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A veces una semana o un día bastan para cambiar por completo a una persona. Un año podía hacer cosas extremas en una persona, ya sea cambios internos o externos. Lo que Sokka estaba viendo era la mezcla de esas dos y verlo en Zuko era especialmente doloroso en ese instante. El rostro serio, ojos carentes de travesura o cualquier comentario ingenioso hecho solo para sacarle una risa, nada de eso. Solo una boca cerrada en una línea recta, malhumorado y un rostro cruelmente marcado por una cicatriz. La reina Ursa se veía preocupada, incluso usando su rostro de reina y diplomatica.
Sokka saludó como se esperaba que lo hiciera, cortesmente hacia sus anfitriones. La duda, sin embargo, debe ser bastante obvia en su rostro expresivo porque puede notar que Zuko desea tratar de calmar su sorpresa. Pero el ambiente es opresivo, el alfa a sellado su aroma y está distanciado del omega. Del omega que ha estado cortejando tan felizmente los anteriores veranos. Ahora su danza se ha congelado, retrocediendo a volver a ser dos desconocidos que se conocen mucho. Que se quieren.
La ceremonia para el público acaba cuando los reyes ingresan al castillo, los ojos del pueblo del Fuego miran atentos a los jovenes principes, los más creyentes piensan que por fin podrán ver cumplido el noviazgo que se preeve se cumpla por fin. Aquella unión de reinos es una buena dicha para todos. Pero las puertas se cierran, el silencio se expande y Sokka tiene en la punta de su lengua la pregunta del millón: ¿qué carajos te paso en la cara amigo? Aunque su padre le dió una mirada seria, prueba de que era mejor guardarse los comentarios directos porque podía tocar un punto extremadamente sensible.
Aunque, en esas circustancias no podía contener su curiosidad. Ni tampoco el claro hecho de que el alfa a su costado estaba diferente, fisicamente hablando. Sokka había volteado más de una vez para ver la mandibula recta, sin rastro de su tierna masa de bebé. Los silencios, aquí ni en su hogar podían ser bienvenidos por el omega, giró su cara para establecer un diálogo como normalmente hacia, su sonrisa cayó al instante en que se encontró con el rostro del alfa. Zuko estaba mirando fijamente a Sokka.
