47. El mejor cumpleaños, y el peor cumpleaños

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Carum, 2019

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Carum, 2019

Isla

—¿Viniste a buscarnos? —Gaspar se puso de pie con una tranquilidad que me impresionó para la situación. Gerardo negó con la cabeza.

¿Está triste?

—No... yo solo vine a pensar. Y me los encontré —replicó.

—¿Supiste lo de mamá?

—Terminé de hablar con ella unos minutos atrás —respondió, esquivando su mirada. Aunque luego ladeó la cabeza hacia mí. No creía que él había visto la foto, pero me sentí acusada igual. Y tenía toda la razón. No tenía cómo explicarla, sin dejar —al menos sospecha— de que Gastón o yo, sentía algo por el otro.

—Papá, Isla...

—Te vas en dos semanas, pero no por castigarte, Gaspar... —comenzó a decir. Se refregó la cara con ambas manos—. Ustedes —mis hijos— son lo más importante que tengo aunque tú no lo creas. Es verdad, cuando se trata de cariño parezco no tener corazón. Y bueno, quizás...—Sus ojos brillaban. Estaba segura de que con Gaspar presenciábamos algo inédito: Gerardo sucumbiendo ante sentimientos—. No quiero que ninguno sufra. No digo que es tu culpa, Isla. Sin embargo, creo que hay dos de mis hijos enamorados de ti. Entonces lo que haré es que quiero que te vayas con tú madre, Gaspar. Una temporada, o lo que tú quieras, pero al menos intentarlo. Y así, dejar que las cosas entre todos ustedes, fluyan.

Gaspar dio un paso atrás, confundido.

Es que ni la valentía que a veces yo decía tener, me incitó a decirle que lo que afirmaba sobre sus dos hijos no era verdad. Porque había pruebas que aseguraban —y sin ninguna duda— todo lo contrario.

—¿No estás enojado con mamá?

Gerardo meneó la cabeza

—¿Por qué? La amarraron a alguien que no la amaba como debía. Yo me debería haber dado cuenta del daño que le hacía. Se mudará a Los Ángeles así no estaré tan lejos de Gonzalo y podré verlo cuando quiera. Prométeme que lo vas a pensar.

Gaspar carraspeó y luego resopló, resignado.

—Yo...sí. Lo pensaré.

—Pero Gaspar, yo...—Su mirada se dirigió a mí nuevamente y volvió a su hijo—. No te quiero aquí.

Cerré los ojos para contener las ganas de llorar, porque de alguna forma comprendí que no se iba a quedar en Carum y se iba a ir sí o sí. Volví a abrir los ojos, y lo primero que me llamó la atención fue el celular de Gaspar que se iluminaba sobre la tierra por la llegada de nuevos mensajes. Por mi mente pasó la idea de cogerlo y tirarlo lejos, solo para alargar el momento de nosotros.

No dejes que la locura se apodere de ti.

—Hablaré con mamá —musitó. Me perdí bastante de la conversación por estar mirando la pantalla iluminándose.

Estaba escrito - [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora