Capítulo II.

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Sokka estaba de brazos cruzados, bastante enojado porque el príncipe había tirado jugo en su ropita. Su padre había dicho que pudo haber sido un accidente, pero estaba seguro que no fue así. El príncipe Zuko era un niño cruel y malvado que reía de marchar su ropa, solo porque según él, el azul no era tan bonito como el rojo. ¡Tonto! Fue lo que pensó Sokka. El príncipe era un tonto, que creía que él no sabía cómo jugar con espadas, y que se pasaba toda la tarde teniendo clases de piano. Qué tontería.

—¡Hey! ¿Qué haces aquí? —preguntó una voz, que hizo saltar al pequeño. Volteó, aún con una expresión enojada, aunque está vez mucho más triste. Se encontró con unos ojos dorados.

Una niña, con mirada analítica, y de ropaje rojo. Desprendía un olor extraño, Sokka notó al instante, que se trataba de una alfa. No tenía ganas de decirle porqué estaba ahí, porque no tenía que importarle.
La niña, que estaba parada en una de las barandillas del balcón del palacio, saltó. Acercándose de manera desinteresada, con los brazos en la espalda hacia el niño.

—¿Qué quieres? —preguntó Sokka. Estirándose en su lugar, sentado en el suelo.

—Quiero saber porqué estás aquí. No me hagas repetir las cosas. —bufó. Una vez que estuvo totalmente cerca, se agachó un poco, olfateando el aire. Sin embargo algo la hizo alejarse y fruncir el ceño. — ¿Eso es jugo? ¿Acaso eres un bebé que no sabe cómo tomar un jugo?

—No me digas bebé. —se cruzó de brazos.

Sokka era en realidad un niño muy educado, con los de su edad y con toda persona, sin importar el título que está tuviera. Sin embargo, el poco tiempo que había pasado cerca del príncipe Zuko solo lo había hecho irritar, una faceta que le era ajena. Porque según creía no existía persona en el mundo que pudiera hacer que se enojara. Estaba equivocado, lo admitía. Zuko de príncipe solo tenía la corona, lo demás era un niño grosero, que solo buscaba molestarlo.

—Mmh. ¿No quieres ir a cambiarte? —preguntó la niña, desviando su vista al cielo. — Es bastante incómodo sentir como el aroma de mango cubre tu aroma natural.

El niño moreno se limitó a cerrar los ojos, para hacer algo que no había hecho con nadie al llegar a ese reino. Olfateó el aire con lentitud, para abrir sus ojos de nuevo y levantarse sin decir una palabra. Caminando muy cerca de la niña, quien tenía una postura algo recta con ambas manos detrás de su espalda. Era así, como se notaba la escasa diferencia de altura, que ella tenía sobre él.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Sokka, apenas entraron al palacio. Miró con algo interés nuevamente pinturas de distintos fundadores.

—Soy Azula. Hija de la Guardia personal del Reino. —se presentó orgullosa, casi recargando la voz en las partes de dónde pronunciaba su título.

—Yo soy Sokka. —al diferencia de la regla cortes. Solo dijo su nombre. Ella sonrió, casi entusiasmada.

—¿Príncipe Sokka? ¿He? Parece que tu príncipe es un idiota.

—¡Zuko no es mí príncipe! —exclamó horrorizado. Azula soltó una risa, mientras abría con cuidado la gran puerta de huésped del pequeño niño.

—Sí. Los príncipes son aburridos. Deberías buscar un Dragón. ¡Argh! —hizo un sonido extraño, moviendo ambas manos simulando ser garras.

Sokka alzó una ceja confundido. Entrando a la habitación y cerrando lentamente. Azula, en lugar de irse, sigo esperando con paciencia fuera del lugar. Queriendo ver nuevamente al niño, y también pasar rato con él. El palacio nunca había sido tan divertido y genial. Porque eso de estar buscando competencia con el príncipe Zuko, ya no le era divertido. Después de todo el niño seguiría siendo príncipe aunque ella le ganará. Y los príncipes siempre tenían todo. Los ojos dorados de Azula se abrieron con sorpresa, al poder tener el aroma limpio de Sokka en el aire. Era agradable, incluso cálido. Y sin querer queriendo, alguien que no tenía nada que ver estaba iniciando un proceso de cortejo, en la plena inocencia de la edad.

Cuando la hora de la cena llegó, Zuko tuvo que recorrer cada parte del palacio, en busca de Sokka. Le parecía absurdo tener que ser él, quien buscará al niño. Pero su madre le explicó que después de todos los percances y malos ratos, era lo mínimo que podía hacer. Suspiró, caminando con las manos hecha puños,  destestaba a Sokka. Detestaba su olor extraño, que lo hacía querer hacerse para olerlo un poco más. También le caía muy mal su tonta mirada azul y su ropa tan contraria a la suya. Incluso detestaba su cabello, tanto así, que cuando no tenía la atención que consideraba correcta, de parte de Sokka, no podía evitar tirar de su cola de Lobo —como la llamaba él— y sacarle la lengua.
Dando vueltas en un esquina, su estómago rugió, saliendo de los perímetros de la realeza y caminando por las calles de los nobles. Quizás el muy tonto se había perdido o estaba haciendo quién sabe qué cosa absurda.

Pero entonces vio a Sokka dando aplausos y saltos emocionados, mientras Azula. La hija de su Guardia, hacía malabares con fuego. Daba piruetas y sonreía con más ganas cada vez que Sokka hacía una expresión de asombro.

Zuko torno una cara de molestia sin darse cuenta.

—La cena ya está lista, príncipe Sokka. —dijo entre dientes. Mirando seriamente a Azula, ella bajo ambos palos en llamas, déjalos colgando a sus costados. — Y no parece agradable que te pierdas, y me hagas buscarte.

—Ya iba a ir. Además, no tienes porqué buscarme tú. —le sacó la lengua. Zuko abrió los ojos indignado.

Casi sin dar una explicación, la mano blanquecina de Zuko envolvió la pequeña muñeca morena de Sokka. Dando media vuelta hacia el palacio, caminando a grandes zancadas. Azula simplemente se les quedó bien hasta que desaparecieron.
Zuko olfateó un poco el aire molesto, acercándose más a Sokka y su —según él— horroroso cabello. Donde de manera sin pensar, posó su mejilla y la restregó en el. Sokka alzó una ceja, confundido, gruñendo porque su peinado iba a ser desarmado.

Sin embargo, en un acto extraño, y sin pensar. Zuko había creído que de una u otra manera sus aromas eran fantásticos juntos. Solo de ellos, de nadie más.

Sokka seguía pensando que Zuko era un estúpido.













N/A: Al fin capítulo osí uwu. Acabo de tener una duda, ¿Cuántos años dije que tenían Zuko y Sokka? ;_; la verdad busque y no encontré, y no me acuerdo si lo mencioné :(( si lo hice y lo recuerdan, me avisan u.u

Gracias por leer💕

𝐃 𝐄 𝐒 𝐓 𝐈 𝐍 𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora