Capítulo IV.

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Para Sokka todo lo que Azula le mostraba era una novedad, hasta la misma alfa era una novedad. Criado como hijo único, la única persona que era de su edad con la que había entablado conversaciones y juegos, era su prima Katara. Hacer una amiga que no estaba emparentada con él, era asombroso. Además, Azula era del reino Fuego, ¡De otro sitio! El pequeño omega nunca había estado tan feliz lejos de casa. Específicamente en ese reino, donde tenía como opción estar alrededor del baboso príncipe Zuko.

—¿Te ha gustado mucho la carne? ¿No? —preguntó Azula, caminando al lado de Sokka.

Luego de un día corriendo por todas partes, finalmente debían volver a los aposentos del palacio. Pero para el camino largo, habían conseguido algunos bocadillos, suerte que Azula llevaba con ella siempre un poco de dinero. Iban a un paso tranquilo, cruzando de a poco el jardín real y dándole mordiscos a la carne seca.
Las redondas mejillas de Sokka estaban algo rosadas, y en sus labios se dejaban ver pequeñas migajas de la comida.

—Es mí comida favorita, pero papá me dice que si la como siempre, quedaré enano para toda la vida. —agregó con un tono muy muy serio.

Azula sonrió un poco ante la repentina respuesta del príncipe. Ella volteó su vista hacia el frente, encontrando la figura del príncipe Zuko sentado sobre los escalones de una de las tantas entradas al comedor del palacio. Ella frunció un poco el ceño, dejando ir toda mueca de felicidad puesto que la repentina presencia del otro alfa, le hizo tener una sensación de sospecha.

Zuko no era un mal niño, y muy a su suerte no era un alfa caprichoso, sin embargo, para todos era obvio que había surgido un repentino cambio de actitud ante la figura del príncipe Sokka. El niño estaba demasiado irritable, su actitud rozaba la arrogancia y sus acciones bruscas dejaban a todas las personas que trabajan allí, preguntándose qué le había ocurrido.
Azula, quien era una niña observadora y que era por igual una alfa, aunque mucho más inteligente que su príncipe, sabía lo que estaba pasando.
Y el hecho de saberlo, le hizo sentir una acidez en su boca.

Era inevitable no sentirse intimidada por Sokka. Sokka era amigable, divertido, increíble y ofrecía mucho a cambio de nada. Seguramente el príncipe Zuko estaba avergonzado de la idea de aceptar eso, así que prefería molestarlo en lugar de quererle.

Una vez que ambos estuvieron al frente del otro alfa pequeño, este se había levantado de prisa, sobre un escalón más arriba que ellos, se veía ridículamente molesto.

— ¿En dónde estabas? — interrogó en dirección de Sokka, ignorando a propósito a la niña a su lado.

No es que lo quisiera confimar, pero Zuko le tenía cierto respeto a Azula. Con quien tuvo sus primeros juegos y combates simples de una réplica de batalla.

—Fui a conocer el reino. —respondió el omega, mientras le daba otro mordisco a su carne seca. — Además a ti no te importa, eres malo. Siempre estás enojado por todo.

—Yo nunca estoy enojado. —alegó, de manera graciosa, su ceño se frunció más, sacándole una risa a Sokka, quien por nada se sentía intimidado, ya que su amiga estaba al lado de él. — ¡Azula! —exclamó, llamando la atención de ella. — ¿Cómo puedes soportarlo? Es muy fastidioso, y ni siquiera sabe usar bien una espada, además, ¡Hizo que me cayera en una ocasión!

Cuando los ojos dorados se encontraron con otros casi similares, Zuko se dejó de hablar de repente. Tal vez Azula y él pasaron muchas tardes jugando juntos y en clases, pero lo cierto era, que hacía algún tiempo sus caminos se encontraron separados. Ella en el futuro, estaría bajo la orden de la corona lo que probablemente ocasionaría que Zuko tuviera autoridad sobre ella. Opacando sus triunfos, como había dicho. Enojados ambos, acordaron sin decir ni una palabra, que nunca más volvería a jugar juntos.
         
        Azula sonrió nuevamente, mirando de arriba a abajo al príncipe. Nadie podría romper su postura de perfecta autoridad y disciplina.

—Me cae muy bien. —comentó, parándose delante de Sokka con los brazos cruzados sobre su pecho. — Creo que solo tú lo detestas, entonces te propongo un trato. Yo y Sokka estamos juntos y así ya nadie tiene que molestarte.

Zuko negó.

—No. Mí madre ha dicho que debo estar con Sokka durante todo el verano.

—Pero ella no tiene porque saber que no es así. Mira, príncipe Zuko. Podemos salir los tres, pero tú puedes irte a otra parte, mientras yo y Sokka nos la pasamos bien jugando. —explicó.

Zuko revoloteo su mirada sobre la alfa, luego más allá miró a Sokka. Su madre no tenía que obligarlo a hacer algo que no quería, solo debía fingir que lo hacía.
Incómodo con el aroma que había en el aire, sin darse cuenta expandió el suyo propio. Una costumbre que estaba empezando a apropiarse de él.

—Hueles feo. —habló Sokka.

Zuko rodó los ojos, sintiendo como sus mejillas comenzaban a calentarse.

—Acepto el trato.

Ante la visión de un grupo de pequeños, estaban muy lejos de notar que muchas veces las cosas no resultan como esperan, en casos particulares, los sentimientos tiendes a confundirse y las acciones a mal interpretarse.
Luego de cerrar un trato, firmando por un apretón de manos, Sokka camino entre los pasillos del palacio junto a Zuko, quién estaba callado. Azula había quedado de pie en la entrada, esperando a su madre para comer juntas la última comida del día y explicarles la situación.

Quizás la General Mai no tomará demasiado bien la amistad que se estaba construyendo entre Azula y el príncipe Sokka.  Porque, ante una visión crítica: propia estar atentando contra la familia real y alianzas de paz.

—¡Papá! —chillo Sokka, corriendo hacia su padre.

El niño desprendía un aroma a felicidad y la presencia de otro aroma impregnado a su piel. Era una lástima, el aroma no era el aroma de Zuko.
Zuko no hizo mucho para disimular su nariz fruncida a la hora de la cena, mientras estaba sentado al lado de Sokka.
















N/A: Holi, Holi. ¿Cómo están?
Yo decir que Zuko está chiquito y ni el mismo se entiende JSJS. Este nuevo trato puede ser inicio o de un trío muy disparatado o una cosa muy curiosa para el futuro 👀

Gracias por leer, besitos y cuídense 💕✨

𝐃 𝐄 𝐒 𝐓 𝐈 𝐍 𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora