponía, que como hija del Guardia Real, Mai. Podría hacer grandes cosas también, confiando en su propio éxito.

Hasta que vio a Sokka. Le hacía sentir curiosamente extraña, y le hacía querer llorar de la tristeza —eso era raro, porque Azula nunca lloraba—, el hecho de que Zuko tuviera que compartir espacio con él. Incluso una vida. Le inquietaba en el pecho, y a la vez, le hacía querer quedarse en lo profundo de su cama, sin ver la luz del día. Pero Sokka estaba ahí con ella, y ella no entendía muy bien, porqué le parecía tanta felicidad verlo, a pesar de recién conocerlo hace tan poco.

Azula no tenía idea, de que había comenzado sin querer el proceso de cortejo y aquel había sido aceptado. Sin querer, por ambos lados, en propuesta y aceptación. Ellos no lo sabían, y nadie lo sospechaba.

Zuko estaba sentado de brazos cruzados, con un puchero de molestia en los labios. Pensando que había desperdiciado gran parte de su mañana, buscando al molesto Príncipe del Agua. Ni siquiera su propio padre sabía dónde estaba o con quién podría estar.

















N/A: Hey, hola uwu. Recordé que el one-shot había escrito que Mai era la mejor amiga de Zuko, pero como es evidente aquello cambio mucho aquí xd y que en la adolescencia Sokka parecía muy interesado en Jet. También es evidente que aquí eso no sucederá.
Y bueno, como son etapas en las que estarán juntos cada verano, también hablaré de los otros personajes y de cómo van siendo, mientras crecen, cuando estan separados. Obvio son destinados, pero amarse no lo es mismo. Es un sentimiento que se irá formando de a poco, en poco, mientras vayan creciendo.

Gracias por leer💕

𝐃 𝐄 𝐒 𝐓 𝐈 𝐍 𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora